29 Y 20 DE MAYO DE 1969

Recordando un mito argentino: el Cordobazo

Mucho mito sobre el Cordobazo. Y escaso debate sereno sobre sus motivos y consecuencias. Lo único concreto fue que hirió de muerte a la primera etapa de la Revolución Argentina, que encabezaba Juan Carlos Onganía. Y entró en la historia como una referencia inevitable de las rebeliones populares. Pero no ayudó a construir nada nuevo.

Hay distintos recuerdos sobre lo que fue el Cordobazo, que ocurrió hace 48 años.

"(...) Nunca olvidaré el estupor y el miedo que infundían las columnas de violentos que avanzaban incontenibles, sembrando a su paso fuego y destrucción. Ni a los francotiradores que, estratégicamente apostados en los techos, desataron una infernal ruleta rusa en la que cualquiera podía ser víctima casual. Nada quedó librado al azar en aquel asalto masivo contra la ciudad planeado de manera cuidadosa. Poco hubo de espontáneo en el Cordobazo, y mucho de estrategia del terror por entonces naciente.

Me pregunto si habrá alguna otra ciudad en el mundo que, año tras año, celebre con algarabía el aniversario de su destrucción.

Córdoba fue incendiada, destruida, asolada, humillada, por un grupo de bárbaros que tenían dirigentes y estrategas.

No fue una insurrección popular. Había un gobierno de facto que no tenía, ciertamente, argumentos para autojustificarse. Pero el Cordobazo fue la eclosión de un virus –el germen de la ideología y la pedagogía del terror– que había anidado en el cuerpo social de la Argentina. Ese virus oportunista, encontró, para detonar, una circunstancia aparentemente justificante –la existencia de un gobierno no democrático– pero, luego de contaminar a todo el país, siguió flagelándolo durante el imperio de gobiernos constitucionales. (...)".

Asume Juan Carlos Onganía, quien pretendía ser eterno

En cuanto a la versión idílica, basta con leer Wikipedia.

Más interesante la que brindó el diario Clarín tiempo atrás:

"En los días previos la Parrilla "El Manantial", propiedad del recordado periodista Sergio Villarruel, fue escenario de largas sobremesas de las que participaban gremialistas y el abogado laboralista Lucio Garzón Maceda. Allí se "cocinó" gran parte del cordobazo.

Uno de los líderes de la rebelión dijo que quienes sostuvieron que fue una reacción espontánea, son la derecha y la ultraizquierda políticas: "La primera ignorando que el general Lanusse algo se esperaba, y la segunda porque no comprendió lo que estaba pasando y justificó su ausencia con la idea de la espontaneidad".

 

A propósito de ausencias, tampoco es verdad que el clasista René Salamanca haya tenido protagonismo en el Cordobazo. En esa época los gremios SITRAC y SITRAM, que él lideró posteriormente, tenían conducciones propatronales que ni siquiera adhirieron al paro dispuesto para ese 29 de mayo. Los obreros de Cóncord y de Materfer, nucleados en esos sindicatos, dejaron las fábricas a eso de las 15 por disposición de la empresa ante los hechos que estaban ocurriendo.El número de muertos es quizás la cuestión más errónea que se ha difundido. Según quien lo haga, se habla de 14, de decenas, de 60, de casi un centenar. Pero los comprobables sólo fueron 4.

Otra de las distorsiones frecuentes que se observan es la idea de que se trató de un enfrentamiento armado entre manifestantes y las fuerzas represivas. La realidad no fue así. Las columnas de obreros que abandonaron las fábricas, engrosadas por los estudiantes que se sumaron, no llevaban armas de fuego. Los bolsillos de los mamelucos de muchos trabajadores venían sí cargados, pero de tornillos, tuercas y bulones, que servían como proyectiles de gomeras. Los jóvenes universitarios aportaron las bombas molotov para incendiar automóviles, colectivos y locales comerciales, pero recién después del mediodía, cuando la ciudad ya era un caos por el retroceso forzado de la Policía. Las pocas armas y de bajo calibre que accionaron civiles recién aparecieron por la noche, en manos de francotiradores instalados en las terrazas de algunos edificios. Desde allí, hostigaron por varias horas a las patrullas de soldados."

Versión K/Encuentro del Cordobazo

El relato

El ' Cordobazo' fue una rebelión sindical, a la que luego se sumaron estudiantes universitarios.

Del lado gremial, Elpidio Torres y Atilio López, secretarios generalesde los sindicatos SMATA (mecánicos) y Unión Tranviarios Automotor (UTA), integrantes de la Confederación General del Trabajo; y Agustín Tosco, representante gremial de Luz y Fuerza. 'El Gringo' se definía como marxista independiente, aunque poseía vínculos con el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores, ala política del Ejército Revolucionario del Pueblo, marxismo trotskysta) y principalmente con el Partido Comunista (marxismo leninista), haciendo de vínculo entre ambos partidos.

