Asfixiados por los Kirchner: Récord de presión tributaria y de inequidades fiscales

"La mayor parte de la recaudación en Argentina proviene de impuestos que no se aplican en los países bien organizados. Prevalece una gran cantidad de impuestos, administrados de manera independiente por los tres niveles de gobierno, donde frecuentemente el mismo contribuyente paga por el mismo hecho imponible tres impuestos superpuestos. El resultado es un 'ahogo' a la producción que deriva en una situación casi socialmente aceptada de que, al menos, parte de las transacciones se deben realizar en la informalidad. Las peores consecuencias las sufren los sectores de más bajos ingresos que reciben una desproporcionada carga tributaria de los impuestos al consumo y al trabajo", explicó el Instituto para el Desarrollo Social Argentino.

CIUDAD DE BUENOS AIRES ( Idesa). Nunca los argentinos pagaron tantos impuestos como en la actualidad. La presión impositiva en Argentina es similar a la observada entre los países desarrollados.
Sin embargo, la principal diferencia es que en la Argentina la recaudación se sostiene en base a la profundización y creación de impuestos muy regresivos y distorsivos.
Por eso, a diferencia de lo que ocurre en las naciones más avanzadas, en la Argentina el sistema tributario conspira contra la producción, el empleo registrado y la redistribución progresiva del ingreso, en lugar de ser el mecanismo de financiamiento de un Estado moderno puesto al servicio del desarrollo social.
El gobierno anunció para noviembre un resultado financiero del Estado nacional positivo en $2.300 millones. Aun así –y con algunas sospechas de manejos contables–, el resultado acumulado a noviembre del 2009 es negativo en -$4.200.
Como tradicionalmente diciembre es un mes con resultado fiscal negativo –como consecuencia de tener que afrontar el aguinaldo de empleados públicos y jubilados, y los pagos pendientes acumulados con proveedores– el año 2009 va a terminar con fuerte déficit.
No se trata de una situación atípica en el contexto internacional. Frente al desafío de salir rápidamente de la crisis, la mayoría de los países viene aplicando con intensidad estrategias "contracíclicas".
Sin embargo, en el mundo desarrollado el déficit generalmente se plantea como una situación transitoria, para la que se cuenta con financiamiento voluntario y el respaldo de una eficiente organización del sector público, en particular, del sistema tributario. ¿Son éstas las condiciones que se presentan en la Argentina?
En relación al sistema tributario resulta pertinente cotejar datos de la OECD con los del Ministerio de Economía para la Argentina. De la comparación surge que:
> En Australia, la presión impositiva es de 29,5% del PBI sostenida fundamentalmente por los impuestos a las ganancias y a la propiedad que representan 20 puntos.
> En Canadá, la presión impositiva es de 34,8% del PBI y los impuestos a las ganancias y a la propiedad también aportan 20 puntos del PBI.
>  En Argentina, la presión impositiva es de 31,2% del PBI pero los impuestos a las ganancias y a la propiedad recaudan apenas 6,6 puntos del PBI.
(N. de la R.: debe recordarse que, además, en Australia y Canadá la economía 'en negro' es muy inferior).
Los datos muestran que el fuerte crecimiento de la recaudación impositiva producido en los últimos años ha llevado a que la Argentina tenga un nivel de presión tributaria similar al observado entre los países avanzados. Pero en base a impuestos muy diferentes a los que se aplican en las sociedades que prosperan.
Es frecuente que la presión tributaria ronde entre los países avanzados un tercio del total del ingreso nacional, como en la Argentina. Pero, como lo muestran los casos de Australia y Canadá –ambos países que comparten con la Argentina el perfil agroindustrial–, la mayor parte de esta recaudación es generada por el impuesto a las ganancias y a la propiedad.
Es decir, impuestos progresivos –que ayudan a mejorar la distribución del ingreso– y no distorsivos –que no modifica las decisiones de producción de las empresas–. Por el contrario, en la Argentina los impuestos a las ganancias y a la propiedad tienen un desempeño muy mediocre. El vacío recaudatorio es cubierto por impuestos sobre el consumo, al trabajo, a las transacciones financieras y a la producción.
La mayor parte de la recaudación en Argentina proviene de impuestos que no se aplican en los países bien organizados.
Prevalece una gran cantidad de impuestos, administrados de manera independiente por los tres niveles de gobierno, donde frecuentemente el mismo contribuyente paga por el mismo hecho imponible tres impuestos superpuestos.
El resultado es un "ahogo" a la producción que deriva en una situación casi socialmente aceptada de que, al menos, parte de las transacciones se deben realizar en la informalidad. Las peores consecuencias las sufren los sectores de más bajos ingresos que reciben una desproporcionada carga tributaria de los impuestos al consumo y al trabajo.
El déficit fiscal del 2009 es más una manifestación de crisis estructural del sector público que el resultado de una estrategia "anticíclica", como las que aplican los países bien organizados.
El Estado ha resignado su rol vital y estratégico como generador de condiciones favorables a la producción y de progreso social apoyando a las personas en estado de vulnerabilidad. Capturado por factores de poder ligados al "capitalismo de amigos" y adormecido por las inercias burocráticas, se ha convertido en un obstáculo al desarrollo económico y social.
Por esto, la "agenda del bicentenario", si efectivamente esta destinada a buscar alterativas superadoras frente a los fracasos que se acumulan en las últimas décadas, requiere de acciones imaginativas y audaces tendientes a reconstruir el Estado argentino tomando como eje los lineamientos que fija la Constitución Nacional.

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