POLÉMICA COFUNDADORA DE CAMBIEMOS

El reino de Carrió (un tábano y un Borbón recargado)

"(...) La Carrió se hace escuchar. Debemos preguntarnos si es útil a la República escuchar a la Carrió. Se oye su voz. Eso no quiere decir que construya, sostenga, acreciente la seguridad de un gobierno, de un sistema, de un proyecto. Todo OK hasta el momento que dice 'soy parte del gobierno'. En ése instante la Carrió es, prima facie, destituyente (...)", afirma 'el Bigote' Acosta.

ROSARIO. Algunas cuestiones deben reformularse. En los años que van desde 1994 a la fecha, esto es: 2017, el crecimiento público de Elisa Carrió ha sido notorio, muy notorio. Analicemos si nos sirve como República una personalidad, un actor socio político de esas características.

Debería, para el análisis público, alcanzarnos con estos datos personales: Elisa María Avelina Carrió (Resistencia, 26 de diciembre de 1956), más conocida como Lilita Carrió, es una abogada, ex fiscal de Estado, catedrática universitaria y dirigente política. Nunca como en ella la definición de tábano sobre noble caballo. Nunca, que se sepa, ese tábano sirvió para que el caballo concluyese su tarea. Es sólo una metáfora griega sobre caballos y tábanos.

(En 1921, Natalio Botana cambió la frase que hasta entonces se incluía bajo el logotipo de Crítica: “Diario ilustrado de la noche, impersonal e independiente”, por la leyenda: “Dios me puso sobre la ciudad como a un tábano sobre un noble caballo, para picarlo y tenerlo despierto. Sócrates”).

Es cierto que aquella interpretación platónica sobre el discurso socrático es pasible de lecturas y relecturas, pero llevado al punto de la política del siglo XX y estos remesones que llegan hasta el siglo XXI, la señora Carrió adquirió definitivamente su personalidad revoloteando sobre el noble caballo porteño. Con uso y abuso de sus medios de comunicación.

Tal como advertía Sócrates, la señora Carrió pone nerviosos a los ciudadanos. También es cierto que enamora a muchos. Parecidos y diferentes, sus enamorados políticos acompañan hasta que encuentran un lugar propio bajo el sol. También cuando en la balanza pesa mas el cansancio de sostenerla que la posibilidad de crecimiento. La Carrió es una materia práctica de muchos aprendices de políticos radicales y/o radicales.



No es cuestión de listados pero su trayectoria, que siempre concurre hacia la soledad, es la que indica la característica principal. Hay una incapacidad manifiesta por el trabajo grupal. Citemos a Juan Perón: “Lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie”. Carrió no es peronista; es evidente que ella no se siente incluída en trabajo colectivo alguno que no sea específicamente suyo. Ni eso es suficiente. Es una “deconstructora” escapada del lingüista Ferdinand de Saussure. Trabaja para quedarse sola o mejor: no quiere arreglar nada entre todos.

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La Carrió no participa del trabajo colectivo en ningún caso. Es un eje excéntrico y quien quiera que sepa de física elemental advertirá que la excentricidad como eje no es útil al equilibrio. La Carrió desequilibra los acuerdos, proyectos, pactos y objetivos.

En el 2014 escribí lo siguiente: “(...) Si asumimos que el destino de la señora Carrió es la soledad podremos trabajar mejor un cuerpo colectivo que nos saque de esta situación. Repetir a Cristina en segundas nupcias populares, siguiendo a la Carrió, puede convertirse en un problema irremediable para el país. Más y más de lo mismo. La Carrió es la segunda versión de CFK. Escaparse del ego que las sostiene es imposible. Caerían desde muy alto (...)”.



Si aceptamos que algunos nombres se los llevó el tiempo este otro párafo soluciona el tema: "(...) En este año de 2014 algunos de sus aliados deberán decidir qué hacer con su presencia, sus discursos, su intromisión sobre el trabajo grupal. (Pablo) Javkin y (Carlos) Comi en Rosario. (Hermes) Binner en el plano nacional. (Rubén) Giustiniani, que fue su compañero en un binomio presidencial. Pino Solanas. El radicalismo en pleno, desde (Julio) Cobos y su condición de doble agente hasta la línea media: (Gerardo) Morales, (Ernesto) Sanz, (Oscar) Aguad. La (Margarita) Stolbizer, el hijo de Alfonsin. Ni (Mauricio) Macri se salva de resolver qué hacer con ella. (...)".

El Principito de Antoine de Saint-Exupéry era simpático y tierno y sostenía la invisibilidad de lo esencial, pero dejaba en claro que era un niño caprichoso que solo seguía sus designios. Metáforas de un mundo, nunca el mundo real. Aluciones a la belleza, nunca a la cotidianeidad. Lo cotidiano es ineludible e irrenunciable.

