GRABOIS-LANATA-GRABOIS

¿Y si Lanata hubiera dicho "Vayámos a la mierda"?

La marginalidad se ha politizado en exceso en la Argentina. Probablemente sea uno de los motivos por los que no hay logros al respecto sino que empeora a diario. Y la pobreza se manipula tal como los operativos para atender a la gente en situación de calle, que no es rescatada sino que se le deja un plato de comida ("Mucha gente prefiere seguir en la calle", llegan a decir algunos comunicadores con una impunidad llamativa, sin mirar las cuestiones de fondo). En el caso del 'Polaquito', se mezcló el año electoral, la necesidad de rating y las ideologías, también sin resolverse nada de fondo. A propósito, esta columna:

La Argentina es el país de la desmesura, también de la grosería. Mejor sería decir “somos desmesurados y groseros” como gente o sociedad.

Partiendo de “nosotros”, la sociedad es una comunidad nosística, es bueno pensar sobre nuestros comportamientos, nuestras acciones y reacciones y no caer en aquella vulgaridad, de que uno es distinto a todos los demás.

Ese cruce que no se puede llamar “diálogo” que la RAE define así: “Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos” fue una expresión cabal de la grieta que nos separa como sociedad.

También marca nuestro nivel cultural, algo diferente al nivel intelectual de cada uno, o su nivel de entendimiento, si se prefiere.

La grieta que padecemos como una suerte de neurosis colectiva e individual, no es entre los “K” y “los otros”, no es entre los distintos “antis”, que decimos defender, no es entre “honestos” y “corruptos”, no es entre “inocentes” y “culpables”, la grieta es nuestra incapacidad para “dialogar”.

Esto es lo que expresaron “Lanata y Grabois” en su desafortunado y a la vez significativo cruce radial, una suerte de método “Ollendorf” periodístico en el que los dichos de cada uno poco o nada tenían que ver con lo que era materia de conversación.

Jorge Lanata, mas de una vez respondía, recurriendo a hechos que no tenían que ver con el tema de la conversación que era ese pobre chico llamado “el Polaquito”, ya definido en las redes como “el asesino y ladrón de 12 años”, luego de lo visto en PPT. Se refirió a los abusos de la Iglesia Católica, o a la relación entre Grabois y el papa Francisco, como método para descalificarlo, cuando el tema era o debía ser el “drama” de la pobreza, ejemplificado en ese adolescente, que se drogaba desde los 8 años, tal como declaró su madre, y el propio Grabois.

Grabois, si bien supo mantener su línea, también recurrió a expresiones de dudoso buen gusto.

Lo cierto es que ese cruce, fue una expresión de una conversación que no tenía pies ni cabeza, tal como era el método Ollendorf para enseñar idiomas.

En todo caso el tema abordado, según mi modo de ver imprudentemente en PPT, de “el Polaquito”, era otro que definiría como las miserias de la pobreza, aclarando que también la riqueza tiene sus miserias.

Me pareció obvio que “el Polaquito” fantaseaba cuando dijo que había matado o que tenían tal tipo de arma o el modo en que se drogaba mas allá que hubiera robado y se drogase.

Lo que yo suponía, luego de lo visto, que el Estado -nacional o provincial o municipal- se habría ocupado de ese jovencito.

Se ocuparon las redes sociales para calificarlo como “asesino y ladrón”… y el diálogo terminó convincentemente con una mandada a la mierda… pero ¿a quien o a quienes Lanata mandó a la mierda…?

En su lugar quizás hubiera dicho “vayámonos a la mierda”, hubiera sido mas honesto…

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