SOBRE PRIORIDADES Y NECESIDADES

Macri en China: Una lupa para el capítulo de la energía

"Gobernar es una resultante de fijar prioridades", explica el autor. Con los Kirchner, las prioridades no tenían que ver con eficiencia y menos con planificación a mediano y largo plazo. Pero ¿qué sucede con Mauricio Macri? Es una pregunta que surge de su visita a China, y lo explica el autor.

El gobierno presentó como un éxito su avance en China, para financiar 2 centrales nucleares que la Administración Kirchner comprometió con Rusia y China, sin ningún análisis ni sustento.

Siguiendo el mismo método que usó para decidir el Gasoducto del NEA -que ahora descubrimos que no tendrá uso-, la central a carbón de Río Turbio y las represas hidroeléctricas del sur, tal como era costumbre en esa época.

Estas 2 centrales atómicas de 750 y 1.050 KW de potencia estarán operativas en 7 y 9 años; demandarán una inversión de US$ 14.000 millones, y China financiará US$ 12.500 millones, según informan los diarios. Sin aclarar cómo se cubrirá la demanda de todos esos años.

La experiencia indica que el costo y período de construcción de estas centrales -2 variables esenciales-, son inciertas.

Además, hoy la energía solar ya es más barata que la nuclear, y la misma potencia puede obtenerse con aproximadamente US$ 1.800 millones, con certeza de costos y tiempos; y estaría disponible mucho antes.

Con enormes ventajas, ya que la solar es una energía limpia que no deja residuos; mientras las centrales nucleares, una tecnología vieja del Siglo XX -que los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ya no construyen-, producirán 50 toneladas de residuos radiactivos por año; con millones de años de vida media, que significan un grave riesgo para el medio ambiente y la vida de las personas. Y que ni USA ni Rusia pudieron resolver aún dónde depositarlos sin riesgos, pese a los miles de millones de dólares gastados.

Razón por la que, después de Fukushima, Brasil decidió dejar sin efecto la construcción de 4 centrales para 2030, y volcarse a la energía eólica.

Argentina, además de gas, importa uranio por US$ 100 millones por año porque no lo tiene; pero sí tiene 802 Tcf de recursos de gas, suficientes para 400 años.

Su matriz energética depende el 53% del gas, y su generación el 60%; y el gobierno publicita la construcción de 29 centrales térmicas, pero no tiene gas para alimentarlas.

Gobernar es un problema de fijar prioridades.

La Inversión total del publicitado Proyecto YPF-Chevron, es del US$ 15.000 millones en 15 años; y al invertir sólo US$ 1.240 millones en el 1er. año, Loma Campana se convirtió en el 2do yacimiento en importancia del país.

Lo que lleva a la pregunta obligada: para Argentina, ¿es prioridad invertir estos US$ 14.000 millones en estas 2 centrales nucleares, o en Vaca Muerta?



Porque, de hacerlo, prácticamente en 1 a 2 años podemos subir la producción de gas de 115 a 140 millones m3/día (21%); dejar de importar US$ 12.000 millones por año, y de emitir los gases Efecto Invernadero de 1 millón de toneladas de carbón, 3 de fuel oil y 2,5 millones m3/año de gasoil, que quemamos en generación porque falta gas.

Estos son temas centrales a debatir, con espíritu crítico y en ejercicio de la responsabilidad de quienes ejercen el poder; en lugar de limitarse a justificarlo “por la herencia recibida”.

Hasta donde se sabe no hay contratos firmados, y las negociaciones se dan en el marco de Acuerdos-Marco firmados; no se trata de vulnerarlos, ni de afectar las relaciones internacionales que responsablemente se busca preservar; sino de adecuarlos a las necesidades y conveniencia de la Argentina según este nuevo gobierno, respetando el espíritu de cooperación al que nos obligamos.

Sin duda al país le conviene volcar esos US$ 12.500 millones de financiación para producir gas en Vaca Muerta; y contemplar los intereses de China, ofreciéndoles pagarlos con exportaciones de gas futuro, a producir.

Seguir “prolijando” estas decisiones irresponsables del anterior gobierno, ciertamente no es la mejor opción; sobre todo, porque el nuevo gobierno vino con la promesa de “Cambiar la Argentina” e impulsar energías limpias y renovables.

La decisión de construir estas 2 centrales es política; y debe sustentarse en una base técnica sólida y racional.

Hasta donde se sabe, antes del viaje no se había alcanzado el punto de no retorno, y los compromisos no eran “irreversibles” -¿lo son ahora?-, ya que estos procesos son largos, y normalmente implican su Ratificación por el Congreso. Lo que hasta donde sabemos, aún no ha sucedido.

Esta discusión es muy importante, porque con US$ 20.000 millones de inversión en Vaca Muerta por año, en 11 años se extrae toda su riqueza de gas y petróleo; pero en el 1er. a 2do año, la producción de gas subiría de 115 a 140 MM m3/d, y se dejarían de importar US$ 12.000 millones.

E inversamente: ¿qué beneficio se obtiene y qué cambia, enterrando US$ 14.000 millones en 2 centrales nucleares que van a generar dentro de 7 y 9 años, cuando la energía solar cueste la mitad que ahora? ¿Y qué hacemos hasta entonces? ¿Con qué gas alimentamos las 29 centrales que el gobierno construye?

Esta decisión hace al interés nacional, y creemos que aún se está a tiempo y debe revertirse. Cambiando el curso de la negociación, cambiar definitivamente la política energética kirchnerista, que en vez de llevar al país al Progreso, consolida el atraso. Y asignar estos recursos, para financiar la producción de gas en Vaca Muerta.

Creemos que “Sí, se puede”; y hace a la racionalidad económica y energética.

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