La Carrió es una principita chaqueña que desea un planeta de un día de órbita y el poder absoluto. Ella sería feliz con una varita mágica.

Algunas cuestiones, miradas desde otro sitio parecen posibles. Un programa de televisión por cable que de 2,5% trepe a 6,7% de rating por su sola presencia es una decisión aconsejable de los productores. El rating no es el proyecto de país que precisamos, pero muchos precisan el rating. En televisión abierta alcanzan los programas los 2 dígitos cuando aparece. No más. Suficiente.

Puestos en otro lugar, el del análisis mediático, es visible que la Carrió es una actora visceral. Un buen ejemplo sería comparar sus intervenciones con las de Beatriz Sarlo, ensayista pos moderna con conceptos muchos mas serios. Los programas de análisis político no logran superar cifras mínimas con una actora socio político (la Sarlo) de consistencia y ferocidad intelectual notoriamente mas sólida.

Las alusiones, críticas y vivisecciones, tanto de CFK como de MM, de parte de la Sarlo no obtienen esa adhesión masiva que la Carrió consigue. “Carniceras despellejadoras” las dos, ambas en TV, ambas en los medios, ambas aclarando que no serán gobierno, las dos señoras gobiernan diciendo improperios bien fundados pero una doblega la aguja de audiencia y la otra no. Ni siquiera es cuestión de fundamentos, es cuestión de actuación. La Carrió es una actriz fundamental. La Sarlo un fracaso. Cantando, Lilita sería una “prima donna”.

Es imposible el ocultamiento: la Carrió se hace escuchar. Debemos preguntarnos si es útil a la República escuchar a la Carrió. Se oye su voz. Eso no quiere decir que construya, sostenga, acreciente la seguridad de un gobierno, de un sistema, de un proyecto. Todo OK hasta el momento que dice soy parte del gobierno. En ése instante la Carrió es, prima facie, destituyente.

En los deportes colectivos no tendría solución su presencia porque se insiste: el trabajo colectivo necesita sumatorias, no actuaciones solitarias. En los deportes individuales (tenis, golf) el problema de la Carrió sería mas profundo: las mism  

Las reglas para todos no es lo suyo.

La Carrió tiene un problema con cualquier juego porque tiene un problema sin solución con las reglas del juego.

Estamos hablando de la jefa espiritual del PRO-Cambiemos. Disputa la corona de primer mujer Cambiemos con Gabriela Michetti y la actual campeona: María Eugenia Vidal. Es peligrosa la situación de las dos señoras mencionadas. Recordemos que Elisa ha juzgado a Alfonsín y al Papa Francisco. Recordemos varias cosas, primero aquella historia de los Luises, hubo un Luis (XIV) que decía "El Estado soy yo"; y otro que gobernaba y le importaba tan poco lo que pasase después que decía "Después de mi el diluvio" (Luis XV).

La Carrió es como los dos Borbones, es una Borbón recargada. Ella dice "El Estado soy yo", y también dice "Después de mi el diluvio".

He dicho -voy a repetirlo- que no la votaría nunca a Cristina Elisabet Fernández excepto en una sola posición electoral, si es un ballotage entre ella y Lilita Carrio; en ése caso prefiero la monarquía berreta de CFK y no el absolutismo soberbio de la Carrio. Cristina es intrínsecamente corrupta y mentirosa, tengo esa íntima convicción, y no lo oculta. Cristina es una iletrada como yo, que pretende saber, y uno se siente más cerca, no hace falta mirar dos veces para saber que miente, con la Carrió si. Parece una diosa jacobina, no lo es. Los santurrones alejan de los dioses. Reluce, pero no es oro.

“(...) No os pongáis nerviosos, atenienses, y dejad de alborotar, por favor, como os he repetido tantas veces, para que podáis escucharme, pues sigo convencido de que os beneficiaréis si no me interrumpís (...)”

“(...) Porque, si me matáis, difícilmente encontraréis otro hombre como yo, a quien el dios ha puesto sobre la ciudad, aunque el símil parezca ridículo, como el tábano que se posa sobre el caballo, remolón, pero noble y fuerte, que necesita un aguijón para arrearle. Así, creo que he sido colocado sobre esta ciudad por orden del dios para teneros alerta y corregiros, sin dejar de estimular a nadie, deambulando todo el día por calles y plazas (...)”

Si se lee en el siglo XXI esto, copiado de la apología de Sócrates, es fácil atender, entender, participar de la predestinación. La señora Carrió cumple un mandato divino, socrático o similar. Ella está puesta en estas pampas para eso. Es el aguijón que precisa la sociedad. Está claro que nadie pondría a un tábano a dirigir la ciudad, así se trate de una ciudad de nobles caballos. Falta China Zorrilla y el aviso de caña Legui:”¿(...) para que le habrán puesto caballos (...)?”.

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