LA BIBICLETA MONETARIA DEL BCRA TIENE LÍMITE

Las Lebacs podrían ser como el iceberg 'aquel'

Se acercan los comicios de agosto y octubre y el Banco Central viene incubando un stock de deuda de corto plazo con Lebacs que se encamina a superar la base monetaria, condicionado por las urgencias fiscales de fondos que solventen el voluminoso déficit preelectoral. Se habla de financiarlo con un nuevo blanqueo que atraiga a parte del 80% de los recursos de argentinos no exteriorizados en el último, y/o con la constitución de un swap (pase) que alargue los plazos de los vencimientos si la inflación y la demanda de la Tesorería ceden y Federico Sturzenegger lo puede convalidar bajando la tasa de interés, como le reclaman desde el reducto de Marcos Peña. Un economista liberal que defiende a ultranza al titular del BCRA, Javier Milei, advirtió en el programa La Mirada de Roberto García que si el rojo fiscal no afloja, entrará en zona de riesgo su viabilidad de financiamiento.

Las proyecciones que se hacen sobre el stock de Lebacs y pases a fin de 2017 superan las distintas hipótesis de base monetaria para ese momento y plantean una encrucijada que el gobierno, ya conocidos los resultados electorales de octubre, deberá resolver.

La web La Política Online dedujo que el Banco Central apelaría a un swap (pase) para absorber semejante masa que se renueva permanentemente, convirtiéndola en endeudamiento de mediano y largo plazo, y poder así empezar de nuevo en el marco de una expectativa en baja de inflación y una acción decidida de reducción del gasto público.

Se habla de Lebacs colocadas por $1.150 millones y el pago de intereses por tales colocaciones se estima en $167.000 millones. Cuando Federico Sturzenegger asumió al frente del Banco Central, el monto se ubicaba en $300.000 millones, es decir, triplicó ese nivel.

Las deudas del Central por la emisión de estas letras subió en el equivalente a US$ 16.000 millones a partir de enero, es decir que el organismo se endeudó a un ritmo de US$4 .000 millones por mes este año.

En 2016 ofrecieron una rentabilidad del 40% en dólares y en lo que va de 2017 dan el 10%, lo cual constituía un atractivo para los inversores de cualquier tamaño, a falta de alternativas mejores. Salvo este año, cuando el atraso cambiario hizo entrar en competencia al dólar.

A fuerza de sostener las expectativas de inflación que le transmite el mercado, el Banco Central fijó una tasa del 25,5% en las últimas semanas de mayo, a pesar de estar convencidos de que el IPC (índice de precios al consumidor) del mes rondará el 1,8%.

Hasta ahora pudo ir renovando sin problemas los vencimientos y se prevé que al cabo de 2017 habrá acumulado nuevos pasivos en Lebacs por 3 puntos del PBI. Los recientes de $476.000 millones se renovaron en $ 448.000 millones, monto que representa la mitad de la base monetaria.

Como la mayor parte de las nuevas letras que compró por el mercado vencen en 35 y 63 días, implica que en los próximos 2 meses el Banco Central volverá a poner a prueba su capacidad para mantener el atractivo de los pesos.

Todos los indicios apuntan a que no está en los planes del organismo bajar la tasa hasta tanto no se afirme como tendencia una baja real en el IPC, del déficit fiscal y de la deuda pública, ya que el problema inflacionario parece exceder al control de tasas de corto plazo. Evidentemente, hay sobrante monetario persistente, y el gran tomador y redistribuidor es el fisco.

El 2do déficit más grande de la historia

Mientras todos los análisis apuntan a especular con lo que hará el Banco Central a fin de año para conciliar un endeudamiento que supera la base monetaria, el polémico economista liberal, un cruzado de la solvencia de Federico Sturzenegger, Javier Milei, dio la voz de alarma en el programa La Mirada, del 22/05, que conduce el periodista Roberto García: “Estamos en presencia del 2do. déficit fiscal más grande de la historia”.

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Javier Milei en La Mirada

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Comparó: “Vamos a 8 puntos del PBI a nivel Nación (incluidos los intereses de la deuda), más 2 de provincias más 2 del BCRA; son 12 puntos”; y advierte: El Rodrigazo estalló con 14, la tablita en el ´82 estalló con 11. La hiper de Alfonsín del 89 con 8; la convertibilidad con 7. Cuando se corte el financiamiento, ¡iceberg allá vamos!”.

Y redobló la apuesta: “Marcos Peña diría, 'Dale, dale que lo rompemos', pero en ninguna de las versiones de Titanic que yo vi el barco rompe la masa de hielo”, sostuvo.

El autor del libro “Maquinita infleta y devaluta” acomete contra un tridente en la Casa Rosada, que señala con nombres y apellidos: el propio Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. “Tiene la cabeza podrida de keynesianismo, y en lugar de ayudar a Federico Sturzenegger a controlar la inflación, patea en contra. Es como querer salvarte del descenso haciéndote goles en contra”.

Es lapidario con el que denomina tridente: “Están haciendo un desastre fiscal”. Afirma que la Rosada ve todo mal en el funcionamiento de la economía. “Una de las apuestas de Sturze desde el comienzo fue estabilizar sin anclar el tipo de cambio, porque aparte no tenía reservas. Y en un shock como el de Brasil, teniendo un tipo de cambio fijo con la salida de los capitales se achicaría la cantidad de dinero lo que contrae la demanda agregada y genera una caída de la actividad y el empleo. Pero con la política de Sturzenegger sufre menos el nivel de actividad”, aduce.

En la defensa que ensaya del titular del Banco Central, pese a aclarar que no comparte con él su neokeynesianismo en lo fiscal y monetarismo no monetario, aduce que está operando 3 regímenes en simultáneo, ya que “la política monetaria actúa con un rezago de 18 meses y recién para mitad de año se estará limpiando el desastre que dejó el impresentable de Vanoli. Después funciona la etapa de Sturze desde que asume a octubre, cuando controlaba agregados monetarios, y después la parte que inició el inflexion target”.

Ratifica que “la inflación es un fenómeno monetario. Cuando tomás anualizada la del primer semestre del 2016 estaba en el 60% y en la 2da parte bajó a 20%, un tercio menos. Hoy está en torno del 28% y con un tercio irías a menos del 9%. Para llegar a la meta tendría que alcanzar el 0,9% y se podría ir a niveles de 0,7%, ya terminada la limpieza del desastre que dejó Vanoli y la entrada de la política que siguió a la regularización externa, pero además porque en el 2do semestre se genera menos inflación que en el 1ro”.

Le abre un crédito a la factibilidad de que logre la meta y califica a quienes lo critican de burros. “Los que piden que estimule la demanda se equivocan, ningún país crece al 28% anual o sea que toda la rosca que le des a la demanda va a precios. Bajar la inflación tiene efectos muy positivos, por tratarse de un impuesto al pobre golpea sobre los sectores más vulnerables, entre 10 y 15 veces más que a los que más tienen”, sostiene.

Justifica su aseveración de que no es aplicable el gradualismo, ya que requeriría de 10 años de ajuste a razón de 1 punto del crecimiento para nivelar la relación deuda/ producto en el 75% del PBI, cuando a los emergentes en 55 puntos les cortan el chorro. “Con esta presión fiscal somos inviables porque difícilmente podamos crecer más que el 1%, con lo cual necesitás 14 años de ajuste para estabilizar la relación deuda/ producto en torno del 95%, para lo cual el financiamiento ya no correría”, sentenció.

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