Carta abierta a Rodrigo Rato

POR MARIO TEIJERIO Un consejo del autor: "No premie a ministros o presidentes que se destacan por endeudar irresponsablemente a sus países".

¡Felicitaciones, Dr. Rato! Su nombramiento como director gerente del Fondo Monetario Internacional es un reconocimiento a su brillante carrera. Pero permítame desear que Ud. llegue a esta instancia con la visión correcta y mucha suerte, pues se hará cargo de una institución con problemas en tiempos difíciles. El FMI es hoy una institución debilitada. Acarrea la culpa de un comportamiento cuestionado en los ‘90. Su imagen se ha deteriorado, algunas veces por argumentos equivocados, pero también por errores propios incuestionables. Entre estos últimos cabe destacar la ausencia de una correcta supervisión de la evolución económica mundial y su apoyo a países que persiguieron políticas de fuertes desequilibrios fiscales y endeudamiento imprudente.

Por supuesto que esto no es culpa exclusiva de los anteriores directores gerentes ni del propio staff. Es también consecuencia de la decisión política de sus miembros principales de limitar su financiamiento e inmiscuirse activamente en sus decisiones más importantes. Lejos han quedado los viejos sueños de convertir al FMI en un Banco Central independiente para todo el planeta. También ha quedado de lado la iniciativa de transformarlo en un foro judicial donde se resolviera el caso de países en default.
En este contexto, ¿cuál debería ser su tarea como director gerente? ¿Sería la de un secretario de alto rango encargado de organizar la agenda del Comité Interino o de conducir reuniones del directorio en donde se debatan y consensúen negociaciones específicas con Argentina, Brasil o Turquía? ¿Hay lugar para un liderazgo más independiente del director gerente? Yo creo que existe, pero es uno limitado y que sólo puede construirse gradualmente, basado en el prestigio personal y una visión acertada que se demuestre como válida con el correr del tiempo.

Su tarea más difícil será la negociación de programas económicos exitosos para los países altamente endeudados. Argentina, Brasil y Turquía le deben US$ 60.000 millones al FMI. Pero la solución de sus casos no será tarea fácil. Por de pronto, existe una gran contradicción entre la naturaleza de los problemas estructurales que enfrentan estos países y la idea prevaleciente en la membresía de la institución, esto es, que el papel del FMI debería limitarse a atender crisis de liquidez con programas acotados al objetivo de restaurar los equilibrios macroeconómicos de corto plazo. Por el contrario, es necesaria una visión apropiada con respecto a las políticas de crecimiento de largo plazo para que estos países puedan superar su situación de endeudamiento crónico.

Pero cuáles son las políticas apropiadas para los países endeudados es materia de confusión entre los principales países industriales miembros del FMI. Oportuna-mente fue un paso positivo el cambio de política que reemplazó los salvatajes masivos a países con crisis profundas, por una política de mayor responsabilidad de los acreedores privados.
Sin embargo. la institución cree que una estrategia de crecimiento no debe ser parte esencial de los programas económicos. Las medidas estructurales son limitadas a aumentar la tasa de ahorro reduciendo el déficit público y promoviendo el desarrollo del sistema financiero local, lo que es necesario pero no suficiente para la expansión sostenida. Temas estratégicos en cambio, fundamentalmente el proteccionismo comercial y el nivel de gasto e intervención del Estado, no son una preocupación permanente. Se cree que los programas económicos deben ser iniciativa de los propios países para que tengan chances de ser implementados. No obstante, así como imponer programas desde afuera es indeseable desde el punto de vista político, apoyar programas insuficientes es dañino para todas las partes involucradas.

¿Pueden estos países crecer de manera sostenida gravando pesadamente su comercio exterior e impidiendo el despegue de sus exportaciones? ¿Pueden ser económicamente eficientes enfrentando una presión impositiva creciente que incentiva que la mayoría de la actividad privada se torne informal y de baja productividad? Por supuesto que no pueden y, sin embargo, políticas que aumentan el proteccionismo e incrementan el gasto público y los impuestos son fácilmente aceptadas por el FMI.

A la luz de estas razones, mi consejo es el siguiente: conviértase en una voz calificada que llama la atención, tanto a países industriales como países endeudados, acerca de la eventual necesidad de asumir estrategias de crecimiento más consistentes para poder salir de la actual trampa del endeudamiento crónico. Adopte como modelo los casos de países que a través de la apertura comercial y un gobierno limitado y eficiente, han sido destacadamente exitosos en décadas recientes. No premie a ministros o presidentes que se destacan por endeudar irresponsablemente a sus países o los embarcan en el proteccionismo y en el distribucionismo a través de un Estado cada vez más grande. Con el tiempo su prédica probará ser la correcta y su capacidad de liderazgo aumentará. Más importante aún, habrá contribuido a que las ideas cambien en la dirección correcta.

(*) Presidente del Centro de Estudios Públicos, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

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