VENDIÓ J&F

Topper y Havaianas cambiaron de manos por US$ 1.091 millones

El grupo brasileño J&F, controlador del gigante cárnico JBS, cerró un acuerdo con la gestora de recursos Cambuhy y el fondo Itausa, controlador del banco privado Itaú, para la venta de Alpargatas, empresa que fabrica las populares sandalias de goma Havaianas, informó la compañía en un comunicado al mercado.

Un acuerdo por un valor de 3.500 millones de reales (US$ 1.091 millones) le permitirá a

> Cambuhy, propiedad de la familia Moreira Sales;

> la administradora de bienes Brasil Warrant; y

> el fondo Itausa

asumir el control de Alpargatas, si lo aprueban las autoridades reguladores, según el comunicado divulgado este miércoles.

El grupo brasilero J&F tiene una participación del 86% de Alpargatas, a su vez propietaria de las marcas Havaianas, Osklen, la deportiva Topper y que fabrica en Brasil productos deportivos de la japonesa Mizuno.

El negocio contó con la asesoría de la división de inversiones del banco privado Bradesco y el bufete de abogados Bichara y, según comunicó Alpargatas, “los compradores declararon que el objetivo de la operación es la diversificación de sus portafolios de negocios invertido”.

J&F controla JBS, implicado en una trama de corrupción que salpica al presidente de Brasil, Michel Temer, y compró en 2015 el control de Alpargatas a la constructora Camargo Correa, otra investigada por sobornos pagados a Petrobras, hasta 2.667 millones de reales (US$ 808 millones).

El grupo J&F está controlado por los hermanos Batista, quienes recientemente confesaron ante las autoridades haber pagado sobornos durante años a centenares de políticos, entre ellos el presidente Temer.

En medio del escándalo, J&F anunció la puesta en marcha de un programa de venta de activos con el que espera recaudar 6.000 millones de reales (US$ 1.800 millones), con el fin de aumentar la liquidez para saldar deudas y mantenerse en un mercado que le cerró el acceso a créditos por los casos de corrupción. De todos modos, para resultar precisos, el gran problema de J&F es su dependencia de la financiación provista por el estatal BNDES, que luego de las denuncias se le ha cerrado, probablemente por orden de Temer.

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