Es evidente que el Cordobazo debilitó a Juan Carlos Onganía, por entonces el jefe absoluto de la Revolución Argentina.

Onganía asumió en 1966, luego de que la Revolución Argentina derrocara a Arturo Illia.

En mayo de 1969, Onganía firmó un decreto derogando los regímenes especiales sobre el descanso del sábado inglés en Mendoza, San Juan, Tucumán y Córdoba. Al mismo tiempo anunció el congelamiento de los convenios colectivos de trabajo (paritarias) y de los salarios.

Fue el inicio de la movilización conjunta de obreros y estudiantes.

El 15/05/1969 fue asesinado Juan José Cabral en una protesta estudiantil en la ciudad de Corrientes, y ocurrió el Correntinazo.

El 16/05/1969, en otra marcha estudiantil pero en Rosario, en repudio al asesinato de Cabral, fue asesinado el estudiante Luis Norberto Blanco, generando el 1er. Rosariazo y movilizaciones de protesta en todo el país, incluyendo Córdoba, donde se realizó una huelga estudiantil, violentamente reprimida, y la toma del barrio estudiantil de Alberdi, el 23/05/1969.

6 días después comenzó el Cordobazo. Ante la magnitud de la movilización, Onganía ordenó que las FF.AA. se hicieran cargo de la represión.

"El Cordobazo me cambió la vida"

Los empresarios de la Confederación General Económica (cuyo líder José Ber Gelbard, coqueteaba con Juan Perón y Ricardo Balbín) y el sindicalismo participacionista y vandorista explicaron el Cordobazo como el resultado de la aplicación de una política económica y social liberal que, no contemplaba los costos sociales.

Para los sectores liberales más tradicionales, el Cordobazo fue un freno al modelo económico que simbolizaba Adalbert Krieger Vasena (AKV) como ministro de Economía.

Precisamente el Cordobazo provocó varias renuncias en el gabinete de Onganía: se marcharon el general Francisco Imaz, ministro de Interior y hombre de confianza de Onganía, y el ministro Krieger Vasena.

Después del Cordobazo, el 30/06/1969, el gobierno declaró el estado de sitio en todo el país.

El secuestro (en mayo de 1970) y asesinato (en junio de 1970) del ex presidente Pedro Eugenio de Aramburu, fue el capítulo siguiente.

El 08/06/1970, la Junta de Comandantes dio a conocer un comunicado en el que anunciaba que "las Fuerzas Armadas no estaban dispuestas a otorgar un cheque en blanco al Poder Ejecutivo Nacional". Esa noche, Onganía presentó su renuncia.

Cordobazo, otro relato del mito

La izquierda

En los escritos de la izquierda se afirmaba que tanto en Rosario como en Córdoba había estado ausente una dirección que orientara y organizara a las masas para dirigirlas a una insurrección que derrotara al régimen.

La elaboración giraba en plantear la imperiosa exigencia de forjar un gran partido de la vanguardia obrera y estudiantil, que lograse superar la inexperiencia, espontaneidad y desorganización del activismo.

Para muchos un análisis simplista de la situación, en especial una ignorancia adrede de las limitaciones existentes en la propia conciencia de las masas (donde el peso de la ideología peronista resultaba decisivo).

No obstante, hoy resulta evidente que el ascenso iniciado en 1969 fue muy superior a lo previsto por todos los actores.

El Cordobazo

Los documentos definían a la situación como “prerrevolucionaria”, tomando en consideración el contexto de inestabilidad y “ruptura del equilibrio burgués en todos los terrenos” que dominaba la escena nacional con el Cordobazo:

* crisis de la dictadura,

* renovada actitud opositora de la pequeña-burguesía;

* disposición a la lucha demostrada por el movimiento obrero en las huelgas generales del 15, 29 y 30 de mayo; y

* la emergencia de una vanguardia estudiantil y obrera antidictatorial, con tendencias a asumir posiciones revolucionarias.

Pero la revolución no ocurrió. El peronismo no murió sino que se fragmentó, en medio de la violencia activista o militante.

Es cierto que la crisis que arrastró el gobierno de Onganía durante todo el año siguiente al Cordobazo, producto de la acción combinada de la lucha obrera y popular y de las propias contradicciones que afectaron a la economía y al sistema político, condujo al desenlace de junio de 1970: el reemplazo de Onganía por Roberto Marcelo Levingston, quien gestionó la dictadura durante 9 meses, hasta marzo de 1971, cuando llegó Alejandro Agustín Lanusse.

Y así se llegó al regreso de Juan Perón, José López Rega, Mario Eduardo Firmenich, Jorge Manuel Osinde, Héctor J. Cámpora y María Estela Martínez de Perón.

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