ELECCIONES

Denunciaron fraude electoral con las "maquinitas de Ibarra que terminaron en Congo"

Aún no había concluido el primer semestre de 2018, y aún faltaba que transcurriera un lapso de tiempo similar, cuando saltó la alerta para El Congo: Desde el Washington Post y el New York Times informaron que las terminales que se iban a usar en las elecciones congolesas eran las que estaban destinadas a la Argentina, que el Gobierno negó haber encargado, y que terminaron en aquel territorio, donde los resultados electorales generan ahora serias denuncias de fraude.

 
En 2016, el ministro de Modernización Andrés Ibarra fue denunciado por encargar máquinas para el voto electrónico antes de que el Congreso aprobara la Reforma Electoral, ley que finalmente quedó descartada por las vulnerabilidades del sistema. 
 
Luego de ser imputado en la causa por la supuesta compra, la Justicia lo sobreseyó por no contar con las pruebas suficientes para demostrar la transacción. Pero a mediados del año pasado, y a propósito de las elecciones congolesas, una investigación publicada en medios estadounidenses reveló que dichas máquinas diseñadas exclusivamente para el sistema electoral argentino sí existieron y que serían utilizadas por la República Democrática del Congo.
 
Así lo sostuvieron los diarios 'The Washington Post' y 'The New York Times', que retomaron una investigación de la 'Associated Press' en la que se informó que las máquinas que se utilizarían para votar en los comicios nacionales del Congo fueron "creadas para las elecciones argentinas de 2017".
 
"Las máquinas compradas por el gobierno del Congo son hechas por la firma surcoreana Miru Systems Co., que creó las máquinas para las elecciones argentinas de 2017. Las máquinas finalmente no fueron seleccionadas para su uso en aquellos comicios por cuestiones de seguridad que las hacían vulnerables a hackers, dijo Sasha Lezhnev, vicedirector de políticas del Enough Project, una ONG que trabaja para la organización The Sentry", publicó entonces 'The Washington Post'. 
 
Según ese diario dichas "máquinas de votación generan preocupación de cara a las elecciones del Congo" ya que expertos en sistemas de votación electrónico emitieron alertas "sobre la transparencia y credibilidad".
 
"Nosotros sabíamos que el Gobierno (argentino) ya tenía las máquinas antes de que saliera la ley, nos faltaba encontrar dónde", explicó a 'Página/12' en aquel momento, Beatriz Busaniche, directora de la Fundación Vía Libre.  
 
Según Busaniche, durante el tratamiento de la Reforma Electoral, en 2016, hubo varios indicios para pensar que las máquinas ya estaban encargadas. La primera fue que Ibarra ya estaba mostrando un prototipo desarrollado a los interesados en darle luz verde al voto electrónico. El segundo, que el modelo de máquina presentado por el equipo de Modernización tenía una pantalla de 21,5 pulgadas, algo que no coincidía con los estándares internacionales de terminales para el voto electrónico. Por último, la confianza del Ejecutivo en llegar a implementar el sistema con el poquísimo tiempo que había entre la posible sanción de la ley y las elecciones de 2017.
 
"Si la ley se aprobaba a fines de 2016, como pretendía el oficialismo, tenían dos meses para que las maquinas llegaran a las autoridades electorales. Algo imposible si ya no estaban compradas. Además, a esa altura, antes de la aprobación en diputados, la cancillería de Corea del Sur ya había mandado una nota afirmando que ellos iban a proveer equipamiento para el voto electrónico", afirmó Busaniche para quien "casualmente" las máquinas enviadas al Congo tenían una pantalla de 21,5 pulgadas y parte del software, como la presentación y la demo, estaba en español y con nombres de candidatos argentinos. 
 
También, según la especialista, coincidía la cantidad de máquinas enviadas al Congo con las necesarias para cubrir las mesas electorales de Argentina: 110.000 máquinas.
 
"Ninguna empresa va a hacer cien mil máquinas si no saben que se las van a comprar", agregó Busaniche y aclaró: "El Gobierno no podía comprar ni encargar nada si no tenía la ley. El Poder Ejecutivo no puede bajo ningún concepto imponer el sistema de votación, lo dice la Constitución".
 
En el caso argentino, finalmente, el juez Ariel Lijo sobreseyó al ministro en la causa en la que se lo investigaba por presunto abuso de autoridad por la supuesta compra de equipos y software para implementar el voto electrónico.
 
El ministro Ibarra había hecho un descargo por escrito donde afirmaba que lo único que había puesto en marcha era un "análisis de factibilidad" en momentos en que el Gobierno enviaba al Congreso un proyecto de ley para intentar aplicar el voto electrónico. Dijo que no hubo ningún llamado a licitación, compra o "compromiso" alguno con la empresa coreana. A pesar de eso, la compañía habría fabricado las terminales y finalmente las derivó al Congo.
 
Pasaron unos meses de aquellos artículos periodísticos que emitían la alerta. Llegó septiembre y en la Argentina una reorganización ministerial, transformó el ministerio de Modernización en Secretaría de gobierno, e Ibarra fue nombrado vicejefe de gabinete de ministros.  Poco después, en diciembre, en el Congo ganó un candidato de la oposición la elección, y quien tenía, según las encuestas, las mayores chances de ganar, hizo una denuncia  ante el Tribunal Constitucional por irregularidades en la elección, bajo el supuesto de un acuerdo entre el Gobierno de turno y el ahora "ganador".
 
Martín Fayulu, el candidato favorito de las elecciones presidenciales en la República del Congo que fue declarado perdedor, asegura que se manipuló el resultado de la votación del 30 de diciembre pasado -que determinó la victoria de su rival- y en la que se utilizaron las máquinas electrónicas que, según los diarios norteamericanos, fueron "creadas para las elecciones argentinas de 2017".
 
El excandidato denunciante insiste en que ganó las elecciones y pidió un recuento manual de votos, pero la comisión electoral declaró la victoria de Felix Tshisekedi, también candidato de la oposición, pero quien, según Fayulu, habría llegado a un acuerdo con el presidente saliente, Joseph Kabila.
 
Según los resultados provisionales, Tshisekedi habría obtenido el 38,57% de los votos, seguido de Faluyu con el 34,86%, y, en tercer lugar se ubicó Emmanuel Shadary -candidato oficialista-, con el 23,84%. Sin embargo, todas las las encuestas previas daban una amplia ventaja a Fayulu, quien ahora exige "un recuento de los votos". Esto llevó a la Unión Europea y a Estados Unidos a exigir que se den a conocer las actas de cada colegio electoral, con el fin de acallar las críticas.
 
"El uso de máquinas de votación es una provocación", había denunció a la Associated Press un político de la oposición en Beni, José Katsuva Kaneto. "Un buen número de votantes nunca usó computadoras y estarán aprendiendo el día de la votación".
 
El gobierno de Kabila capacitó a aproximadamente 21.000 facilitadores en las máquinas introdujendo el concepto en ciudades, pueblos remotos, comunidades pigmeas y lugares como Beni, zona de guerra y de ébola. "Con el uso de las máquinas de votación, todas las irregularidades desaparecerán", había prometido el oficialismo congoleño.
 

 

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