DE MALDONADO A NISMAN

El Blanqueo del Cisne Negro

Es hora en resolver algún protocolo al menos en el sistema judicial acerca de cómo enfrentar casos tales como la muerte tan dudosa de Alberto Nisman como la sospechosa desaparición de Santiago Maldonado. Si en lugar de intentar llevar agua para su molino, se intentara establecer mecanismos para concretar pesquisas eficientes, la sociedad estaría harto agradecida, afirma el columnista.

Un giro abrupto del temario electoral, que deja en evidencia la impotencia de resolución cuando los temas rozan el poder.

Esta semana puede ser rica en informaciones sobre el 'caso Maldonado' (nuevas grabaciones telefónicas en la Gendarmería de Esquel), así como nuevas pericias del 'caso Nisman' pondrían incomodos a varios funcionarios.

Mientras el ministro de Justicia, Germán Garavano, en línea con el pensamiento de la sociedad, tratando de superar el divorcio que hoy siente la gente respecto de los tribunales, declara que el sistema judicial no está preparado para abordar casos como el de Alberto Nisman o de Santiago Maldonado, los estrategas de campaña fuerzan la instalación de un optimismo que deja en evidencia el giro abrupto de la agenda mediática que se pretende imponer a la opinión pública.

Una gran parte de la sociedad, en parte por el buen trabajo de medios de comunicación, hoy se encuentra focalizada en 2 muertes que, en el fondo, ponen a prueba el rol de la Justicia y de las fuerzas de seguridad.

Otra vez la percepción de la polarización, que choca con la división del público en 3 porciones.

Según los primeros sondeos realizados sobre el impacto de la muerte de Alberto Nisman y la desaparición de Santiago Maldonado, para una tercera parte de la sociedad -afin a la Administración Macri- la muerte de Nisman es responsabilidad directa o indirecta del gobierno anterior.

La otra tercera parte piensa que la desaparición de Maldonado es responsabilidad directa o indirecta de este gobierno.

En tanto, otra tercera parte cree que en ambos casos la responsabilidad es de las fuerzas de seguridad y la justicia de ambos gobiernos, y que es difícil que en un futuro se sepa la verdad ocurrida en ambos casos.

Quien avala esta teoría se remite a una publicación de hace unos meses atrás en el bisemanario Diario Perfil, que apartándose de investigaciones que afectan a ambas administraciones, publicó un artículo titulado: "Pasaron 22 años y Carlitos Menem no puede morir en paz".

En aquel artículo se hizo referencia a un nuevo pedido de exhumación de los restos del hijo de Carlos Menem, a pedido de su madre, Zulema Yoma.

En resúmen, se explicaba que, después de 14 testigos en una causa en la que habia muertos, muchos de ellos de forma sospechosa, la Justicia había desestimado la pericia realizada por Gendarmería que, entre otras cosas, había encontrado rastros de proyectiles en partes del helicóptero estrellado.

Los oportunismos de la campaña proselitista de los partidos políticos transmitidos por los medios de comunicación afines, cuando se distancian del pensamiento de la gente podrian tener un efecto boomerang y dejar muy expuestos a sus interlocutores.

Alguna propuesta inteligente acerca de cómo resolver estos oscuros manejos del poder, dejando de demonizar a las víctimas y dejando de lado problemas internos y externos de funcionarios temporales, podria tener mejor aceptación en los electores del 22/10.

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