TRIUNFO DE PEDRO SÁNCHEZ

El socialismo 'dialoguista' fue derrotado en España

La oposición es oposición, a menos que sus dirigentes obtengan la validación de los militantes para no ser tan oposición. Pero una oposición no puede convertirse en parte de un gobierno sin el aval de los militantes porque eso es traición. En algunas ocasiones -muy pocas- los militantes pueden manifestarse justo cuando está ocurriendo todo. En España, Pedro Sánchez ganó la interna del Partido Socialista Obrero Español con el mandato de ser opositor, y fue castigada Susana Díaz (y sus amigos, que van desde Felipe González a José Luis Rodríguez Zapatero) porque parece casi una extensión del Partido Popular en el gobierno. En nombre de la gobernabilidad, no se puede hacer cualquier cosa. La gobernabilidad no supone que la oposición se convierta en oficialismo, y por eso perdió Díaz.

Los 187.949 militantes socialistas se tomaron la revancha del bochornoso Comité Federal del 01/10/2016 que tumbó a quien era el secretario general, Pedro Sánchez, y de la abstención del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) para que Mariano Rajoy volviera a ser presidente del Gobierno, lo que le convenía al Partido Popular pero no estaba en claro cuál era el beneficio de las ideas socialistas.

En aquella ocasión, los 15 diputados socialistas rompieron la disciplina de voto para no traicionar la palabra dada, según dijeron.

Pedro Sánchez dimitió antes de la votación para no contravenir el mandato del Comité Federal. Aquel 29/10/2016 se convirtió, aún sin saberlo, en el líder de las bases.

Y ahora, las bases se impusieron al aparato. Los militantes del PSOE castigaron a la vieja guardia socialista, a los 'barones', a Susana Díaz y al "PSOE de siempre" que ella pretendía restaurar. El resultado fue inapelable: Sánchez consiguió el 50,21%, Susana Díaz el 39,94% de Díaz, y Patxi López se quedó en el 9,85%.

Como secretario general, Sánchez tiene por delante el reto de unir a un partido fracturado, tras sus 3 peores resultados electorales.

"Vamos y queremos hacer una organización nueva. Vamos a hacer y cumplir con el mandato de las urnas, hacer del PSOE el partido de la izquierda de este país, y mi compromiso sigue siendo firme: unir al partido” fue la primera declaración de Pedro Sánchez sobre las 23:30 en la sede del partido, dirigiéndose a sus partidarios y, sobre todo, a “los millones de progresistas para que sepan que aquí está el partido de la izquierda”.

Sánchez promete "abrir el partido a la militancia". Eso incluye reformar los estatutos para convertir en obligatoria la consulta a las bases para quitar a un secretario general y para ratificar los acuerdos de gobierno.

Los 3 candidatos comparecieron apenas 1 minuto juntos ante cámaras y fotógrafos. La imagen fue muy expresiva respecto a la enorme brecha política y personal que media entre el nuevo secretario general y la presidenta andaluza. Sánchez y Patxi López mantuvieron sus manos unidas de manera efusiva pero la gobernante andaluza apenas si se prestó al trio.

El disgusto era evidente en ella y en sus colaboradores al comprobar que, a pesar de sus esfuerzos, los militantes volvieron a hacer a Sánchez secretario general del partido por 2da. vez en 3 años.

La líder del PSOE andaluz ha perdido las primarias pese a tener de su lado al poder de la estructura tradicional del PSOE (incluyendo a Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero) y, como ejército, a la federación más numerosa (por mucho) de todo el partido. Y a pesar de que el calendario se había diseñado en función de sus intereses, alejando el Congreso de la vista de todos con la intención de que, a estas alturas, nadie se acordara de Sánchez.

De inmediato se conoció que el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, renunció al cargo y seguirá siendo diputado raso. Luego de haber sido colaborador de Pedro Sánchez, su portavoz en el Congreso, se había pasado a las filas de Díaz para conservar su cargo.

Será clave el resultado, el próximo fin de semana, en los congresillos provinciales donde se elige a 1.000 delegados. A diferencia de lo que ocurrió en 2014, y en previsión de una victoria de Susana Díaz, la gestora dispuso que su elección fuera a la semana de las primarias con la clara intención de diluir la posible oposición de Sánchez. Ahora se le puede volver en contra.

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