MUERTE DE YRIGOYEN

"A pulso, a pulso" hasta el cementerio de la Recoleta

Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen murió el 03/07/1933. Fue el 1er. y el 3er. Presidente electo por voluntad popular masculino (hasta 1951 las mujeres no pudieron votar). Varios grupos y movimientos han reivindicado la herencia política de Yrigoyen: FORJA, creada en 1935; el Movimiento Intransigente y Renovador, creado en 1945; el propio Juan Domingo Perón, quien reclamó una línea popular Rosas-Yrigoyen-Perón.Y socialistas como Guillermo Estévez Boero y comunistas como Rodolfo Puiggrós. Inspirado en la filosofía del krausismo, quien velaba por el sufragio universal, y una austeridad y filantropía, Yrigoyen no asistía a fiestas ni banquetes, no iba al teatro, no bebía ni fumaba, ni viajaba a Europa. Existen escasos registros de sus discursos públicos porque no le agradaba mostrarse en público ni ser fotografiado. Pese a todo él fue el 1er. líder de masas en la Argentina.

“Mucho de mi yrigoyenismo se lo debo a Manzi...Yo era nuevo en el yrigoyenismo. Él era antes que yo, yrigoyenista. Él me dio una de las explicaciones más orgánicas, tal vez más poéticas del caudillo... Sí, posiblemente es el aporte que más contribuyó a consolidar mi yrigoyenismo, que había sido el producto de una evolución puramente intelectual en el primer tiempo. Yo no llegué a Yrigoyen por Yrigoyen sino por la comprensión de lo popular. Yrigoyen, para mí, era válido como expresión de populismo. Le debo a Homero la comprobación, del valor de Yrigoyen por Yrigoyen mismo... En realidad yo soy un populista. Frente al fracaso de las ideologías, constante en América, cosa que empecé a percibir con el fenómeno mexicano, empecé a comprender la significación de los caudillos...Era subsidiariamente yrigoyenista. Primero populista, luego yrigoyenista. Les debo a otros, pero en especial, a Homero Manzi, la comprensión del caudillo, del individuo Hipólito Yrigoyen y lo que significó... Manzi estaba muy madurado, maduró temprano”.

Relato de Arturo Martín Jauretche sobre Homero Nicolás Manzione Prestera (Homero Manzi), que ayuda a entender lo que significó Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen.

El 29/04/1932 murió en París, Francia, su enemigo José Félix Benito Uriburu.

Hipólito Yrigoyen murió el 03/07/1933.

6 meses antes había estado detenido -por 2da. vez-, en la isla Martín García. El gobierno de Agustín Pedro Justo lo acusó de subversivo (¡...!) y lo envió a la cárcel cuando tenía algo más de 80 años.

Luego de 1 mes de prisión, 3 médicos aconsejaron su liberación por su delicado estado de salud. Él regresó a Ciudad de Buenos Aires. Apenas lo esperaban su hija Elena y su secretaria Isabel Menéndez.

Curiosidad la de Elena, hija de Yrigoyen con Antonia Pavón, criada de su tía Tomasa Alen. Yrigoyen tenía problemas para reconocer legalmente a su primogénita y a sus otros hijos, aunque se encargó de su educación.

Elena quería ser monja pero acompañó a su padre, quien en alguna ocasión admitió que ella era su "única" hija, y le adjudicaba sus otros hijos a su hermano Martín (los 4 que tuvo con Dominga Campos Miller -Dominga, Maria Luisa, Eduardo Abel y Sara Dominga Yrigoyen Campos-, el que tuvo con aquella joven con quien quiso casarse para ganar posición social pero la familia bloqueó al novio, y los 2 con Aloysia Stéphana Bacichi, la de la estancia del Quemado, Sara y Luis Herman Yrigoyen Bacichi. Se supone que como profesor de Instrucción Cívica y Moral en la escuela donde también estudiaba Alicia Moreau de Justo, no tuvo hijos con las alumnas conque tuvo amores, según reveló Alicia).

Yrigoyen nunca se casó y ni siquiera convivió con sus novias/amantes pero estaba en contra de la ley de divorcio, ya que sostenía que la familia era la base que sostenía al país: ¿?

Yrigoyen mejoró algo en marzo de 1933 y pensó en viajar a Córdoba, Brasil o Uruguay. El 05/04/1933 se fue a Montevideo, donde lo visitaron los del Partido Blanco: Eduardo Víctor Haedo y Luis Alberto Herrera.

Pero regresó de imprevisto, antes de mayo, por la muerte de su hermana Marcelina Yrigoyen Alen, duelo que agravó su enfermedad.

En aquel 1933 sus movimientos eran lentos y con mucha dificultad pudo subir al coche policial. Ni hablar de la escalera en la casa de 2 plantas que habitaba.

Yrigoyen y Marcelo Torcuato de Alvear habían recompuesto su relación y se veían con alguna frecuencia.

Yrigoyen soportaba una afección bronquial de carácter agudo. Su médico de cabecera, Roque A. Izzo, y el especialista de garganta J. A. Buasso, observaron que la enfermedad se había agudizado presentando las características de una bronconeumonía complicada.

Manuel Gálvez, uno de los biógrafos de Yrigoyen, cuenta: “No lee ni hace nada. Escucha, con expresión melancólica y serena, todo lo que le cuentan del mundo exterior. Y así llega el 01/07/1933, cuando aparece la gravedad de su mal."

