Nuevo fraude electoral de Bush, ahora para modificar el Medicare

Dispuesto a abrir el negocio de la salud a los prestadores privados, George Walker Bush ganó una escandalosa votación en el Congreso estadounidense. Habitualmente las votaciones duran hasta 15 minutos, pero ésta demoró 3 horas y concluyó a las 6:00, porque Bush no conseguía los votos necesarios. No hay ética para los republicanos de la Casa Blanca, algo que deberán recordar los electores el año próximo.

La Cámara de Representantes de USA aprobó, en la madrugada del sábado, un discutido proyecto de reforma del sistema de salud para personas mayores (Medicare), después de una larga y polémica votación que generó acusaciones de abuso de poder.

En una apretada votación, con 220 votos a favor y 215 en contra, que terminó a las 6:00, la Cámara dio a la Casa Blanca una nueva victoria legislativa en un asunto de gran trascendencia política dentro del país.

Sin embargo, la mayoría republicana de la Cámara y la Casa Blanca habían perdido inicialmente la votación por 216-218, ya que un grupo de republicanos conservadores se oponía al plan.

Pero la Casa Blanca y el propio presidente George W. Bush intervinieron hasta última hora, con llamadas telefónicas a varios congresistas republicanos para que cambiaran su voto.

La estrategia resultó efectiva y contó con la ayuda de la presidencia republicana de la Cámara, que dejó abierta la votación, que comenzó a las 3:00, a fin de que algunos legisladores cambiaran su voto y asegurar la victoria del proyecto. Normalmente, las votaciones duran unos 15 minutos.

"Ganamos claramente y nos lo robaron descaradamente", denunció la líder de la minoría demócrata en la Cámara, Nancy Pelosi, quien, muy enfadada, acusó al Partido Republicano de "abuso de poder".

Pelosi comparó los acontecimientos de la madrugada con las elecciones presidenciales del año 2000 en Florida y aseguró que los republicanos "no pueden ganar si siguen las reglas".

El presidente Bush, en su discurso radiofónico de los sábados, no hizo mención a la tormentosa votación, pero se mostró satisfecho por el resultado final, que "dará a nuestros mayores opciones para la asistencia sanitaria", así como "ahorros en sus costos de salud".

El proyecto es muy discutido porque, entre otros asuntos, abre el sistema de Medicare a las empresas privadas de seguro médico, y por ello la oposición del Partido Demócrata considera que será el principio del fin de la asistencia médica pública a los ancianos.

Sin embargo, los republicanos incluyeron un plan de copago de las recetas médicas, lo que le ganó el apoyo de muchos legisladores que dudaron hasta última hora.

Las personas de la tercera edad son las mayores consumidoras de medicinas, y los fármacos que se dispensan con receta son en Estados Unidos mucho más caras que en otros países desarrollados, por lo que decenas de millones de jubilados demandaban un plan de este tipo.

El proyecto legislativo, que tiene un costo de US$ 395.000 millones durante 10 años, tiene que ir ahora al Senado.

En esa cámara podría sufrir la estrategia de bloqueo que la minoría demócrata está aplicando a otras medidas que los republicanos no han consensuado con ellos, como la ley de energía o el nombramiento de algunos jueces federales.

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