CEFERINO REATO

Últimas imágenes de Néstor muerto

"Salvo que me muera antes - El día que murió Kirchner - La noche que nació el cristinismo" (Sudamericana, 2017, 412 pag.) es el nuevo libro de Ceferino Reato, lanzado a intentar conocer qué sucedió realmente en El Calafate (Santa Cruz) aquel 27/10/2010, cuando enviudó Cristina Fernández de Kirchner, quien era Presidenta de la Nación pero no era la líder del kirchnerismo.

Meticuloso trabajo, precisa investigación, abundante documentación de Ceferino Reato para reconstruir el rompecabezas de la transición del kirchnerismo al cristinismo, tal como él afirma. Podría decirse del Frente para la Victoria/Partido Justicialista a Unidad Ciudadana. Aquí 11 breves fragmentos que intentan brindar una idea de dónde se aventuró el autor:

1. "(...) Una de las hipótesis de este libro es que con la muerte de Kirchner terminó el kirchnerismo: nació algo nuevo, diferente, aunque derivado de esa etapa anterior: el cristinismo. Dos corrientes dentro del peronismo, pero con matices distintos. (...)".


2. "(...) En contraste con el poderío y la riqueza del paciente, el cuidado de su gastado corazón era muy precario: Alen González no era cardiólogo sino especialista en cabeza y cuello, y ni siquiera contaba con un desfibrilador -un aparato portágil para revertir las arritmias cardíacas más comunes-, que en enero de 2017, cuando este capítulo estaba siendo escrito, costaba entre 24 mil y 60 mil pesos. Y era el único integrante de la Unidad Médica Presidencial que esa semana había viajado al sur con los Kirchner, primero a Río Gallegos y luego a El Calafate. (...)".

3. "(...) "Creo que eso es lo que más me llamó la atención y lo que aún hoy llama la atención a todo el mundo: en la casa no tenían nada de nada; el monitor era solo eso, un monitor para registrar si había o no actividad cardíaca. No tenían posibilidad de hacerle una desfibrilación o una cardioversión", sostiene Cirille. (...)".


4. "(...) Delgado, de barba, nacido en La Plata aunque patagón desde hacía casi veinte años, Cirille recuerda que Alen González le contó que Kirchner despertó con un fuerte dolor en el pecho y con signos de falta de aire; que intentó pararse al borde de la cama, pero se desvaneció y rozó con la frente el borde de la mesita de luz antes de caer pesadamente al suelo. (...)".

¿Por qué a cajón cerrado?

5. "(...) En la Guardia, algunos funcionarios municipales y políticos locales que ya se habían enterado de la novedad pedían más detalles a los asistentes de los Kirchner. Ninguno de ellos pudo entrar en el shock room, un espacio lógicamente reservado a médicos y enfermeros. Solo ingresó la Presidenta; detrás de la camilla, acompañando a su marido. ¿Quién se iba a atrever a decirle que se retirara?". (...)".


6."(...) Tal vez por una cuestión de género, Pérez era quien se acercaba dónde estaba la Presidenta, se sentaba también en el suelo y le informaba lo que sucedía.

-Doctora, lo intubé y estamos haciendo todas las maniobras que indica el protocolo para estos casos -le dijo una vez que terminó de conectar el tubo de plástico inflexible al respirador.

Quienes la vieron en aquellos momentos cruciales recuerdan que Cristina estaba conmovida y muy pendiente de la tarea de los médicos y los enfermeros, pero sin perder la calma ni el control. "No la escuché llorar; no dijo nada, por lo menos en voz alta; se la veía triste, sí, pero tranquila", confía un enfermero. (...)".

Chávez asiste a funeral de Kirchner en Buenos Aires

7. "(...) Los médicos y enfermeros enfilaban hacia la salida cuando Rudy Ulloa entró a los gritos. No era solo una persona de total confianza de Kirchner; también funcionaba como puntero político mayorista y empresario de medios periodísticos ultra K. Un hombre de pelea, el jefe del grupo de choque de Kirchner en Río Gallegos, un 'lupinero' de la primera hora, casi un hermano menor para el ex presidente.

