El grupo Talcahuano adoptó su nombre de los conciliábulos, asado mediante, que sus participantes celebraban en la terraza del estudio de Gerardo Conte Grand, ubicado en Talcahuano y avenida Córdoba. Ellos fueron, en la hora más temprana, y por oposición a Carlos Menem, la base en la Cámara de Diputados de las aspiraciones de Néstor Kirchner de transmutar de presidenciable a Presidente.
En los primeros meses de 2002, los Talahuano fueron liderados por Sergio Acevedo, y eran 12. Ahora, luego del recambio electoral de diciembre quedaron apenas 6. Y no se encuentran del todo a gusto en ningún bando: declaran simpatías por Kirchner, pero lejos quedaron las buenas épocas de los primeros meses del gobierno K, cuando los Talcahuano perfilaban para liderar el nuevo sub bloque kirchnerista.
Pero los desplazó Eduardo Arnold, alias Chiquito, vicepresidente 1ro. de la Cámara y pingüino, cuyo intento de armar el bloque oficialista fracasó porque las quejas de José María Díaz Bancalari se elevaron hasta Kirchner, quien le ordenó a Arnold desarmar su tropa.
El grupo Talcahuano, que había acompañado a Arnold, sufrió un revés. Y no ha logrado recuperar poder. Fue impedido de participar con éxito del reparto de las presidencias de las comisiones, con excepción de Ricardo Falú... porque alguien debe limpiar la ropa sucia.
Ahora, ellos miran con desconfianza la reedición del kirchnerismo, que tratan de reorganizarse con el comando del pingüino Daniel Varizat. Los Talcahuano han anunciado que Varizat no es conducción. Por ahora, prefieren pasar.
Los Talcahuano nunca superaron su enfrentamiento con el bloque PJ por las denuncias que presentaron acerca de los supuestos sobresueldos pagados por el Ejecutivo Nacional durante el año 2002 a los diputados del bloque. Involucraron a Humberto Roggero pero no reunieron simpatías y, desde entonces, son "los buchones".
Enojados con el estilo de conducción de Kirchner, se les atribuye la siguiente frase: "En una mesa de cuatro se juega al truco, pero no se dirige un país", y resume el descontento del grupo por el centralismo del gobierno de Kirchner (la mesa de cuatro se refiere a Carlos Zannini, secretario Legal y Técnico; Alberto Fernández o Julio De Vido; y el matrimonio Kirchner).
Aparte de la desatención, la queja se refiere a que el Gobierno no les consultó sobre ninguno de los candidatos que presentó para ocupar los cargos vacantes en la Corte Suprema. Los Talcahunao fueron, y especialmente Falú, quienes desde la Comisión de Juicio Político impulsaron los enjuiciamientos de Julio Nazareno, Eduardo Moliné O´Connor y Guillermo López.
Pero, en una entrevista otorgada al diario El Tribuno, de la ciudad de Salta, propiedad de la familia Romero, Ricardo Falú aconsejó a su ex compañero Segio Acevedo, hoy gobernador de Santa Cruz, regresar el dinero que la provincia tiene en el exterior. Más tarde, un talcahuano reconoció que el consejo no fue para Acevedo sino para Kirchner. A la vez, Julio Gutiérrez y Gerardo Conte Grand rechazaron la teoría del complot. "No somos soldados", dicen, rompiendo el verticalismo que tan le apetece al inseguro Presidente argentino. Los Talcahuano, un día de estos, le darán una sorpresa a K.
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