CRIPTOMONEDA

Los bancos centrales ya no pueden ignorar al volátil bitcoin

Tras un dramático desplome el viernes 15/9 -cayó cerca del 40% en 2 semanas-, el bitcoin está en recuperación. China lo restringió y el jefe ejecutivo de JP Morgan Chase lo llamó un "fraude", pero la realidad es que la divisa digital está para quedarse, no para de crecer y el Banco de Pagos Internacionales advirtió a los bancos centrales que ya no pueden mirar para otro lado.

El bitcoin, la moneda digital o criptomoneda que nació en 2009, tuvo una semana agitada la pasada. El viernes 15/9 acumuló un desplome próximo al 40% en apenas 2 semanas, relacionado -según el portal Expansión- con la decisión de las autoridades chinas de restringir el comercio interno en bitcoin y amenazar con más regulaciones en el futuro. Así, el precio de la criptodivisa se desinfló por debajo incluso de los US$ 3.000. 2 semanas antes, había alcanzado récords históricos, rozando los US$ 5.000. Desde el viernes, sin embargo, ha recuperado US$ 1.000 de los US$ 2.000 que había perdido. Pero la caída monumental hizo que cobraran fuerza las "previsiones más pesimistas sobre la evolución del bitcoin, las que apuntan a un 'pinchazo de su burbuja'", explica Expansión.

Según Bloomberg, lo que la semana pasada nos enseñó sobre el bitcoin, entre otras cosas, es:
> "La considerable brecha en la aceptación de las criptomonedas que todavía existe hoy, incluyendo advertencias de que no son más que una 'moda' pasajera o, lo que es peor, un 'fraude'.
> La vulnerabilidad del sector a las acciones gubernamentales, incluyendo la decisión de China la semana pasada de prohibir ciertas ofertas y sus amenazas de imponer regulaciones más estrictas.
> El potencial de que se produzca una volatilidad considerable de precios que, en el transcurso de apenas tres días la semana pasada, hizo que el valor de los bitcoins se desplomara en un 40% para luego repuntar más del 25% desde sus mínimos."

"El bitcoin está teniendo un comportamiento similar al que protagonizaron los tulipanes hace tres siglos. La moneda creada (supuestamente) por el empresario e informático australiano Craig Wright, es escurridiza, difícil de rastrear y de imposible regulación: perfecta para las transacciones ilegales derivadas de la ciberdelincuencia, como la venta de drogas o el tráfico de pasaportes falsos. Es también utilizada por los hackers para solicitar rescates por el secuestro de información sensibles a grandes corporaciones", escribió Rosario G. Gómez del diario El País. "Situada al margen de los sistemas financieros convencionales, hay quienes sospechan que detrás de los ataques informáticos a gran escala vinculados al virus WannaCry está Corea de Norte, cuyo propósito último sería llenar sus arcas con bitcoins para que el régimen de Kim Jong-un eluda de manera encubierta y sibilina el aislamiento financiero."

Sin embargo, más allá de las críticas de quienes acérrimamente se oponen al bitcoin, la realidad es que los bancos centrales -que quisieron ignorar a las monedas digitales durante mucho tiempo-, están comenzando a mirarla con otros ojos. Es que lejos está la criptodivisa de desaparecer: se estima que entre Bitcoin y otras monedas digitales, en una década se manejará un volúmen de US$ 500.000 millones con estas divisas, apuntó el portal El Economista. De hecho, el Banco de Pagos Internacionales (BIS, según sus siglas en inglés), presentó un informe el 17/9 alertando a los bancos centrales de que no pueden ignorar el crecimiento de las criptomonedas, y que en algún punto deberán considerar si tiene sentido para ellos emitir sus propias monedas digitales. El informe llegó en la misma semana en que el jefe ejecutivo de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, había llamado al bitcoin un "fraude" y China decidiera tomar medidas severas contra el comercio interno en criptomoneda.

"Pero con el bitocin y otros ganando popularidad mientras los sistemas de pago se vuelven móviles y los inversionistas derraman dinero, los bancos centrales están comenzando a ahondar en ellas y su tecnología subyacente blockchain, que promete aumentar la velocidad de los pagos y las liquidaciones. En el Banco de Inglaterra, Mark Carney ha citado a las criptodivisas como parte de una potencial 'revolución' en las finanzas", escribió Catherine Bosley de Bloomberg. "Para entender mejor el sistema, el banco central holandés ha creado su propia critpomoneda, aunque para uso interno solamente. Oficiales estadounidenses están explorando el asunto también, aunque en marzo el gobernador de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo que había 'asuntos de política significativos' que necesitaban más estudio, incluida la vulnerabilidad a los cíberataques, la privacidad y la falsificación." Según el BIS, una opción para los bancos centrales sería una moneda digital abierta al público, pero de la cual sólo el banco central podría emitir unidades directamente convertibles a dinero en efectivo y reservas.

"En menos de una década, el bitcoin ha pasado de ser una curiosidad oscura a un nombre familiar. Su valor ha incrementado -con subidas y bajadas- desde unos pocos centavos por moneda a superar los 4.000 dólares", dice el informe del BIS. "Entre tanto han aparecido cientos de criptomonedas, -explica el portal Expansión- igualando al bitcoin en valor de mercado. Aunque parece improbable que bitcoin o sus hermanas vaya a desplazar a las divisas soberanas, los autores del artículo consideran que las monedas digitales han demostrado la viabilidad de la cadena de bloques o de la tecnología de datos sincronizados en internet."

De hecho, algunos bancos centrales ya han de hecho experimentado con criptomonedas aunque ninguna ha anuciado todavía estar preparado para adoptar esa tecnología. Está el ejemplo del CADcoin, una criptodivisa para pagos mayoristas del Banco de Canadá, utilizada en simulaciones de este banco central en cooperación con Payments Canada, R3 (una empresa fintech) y varios bancos canadienses, pero que todavía no ha sido puesta en práctica, explica Expansión. También está la eKrona, proyecto en el que se ha embarcado el banco central de Suecia, un país en el que el uso de efectivo ha caído considerablemente en los últimos 10 años. El proyecto testea la viabilidad de una moneda digital para pagos minoristas, todavía no se ha decidido su lanzamiento.

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