Córdoba: Dura derrota del gobernador

José Manuel De la Sota creyó que volcaría a favor de Alberto Cantero la elección en Río Cuarto. Pero éste perdió. Ahora, las dos ciudades más importantes de la provincia están bajo control opositor.

El gobernador José Manuel De la Sota sufrió como propia la derrota que el candidato oficialista Alberto Cantero (Unión por Córdoba), recibió de Benigno Rins (Frente Nuevo), el pasado domingo en los comicios por la intendencia de Río Cuarto con la que quedó deteriorado su liderazgo provincial.

Ahora, afronta una realidad: las dos poblaciones más grandes de la provincia se encuentran bajo control de opositores. Cantero buscaba su reelección, y debió enfrentar a una alianza entre la UCR y los simpatizantes de Luis Juez, intendente de la capital provincial. Fue una elección muy disputada: Rins obtuvo el 47,9% de los sufragios, y Cantero el 45,6%.

En verdad, el voto hacia Rins estaba consolidado de entrada; en cambio, el de Cantero, ex rector de la Universidad Nacional de Córdoba, se construyó sobre la base del compromiso de De la Sota con el candidato. Rins era el favorito pero De la Sota dijo que quería demostrar que podía derrotarlo. Pero, ¿cómo se explica que, después de invertir tantos recursos en una sola ciudad, la gente de Río Cuarto le dio la espalda al gobernador De la Sota?

La respuesta deberia indagar en si la obra pública refleja el deseo real de los riocuartenses o si hay expectativas distintas que no se satisfacen con ladrillos y cemento, en una ciudad que siempre fue orgullosa de su desarrollo comercial y agropecuario.

De la Sota reapareció el lunes en la capital provincial en compañía, sugestiva por cierto, del ministro de Planificación Federal de la Nación, Julio de Vido. Junto a él, De la Sota ratificó que cumplirá con las obras prometidas a Río Cuarto: azudes niveladores para evitar inundaciones, el nuevo hospital y 700 viviendas.

Pero no pudo ocultar su enojo: "Yo voy a cumplir mis compromisos, ahora, el programa de Rins, es de Rins. Si lo hizo, es porque tiene los fondos para llevarlo adelante. Supongo que no tendré que hacerme cargo yo de los fondos de todos los intendentes que tienen elecciones, si no, voy a ser yo intendente de todas las ciudades".

Hasta los comicios en Río Cuarto, De la Sota festejaba un acuerdo de coparticipación con la Nación y la venganza personal no sólo contra el PJ bonaerense, que lo repudió cuando intentó convertirse en candidato presidencial de Eduardo Duhalde, sino contra el gobernador Felipe Solá. De la Sota tenía cuentas pendientes con Solá desde que éste "se abrió" luego de la firma conjunta de una declaración en la que atacaban el veto de organismos de derechos humanos a sus presencias en el acto en la Escuela de Mecánica de la Armada.

Solá dejó a De la Sota en soledad frente a las Madres de Plaza de Mayo y otras ONGs que frecuentan a Kirchner. Ahora, De la Sota se vengó de Solá cuando, en la Casa Rosada, después de una larga reunión con Kirchner, les dijo a los periodistas que el gobernador bonaerense le había mandado una carta para explicar su reclamo por la coparticipación, pero que no había tenido tiempo de leerla.

Pamplinas. Esa carta era un documento clave en la coyuntura política y ningún gobernador dejó de leerla y menos en medio de una negociación con el Gobierno nacional.
Luego, De la Sota regresó a Córdoba victorioso, y demostró sus logros con una nueva oferta salarial a los empleados públicos, (el otro, el de los docentes, aún no logra tener novedades). Pero el comicio en Río Cuarto lo debilita notablemente, y alienta la puja por su herencia, algo que él ha intentado impedir.

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