DESPUÉS DE SOFÍA GALA

Luchamos contra la trata y los prostíbulos son dirigidos por mujeres

Sofía Gala Castiglione Casanova, hija de Ana María Casanova (Moria Casan), actúa en el rol de una trabajadora sexual en la película "Alanis". Invitada por el programa de espectáculos "Intratables", provocó una encendida discusión con los periodistas cuando dijo: "Prefiero ser puta antes que moza". Desde Misiones, el autor presenta una realidad muy diferente a la que presenta Sofía.

"Llamar a la mujer el sexo débil es una calumnia, es la injusticia del hombre hacia la mujer. Si por fuerza se entiende la fuerza bruta, entonces, en verdad, la mujer es menos brutal que el hombre. Si por fuerza se entiende el poder moral, entonces la mujer es inmensamente superior".
Mahatma Gandhi

 

Hay "famosos" que, lamentablemente, forman opinión en jóvenes con problemas sociales graves y éste es el caso de la hija de Moria Casán, Sofía Gala, quien está promocionando una película en la que encarna a una prostituta.

La actriz, que tiene la postura de que en todos los trabajos "todos usamos nuestro cuerpo", se mostró en defensa de la prostitución. Pidió al Estado que la regule, pero no aclaró que quienes deben velar por la salud física y mental de las mujeres, a veces son los mismos que van al prostíbulo a "divertirse" un rato. La chica admitió que si ella hubiese tenido la necesidad de prostituirse lo hubiera hecho:

> "Hubiera elegido la prostitución sobre otros trabajos, prefiero ser puta antes que ser moza",

> "Elijo servir mi cuerpo de esa manera antes que llevarle la comida a otro y que me paguen por eso".

> "No me parece más digno ser moza que ser puta. Nunca estuve en esa situación pero cuando lo pienso, creo que es así. La prostitución tiene mucho que ver con el género".

Dejando de lado los tristes y crueles conceptos de esta joven, sería bueno transmitirle a quienes apoyan su forma de pensar (que lamentablemente no son pocos), que del otro lado de la ruta, hay otras vidas que sufren por salir de la prostitución y no pueden hacerlo porque gente sin escrúpulos devoran sus cuerpos como bestias sin control, lucrando con su sufrimiento.

Apenas $300 y un helado le costó a la mujer hacerse de la confianza de la víctima. Con 17 años y un hijo de 2, en situación de vulnerabilidad, el dinero y la gentileza de la extraña fueron más que suficientes. Hasta le ofreció un trabajo en Corrientes en una “casa de familia”. Presa de una vida difícil, cómo no aceptarlo.

Así como el lobo se viste de cordero, en esta oportunidad, la “tratante” se disfrazó de una mujer amable. Ese mismo día comenzó el calvario para una de las cuatro misioneras que cayó en las garras de la organización que ahora fue procesada por trata de personas con fines de explotación sexual. También fue imputado formalmente el exfiscal federal Benito Pont.

La fuente es "primeraedicion.com", de Posadas, Misiones el domingo 17/09/2017, pero nadie duda que esta historia se repite en cualquier pueblo o ciudad del país y por lo visto, la justicia no hace mucho por ayudar a las víctimas que, presas del abandono desde la niñez, lamentablemente terminan viviendo en un infierno difícil de salir.

La joven -en su momento adolescente- brindó un relato pormenorizado ante el Juzgado Federal de Paso de Los Libres sobre la pesadilla que vivió en manos de la banda, que tiene como una de las líderes a “Roxy” (32), una exconvicta oriunda de Jardín América, Misiones. La historia permite graficar, primero, cómo operan esas organizaciones y, segundo, cómo es la vida de las jóvenes que caen en esas redes.

“En el año 2010, a los 17 años, fue con una amiga a jugar y ‘a tomar’ a un pool ubicado en Puerto Rico, Misiones, lugar del que ella es oriunda. Su hijo tenía dos años en ese momento. Se encontraba inmersa en una situación de vulnerabilidad profunda. Allí conoció a una ‘señora de edad’ que era de Jardín América, quien les ofreció trabajo en Corrientes para poder ayudar a su familia. Si bien ella había dicho que no, al día siguiente esa mujer se presentó en su casa junto con ‘Roxy’, y la invitaron a tomar algo”, comenzó su relato ante la Justicia la joven misionera.

La víctima recordó que aquel día la ahora acusada “le dijo que podía pedir lo que quisiera, y que le compraron helado, convenciéndola para que fuera a trabajar a Corrientes. Cuando aceptó la oferta, “Roxy” le dijo que dejara a su bebé con la madre, y le dejaron $300”.

La joven no tardó en decir que sí y ese mismo día aceptó viajar con “Roxy” a Paso de Los Libres. No sabía que había abierto las puertas de su propio infierno: “Llegó a la madrugada a una casa, en donde la recibió ‘Roxy’ que ya estaba ahí, quien la llevó a una pieza y le dijo que esa iba a ser su habitación, y que después iba a conocer a las otras chicas. También le dijo que iba a tener que pagarle la ropa que le iba a dar, unos zapatos y también el dinero que le habían dejado a la mamá, expresó que había pensado que ese dinero no se lo iba a deber, pero no fue así, y tuvo que pagarle todo”, según surge de lo narrado en el expediente.

Relata el secretario del Juzgado Federal correntino que “cuando ‘Roxy’ le dijo lo que tenía que hacer, ella dijo que no estaba acostumbrada a trabajar de eso, pero le dijo que tenía que trabajar para devolver el dinero que debía. Cuando la psicóloga le preguntó a que se refería, ésta indicó que lo que ese primer día le fue indicado que tenía que hacer era ‘atender a los hombres, pasás con el hombre, vas a la barra, pagás y agarrás el forro. Si no lo usás es tu problema’”.

