DÍA DEL INMIGRANTE

Argentina, el hogar del Mundo (todavía)

Desde hace 68 años el 04/09 es el Día del Inmigrante. Fue una iniciativa del entonces presidente Juan Domingo Perón, mediante el Decreto Nº 21.430, para recordar el arribo de los inmigrantes a la Argentina.

Para conocer la historia hay que remontarse al siglo 19: la llegada de los inmigrantes es consecuencia de la disposición dictada por el 1er. Triunvirato el 04/09/1812, que ofrecía “su inmediata protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio” (de las Provincias Unidas).

Hasta 1840, las Provincias Unidas, luego Confederación, hoy día República, tenía una fragilidad considerable: mucho territorio y poca población. Esta situación provocó el interés por los inmigrantes.

Sin embargo quien mejor definida tuvo la estrategia correcta inmigratoria fue Domingo Faustino Sarmiento, cuando imaginó una corriente de inmigrantes suizos, italianos del norte y alemanes que permitiría introducir mano de obra con ciertas habilidades y valores que consideraba compatible con su anhelo de sociedad. Ese proyecto fracasó.

Con todo, la Constitución Nacional de 1853 (más cerca de Bartolomé Mitre que de Juan Bautista Alberdi) afirmó: “el gobierno federal fomentara la inmigración europea, y no podrá restringir, limitar ni grabar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes”. Es decir: son todos bienvenidos pero ¡a laburar!

En 1875 se creó la Comisión General de Inmigración y en 1876 se dictó la ley Nº 761, llamada Ley de Inmigración y Colonización. Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi creían enormemente que “La falta de población era la fuente de todos nuestros males”, y buscaban imitar el modelo de inmigración estadounidense. Ese proyecto fracasó, y ocurrió, entre olas migratorias sucesivas, un deterioro del recurso humano importado.

Argentina recibió la ola de inmigración europea más grande del mundo, entre 1871 y 1915, recibió casi 5 millones de inmigrantes. Quienes llegaban encontraban un país con inmensos recursos naturales, pero que no estaba organizado para recibirlos.

Aún así se incorporaron experiencias agrícolas muy interesantes, que permitieron el cultivo de la yerba mate, las uvas para el vino y el azúcar, entre otras más.

Un gran problema en ese entonces era la falta de unificación es decir, no era algo fácil llegar a un país nuevo con otras culturas y otro idioma y además que llegen millones de personas de otros países más, los casamientos eran entre ellos, los bancos, las comidas y las reuniones, así nacieron los hospitales étnicos, los cuales son hoy en día de los más importantes, como el Hospital Británico, el Francés y el Italiano.

Otro "invento" europeo en la Argentina nació a partir del socialismo y del anarquismo que conocían, con la creación de los primero sindicatos.

De esta enorme oleada extranjera, la mitad eran italianos, un tercio españoles y el resto eran franceses, polacos, rusos y alemanes.

La Gran Inmigracion Argentina Siglo XX (Parte 1 de 3)

La Gran Inmigracion Argentina Siglo XX (Parte 2 de 3)

La Gran Inmigracion Argentina Siglo XX (Parte 3 de 3)

Los italianos, por ejemplo, dejaron una herencia mayor a 100.000 descendientes en el país y como no mencionar la pizza, faina, las pastas y la milanesa. En particular, los genoveses, la pascualina, el estofado, la pasta frola, albóndigas y pan dulce.

Alemania trajo la buena cerveza para los que hoy se juntan en esos bares artesenales y las salchicas con chucrut, además de la gran festividad navideña.

De Inglaterra llegó el té y el budín. También un deporte que es ya una porción de la argentinidad, el fútbol. Además, otros deportes como el rugby, el polo y el hockey.

Los españoles dejaron las empanadas y el guiso.

A los descendientes de los gauchos judíos puede adjudicárseles la 1ra. computadora que ingresó al país.

Los inmigrantes trajeron el legado musical: con órganos, pianos, acordeones, guitarras, gaitas, flautas, cajones y bailes como el tango y el chamamé.

Luego, a medida que los tiempos fueron avanzando y cambiando, la inmigración comenzó a disminuir desde Europa y comenzó a aumentar la de Latinoamérica. La comunidad paraguaya es la más numerosa.

El país latinoamericano con mayor cantidad de extranjeros es Argentina, ocupando el ranking 29 mundial.

Según un estudio internacional de la consultora Ipsos, el 50% de los argentinos evalúa negativamente la llegada de extranjeros para radicarse en el país. Recordemos que las radicaciones no equivalen a una ciudadanía, pero otorgan ciertos derechos a la persona y le permiten, entre otras cosas, trabajar en el país.

Además, un 61% cree que los inmigrantes dificultan la búsqueda de empleo por parte de los nativos y que complican el acceso a los servicios públicos.

La reacción frente a los inmigrantes es impredecible y variable, mientras que en muchos países las personas los reciben con los brazos abiertos, otros pueden ser completamente indiferentes, lugares como Israel y varios países Europeos cerraron sus puertas o aún peor, una vez adentro maltrataron y persiguieron a quienes huían de sus tierras buscando un futuro mejor, en USA también hay una cultura en ciertos casos racista que es parte de su historia, contra los negros, chinos, latinos y árabes.

Argentina: llegada de inmigrantes

También en la Argentina hay cierto ánimo inquisidor, culpa de algunos peruanos y/o paraguayos que ocupan y controlan los asentamientos precarios y villas miserias para el negocio del narcotráfico.

Sin intención de restar importancia a lo dicho anteriormente, hay que entender que no se puede encasillar a toda una población por su lugar de origen. Para romper con ese mito veamos los números, según el más reciente informe del Sistema Nacional de Estadísticas de Ejecución de la Pena (2015): sólo el 6% de los presos en el país son extranjeros, Paraguayos, peruanos y bolivianos, en orden de mayor a menor. El otro 94% son de nacionalidad argentina.

Ninguna persona será "mala" o "buena" según su origen. Hay que respetar a los que llegan tanto como estos deben cuidar la tierra que abre las puertas. Un extranjero debe obtener los mismos derechos que merece un local, afirma la Constitución, más allá de la historia que tenemos como seres humanos y la carga de prejuicios que arrastramos.

¿Qué pasa con respecto al mito de que todas las oportunidades laborales serán arrebatadas por los extranjeros?

Cuidado con esto, en especial porque llegan los robots, que no tienen ciudadanía. El problema del empleo no pasa por la oferta de mano de obra extranjera.

Contrariamente al mito, muchos trabajos también crecieron debido a la inmigración, tal como es el caso de las empleadas domésticas, en su mayoría mujeres de otras nacionalidades, siendo el 70% de éstas de origen extranjero.

Según el Censo 2010, último realizado en el país, en la Argentina hay 1.800.000 residentes no nativos. En 2013, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó un estudio que proyectó esa cifra a 2.000.000. Es decir, sólo el 4,6% de la población que vive en la Argentina es extranjera.

En cuanto a las radicaciones permanentes resueltas en 2015, según información de Migraciones, en total hubo 133.554, de las cuales 58.225 fueron para ciudadanos paraguayos; 31.996, para bolivianos; y 16.074, para peruanos.

En fin, a toda persona de distinta nacionalidad que llega a la Argentina con sueños y proyectos le deseamos buena suerte y que sean bienvenidos.

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