Un fraile dominico, Álvaro Álvarez y Sánchez, amigo suyo, va a visitarle. Hipólito Yrigoyen, quien quiere morir como cristiano, decide confesarse.

Después, le pide que transmita un legado a los jefes del radicalismo: “No quiero una gota de sangre, pero, si es posible, quiero la unión del partido”.

Según Rogelio Alaniz la frase en verdad fue a 2 correligionarios que lo visitaron para informarle sobre una conspiración, la afición predilecta de los radicales. Él ya le había dicho a su amigo Fernando Betancour: “Siento que me voy”.

Alaniz: "(...) Tampoco se opuso a que monseñor De Andrea rezara una oración en su nombre. Arregló sus cuentas con Dios con la misma discreción y reserva con que había arreglado sus cuentas con la vida.

También se preocupó por arreglar las diferencias con su familia. Con su hijo Eduardo estaban distanciados desde hacía por lo menos veinte años. Nunca nadie supo los motivos de esas diferencias. En realidad, nadie nunca pudo acceder a la vida privada de Yrigoyen. El misterio envolvía su personalidad como un aura o como una capa. Pero una semana antes de su muerte, Eduardo Yrigoyen se hizo presente en el cuarto de su padre. En esos días también llegó su hija Sara. Su otra hija, Elena, lo acompañaba desde hacía meses. (...)".

Aquella tarde, los diarios dieron la noticia de la gravedad de Yrigoyen. Entonces comenzaron a juntarse frente a la casa, hombres y mujeres de todas las clases sociales.

Ya no había esperanza. El 02/07/1933 los jefes del radicalismo piden verle. Él apenas habla. Es el fin.

Pasa la noche en un sopor. A eso de las 11:00 siente una mejoría. Dice unas palabras.... pero vuelve a decaer. Ya no reconoce a nadie. El 03/07/1933 la grave enfermedad hizo crisis al caer la noche.

4 médicos estuvieron en su cabecera: Izzo, Escudero, Meabe y Tobías. También lo acompañaron sus correligionarios más cercanos: Alvear, Pueyrredón y González. El comisario Fernando Betancour. Vicente Scarlatto, el confidente.

A las 19:00 frente a la casa ya había una multitud. Entre la calle Sarmiento y la Diagonal Sáenz Peña se habían derribado todos los edificios, y quedaba un baldío donde se amontonaban curiosos y militantes, llovizna mediante.

A las 19:20 se abrieron los balcones. Todos comprendieron que Yrigoyen ya era historia. 3 o 3 hombres aparecieron en el largo balcón. Uno de ellos invitó a la multitud a quitarse los sombreros. Todos se quitan los sombreros. Miles lloraban. Algunos se arrodillaron. Hubo una breve arenga de José P. Tamborini y luego cantaron el Himno Nacional.

Según Rogelio Alaniz, fue un lunes y lloviznaba. "Elpidio González le preguntó la hora a Alvear y el patricio sacó su reloj, lo miró y dijo: son las 19:21. (...) No murió de golpe. Fiel a su estilo, se tomó su tiempo. Se fue apagando despacio y controló la situación casi hasta el final. Su cuarto era austero como austera era su casa. Según Ramos Mejía, “es más el lugar de penitencia de un monje laico que la mansión de un poderoso”."

La Unión Cívica Radical nunca reunió el dinero para comprar la propiedad y que permaneciera como parte de su historia. Los radicales sabrán el motivo de su ingratitud o indiferencia.

En la calle Sarmiento, adosada a una de las columnas de granito que sostiene el actual edificio de 14 pisos, se encuentra una placa de bronce que afirma: "En este sitio el 3 de julio de 1933 murió Don Hipólito Yrigoyen...", declarado Solar Histórico por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Una placa similar se encuentra en el cruce de las calles Brasil y Bernardo de Irigoyen, en donde estuvo, hasta mediados de la década de 1970, el edificio donde Yrigoyen vivió durante su Presidencia (Brasil 1039). En este caso fue más explicable la traición al pasado: el brigadier Osvaldo Cacciatore autorizó la demolición de toda la manzana, durante la construcción de la Autopista 9 de Julio Sur, y hoy es una plaza.

Al otro día se hizo presente el ministro Leopoldo Melo, un ex radical. Pretendía presentar las condolencias del gobierno de Justo. La familia de Yrigoyen rechazó las condolencias oficiales. Hubo silbidos e insultos.

Por decisión partidaria, Yrigoyen sería velado en su casa durante 3 días. Desde todo el país llegaban delegaciones.

Hay memoria del tren fletado por el estanciero Barón Biza desde la ciudad de Córdoba para el transporte de simpatizantes.

La grieta permanecía. El diario La Prensa habló de la muerte del ex comisario de Balvanera. Ni una palabra sobre el ex Presidente de la Nación.

El jueves 06/071933 el ataúd sería trasladado al cementario de la Recoleta. 200.000 personas se estima la multitud que rechazó la compañía del escuadrón del Regimiento de Granaderos. ¿Fue respeto o culpa? ¿Fue reconciliación o amor? ¿Fue desesperación o admiración?

También resistieron la carroza: “A pulso, a pulso…”.

Como a las 19:00 llegaron a la Recoleta. El ataúd fue depositado en el Panteón de los Revolucionarios del '90. Era otra UCR. No era un apósito de Cambiemos. Y aún era ícono de resistencia al autoritarismo de Justo.

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