-¿Cómo es que nadie está haciendo nada? ¡Vamos, reanímenlo! ¡No sean tan hijos de puta! -les ordenó.

-¡Pará de gritar, loco! Fui yo quien les dio la orden; ya no hay nada que hacer. ¡Y mandate a mudar de acá! -lo cruzó Cristina Kirchner, que nunca le tuvo mucho aprecio, al igual que a otros miembros del círculo íntimo de su marido.

Ulloa agachó la cabeza y salió junto con los médicos enfermeros. (...)".


8. "(...) Durante todo el velatorio, el funebrero Walter Yosver permaneció, discreto, en el parque de la residencia de los Kirchner, aunque entraba cada cierto tiempo por si necesitaban su ayuda como responsable del servicio fúnebre.

En una de esas irrupciones, vio que la hermana y ministra, Alicia Kirchner, secaba, preocupada, el rostro de su hermano, que estaba perdiendo líquidos.

-Permítame, señora -le dijo, y puso un par de algodoncitos en la nariz de Néstor. También le limpió la boca y el montón.

Alicia permaneció todo el velatorio pegada al cajón de su hermano; Cristina también estuvo mucho tiempo al lado de su compañero, aunque a veces se alejaba por un rato. Por ejemplo, cuando se ponía a llorar; en esos casos su hijo varón, Máximo, su adorado Oso, la abrazaba (...)".

Ceferino Reato "cómo murió Néstor Kirchner"

9. "(...) A las ocho y media, cuando estaba oscureciendo, el doctor Buonomo llamó al funebrero.

-Cerrá el cajón.

-¿Van a Buenos Aires?

-Sí.

-Doctor, necesito saber a qué hora se van a ir.

-A las dos de la mañana.

Yosver recuerda: "Me pareció lógico que cerraran el cajón. Hay un protocolo de salubridad de alcance internacional que indica que, cuando un cuerpo es trasladado en avión, tiene que ir cerrado; es decir, soldado porque, adentro del ataúd de maera, hay otro cofre, que es de metal. Va soldado también para que el cuerpo no despida olores". (...)

"El cuerpo no estaba en condiciones de ser velado más tiempo a cajón abierto. Lo que hicieron fue lo más atinado", asegura. Y agrega: "En una época se usaba una lámina de vidrio que permitía ver el rostro de la persona fallecida, pero eso ahora está prohibido porque el vidrio es frágil y se puede romper en el traslado". (...)".

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10. "(...) Llegó el momento de la prueba tan temida: Yosver retiró la almohadilla para bajar la cabeza del ex presidente y comprobó que el cuerpo no entraba: sobraban unos centímetros. Fernández, Ulloa y Barreiro se miraron preocupados. Pero Yosver le sacó los mocasines Gucci y ahí sí el cuerpo se deslizó dentro del espacio del ataúd. El funebrero colocó los zapatos uno a cada lado de las piernas.

"Yo sabía desde el principio que iba a entrar bien, justo pero bien: Néstor medía un metro con noventa centímetros, y el féretro, uno con noventa y tres. Lo que pasaba era que los tacos de los zapatos molestaban", cuenta ahora. (...)".

 

11.  "(...) "Déjenme un segundo", les ordenó a quienes lo acompañaban: Carlos López y Flavio Riquelme, sus colaboradores de mayor confianza, y Javier Grosman, el organizador del velatorio público en la Casa Rosada.

Parrilli apoyó una mano en el cajón, y habló en voz alta y lloró sin consuelo durante diez minutos.

Acto seguido, se acercó a Grosman y le informó los nombres de las personas elegidas por la Presidenta para que tomaran las manijas del féretro cubierto por la bandera argentina y lo llevaran hasta la explanada de la Casa Rosada.

Los elegidos fueron: Máximo Kirchner; el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini; Parrilli, y el empresario Sebastián Eskenazi, que era el CEO de YPF, la mayor compañía del país. (...)".

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