Sobre las promesas económicas, la joven contó que “en principio el dinero de las bebidas era 50% para ella y 50% para el prostíbulo, y el de los ‘pases’, presuntamente era 80% para ella y 20% para ellos. Expresó que pasó el tiempo y ella no recibía nada de la plata que ganaba, y que cuando la pedía le decían que ‘estaba en un sobre. Explicó que le preguntó a otra de las chicas y ésta le dijo que ahí había ‘que hacer lo que te dice ‘Roxy’, que estaba muy lejos de su familia y que ahí las cosas se hacían así. Dijo que tenía mucho miedo”.

Entre otras cuestiones, la víctima relató que los controles policiales en el prostíbulo emplazado sobre la ruta nacional 117, a casi 300 kilómetros de Posadas, eran comunes, pero nunca nadie hacía nada. “Explicó que un día le pidió ayuda a la policía durante un control, diciéndoles que quería irse a su casa pero no podía porque la tenían amenazada. Entonces una de las encargadas del prostíbulo la llamó a una habitación y le dijo que no abriera la boca ya que sabían dónde estaba su familia”, reveló sobre una de las tantas amenazas que recibió.

El relato de la joven misionera fue determinante, también, para establecer el grado de corrupción de las autoridades. “Dijo que cuando iban a realizar un allanamiento en el boliche le avisaban a ‘Roxy’ antes, por eso ella estaba tan tranquila, ‘de todo le informaban’. Expresó que no sabía quién le avisaba, pero que a veces iban los de Gendarmería y a veces la Policía, que esos mismos que realizaban los allanamientos eran clientes del lugar, y realizaban pases hasta uniformados”, reveló entre lágrimas. A su vez, recordó que en una oportunidad, tras una gresca registrada en el prostíbulo, fue trasladada a la comisaría. En la propia sede policial intentó pedir ayuda, pero los uniformados correntinos ‘hicieron oídos sordos’. “Denunció que estaba en el boliche en contra de su voluntad, pero eso ‘quedó en la nada’”, recordó.

Común en este tipo de casos, la víctima contó que cuando llegó, “Roxy” le quitó el documento. “Le retuvo el documento y nunca se lo devolvió. El que ella tenía era el de cuando era chica, así que ella la llevó al registro de las personas y la hizo tramitar un nuevo DNI. Dijo que era su tía e incluso la hizo mentir porque no se acordaba el lugar de nacimiento. Los trámites los hicieron con un hombre apodado ‘Tito’ que trabajaba ahí, que era cliente del boliche y que le ‘movía los papeles’. Dijo que tampoco la dejaba votar, la hacía ir a sacar una constancia de que no podía ir a Misiones”.

Sin embargo, no fue lo peor que vivió. Es que en el expediente también consta un embarazo de la muchacha misionera, quien fue obligada a abortar por la organización. “Quedó embarazada mientras trabajaba en el prostíbulo, a los seis meses de llegar. Por ello, una mujer que no pudo identificar le colocó una sonda en la vagina, a fin de completar un aborto. Sin embargo, ese mismo día comenzó a sangrar profusamente, razón por la cual ‘Roxy’ la llevó al hospital advirtiéndole que no podía decir nada respecto del aborto inducido ni de la situación en la que se encontraba. En el hospital le realizaron un "raspado" quirúrgico, y fue hospitalizada durante siete días. ‘Roxy’ le dio dinero para que no contara nada, pero cuando le dieron el alta ella le quitó ese dinero”.

Sobre el final de su declaración, la víctima hizo una reflexión que eriza la piel, entremezclada en un sueño que nunca se cumplió: “ Dice que ella no sabe cómo aguantó, que pasó una infancia muy mala y que a veces no tenía para comer, por lo que ‘robar mandioca te salvaba la comida, por eso yo llegué ahí'   Dice que pensó que iba a tener un futuro mejor, que algún hombre la iba a sacar de ahí, pero eso no sucedió”.

Hace cinco años, en la edición del día martes 01/05/2012 del matutino La Nación, la periodista Matilde Urdinez relataba: "Aunque ellas no se den cuenta, alguien siempre las mira con lujuria, estudia minuciosamente sus movimientos y las acecha como un lobo feroz hambriento y sin escrúpulos. Haciendo primar su instinto animal y dejando de lado cualquier atisbo de humanidad, cada detalle es analizado para definir cuál va a ser la mejor estrategia para cazar esa presa, tan ansiada por un mercado con gustos tan ilimitados como extravagantes. Sus atributos físicos, su entorno, su situación socioeconómica, sus necesidades, su personalidad .Todo esto sucede sin que ellas –y mucho menos la sociedad en general– sean conscientes de que cualquier mujer entre los 18 y 25 años es una posible víctima de trata en nuestro país.

Es cierto que para que una chica sea reclutada por las mafias de la explotación sexual tiene que haber un cliente –o varios– detrás. En este punto, la aceptación social que existe hacia la prostitución no colabora para desmantelar este circuito vicioso, abusivo y cruel que sigue vigente, gracias a una profunda complicidad de las autoridades en todos sus niveles. Para eso, además de las voces de los especialistas, nada mejor que los testimonios de las víctimas en primera persona para intentar entender cómo es vivir este horror en carne propia.

Cuesta creer que las organizaciones mafiosas en la mayoría de los casos, son regenteadas por mujeres y así las cosas será muy complejo desarticular el entramado que rodea al sistema que tiene sus códigos protectores a la hora de romper el círculo vicioso."

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