Recorriendo un poco la historia argentina, las relaciones con USA han sido un tanto ciclotímicas. Vale recordar la presidencia de Juan Domingo Perón en la que se llegó a utilizar como slogan el nombre del embajador Spruille Braden simbolizando la oposición entre ambos modelos.
También puede citarse al presidente Juan Carlos Onganía quien hizo intentos permanente por acercarse a USA, sobre todo porque en ese momento coincidían en la ideología anticomunista.
Pero el gobierno de facto no era bien visto desde la Casa Blanca, ya que se prohibió entablar relaciones con la Argentina a partir del golpe del 28 de junio de 1966 que derrocó a Arturo Illia.
Esto generó una reacción nacionalista que exasperó a Washington desde donde se negaban a reconocer al gobierno de facto.
El canciller en ese momento era Nicanor Costa Mendez, que finalmente logró el reconocimiento.
Cuando en la noche de los Bastones Largos el profesor estadounidense Warren Ambrose fue golpeado por la policía. La reacción de Washington no se hizo esperar, a lo que la Argentina contestó con disgusto que no toleraría injerencias en los asuntos internos. Pero unas declaraciones de Onganía lo solucionaron todo. Quien ofició como intermediario en ese momento fue el ingeniero Alvaro Alsogaray quien viajó a Washington a tranquilizar al mundo financiero y empresario.
Todo cambió en la década de los noventa cuando las llamadas "relaciones carnales" fueron el eje de la política hacia los Estados Unidos, con una llegada directa a la Casa Blanca y una apertura de la economía nunca antes vista.
El menemismo pareció dar un final a la eterna tirantez contando con ideólogos de la alineación tales como Carlos Escudé, quien estudió Ciencias Politicas en Yale o el politólogo Jorge Castro.
En ese momento el canciller era Guido Di Tella, uno de los responsables de haber acuñado el término y fue una postura criticada por varios sectores, sobre todo los de izquierda.
El malestar llegó al punto de denunciar al entonces embajador James Cheek, (un hincha fanático de San Lorenzo) de haber participado en la venta de armas a Ecuador y Croacia, aunque no llegó a probarse. El diplomático habría operado para la empresa Fine Air, según declaraciones del ex interventor de Fabricaciones Militares, Luis Sarlenga.
No hay mucho que decir de la presidencia de Fernando De la Rúa, en la que no hubo grandes sobresaltos como en tantos otros aspectos. Lo más notable fue un importante flujo de inversiones por la desregulación de las telecomunicaciones, empresas que se vieron en serias dificultades después de la devaluación del peso Argentino.
Allí sobrevino el caos institucional y finalmente la asunción de Eduardo Duhalde parece haber congelado las relaciones ya que el caudillo bonaerense no era bien visto por la Casa Blanca así como tampoco el triunfo de su delfín Néstor Kirchner, menos aún cuando en su asunción fueron las estrellas Hugo Chávez Frías y Fidel Castro.
La administración Bielsa parece haber reavivado un conflicto de años. Las relaciones entre el canciller Rafael Bielsa y la Secretaría de Estado llegaron al máximo de su tirantez con los dichos de Bielsa quien aseguró "estar harto" de las injerencias de la Casa Blanca en las cuestiones argentinas. Roger Noriega habría dicho que la situación en la Argentina debido al tema piquetero era complicada.
Pero ambas partes pidieron disculpas y a otra cosa.
Meses antes, el interlocutor en la polémica era Otto Reich, el ex enviado especial de Estados Unidos para América latina, quien mantuvo durante su gestión varios cruces con gobiernos de la región, incluido el de Venezuela (donde fue vinculado con el frustrado golpe contra el presidente Hugo Chávez Frías en abril de 2002).
En su balance, que realizó en el marco de una entrevista al diario de Colombia El Espectador dijo que "En tres años no se pueden resolver todos los problemas acumulados por décadas, pero creo que hemos hecho bastantes avances. El caso de Colombia es un ejemplo; con Argentina, Brasil, Ecuador y Perú tenemos buenas relaciones. Nuestros problemas son con personas como Chávez y Castro, que constituyen un peligro para sus vecinos."
También fue el encargado de sondear si la Argentina enviaría o no tropas a Irak y no pudo obtener una respuesta del gobierno de Kirchner a quien, en su último viaje a USA no fue recibido por el presidente Bush. Desde la Casa Blanca habrían dicho que de no haber una señal positiva por parte del presidente, la diplomacia seguiría tal y como está.
Por su parte, la ex secretaria de Estado de la administración de William Clinton; Madeleine Albright dijo estar entristecida por el derrumbe de la Argentina, y agregó en una nota publicada por el diario Infobae, "La Argentina, cuando yo estaba en el poder, estaba en una situación de cambio. Quería dejar de ser neutral y pasar a ser proamericana. Creo que eso fue de gran ayuda en muchos temas."
Teniendo en cuenta que USA no es amante del multilateralismo, la Argentina deberá decidir cuál será a ciencia cierta su papel, rumbo que en este como en tantos otros campos, parece desconocer.
Las relaciones con Cuba no son vistas con buenos ojos por la Casa Blanca ni tampoco el fervoroso recibimiento del que fueron destinatarios Chávez y Castro en la ceremonia de asunción de Kirchner a la que la administración Bush había enviado al secretario de Vivienda, Mel Martinez.
El viaje de la senadora Cristina Fernandez de Kirchner a la isla suma un punto en contra en cuanto a las relaciones entre las casas Blanca y Rosada. Esta sería una respuesta del gobierno argentino a las reiteradas invitaciones de Fidel Castro a través del embajador en Cuba, Raúl Taleb, quien dijo que las relaciones bilaterales están pasando por un momento "excelente".
El momento es bueno sobre todo para las empresas de Entre Ríos, la provincia natal del ex diputado por el PJ, licenciado en Relaciones Internacionales que trabajó en cancillería en los ´70; a las que ha llevado a la isla para hacer negocios junto a unos cuantos frigoríficos de la provincia de Santa Fé. También el Banco de la Nación Argentina planea abrir una sede en La Habana.
Taleb, al igual que muchos otros es lo que se llama un "embajador político" y surgió de un acuerdo con el gobernador de Entre Ríos Jorge Busti.
Fue el mismo funcionario quien aseguró que había que sumar a Cuba y tomar distancia de los Estados Unidos en una conferencia de prensa diplomática en La Habana. Pero la Casa Blanca no duda en repetir, dicho por boca del mismo presidente Bush que se siente "preocupado y decepcionado" por la actitud de la argentina hacia Cuba.
Estas palabras, que le dijo Bush a Kirchner en Monterrey que fue en el mismo instante en el que el presidente Kirchner le prometió supervisar "personalmente" la política hacia los Estados Unidos.
No es un dato menor que durante más de 20 años ningún presidente ha visitado la isla. El último fue Raúl Alfonsín en 1986. Fiel a la dualidad que caracteriza al estilo K, el presidente Kirchner no va en persona a pesar de haberlo prometido pero envía a su esposa, la senadora Cristina Fernández.
Como en tantos otros aspectos, la actitud de la Argentina es pendular, entre el amor y el odio sin encontrar el justo medio. El ejemplo constante es Chile, un país que expresó con firmeza su posición en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas respecto del tema de Irak, distanciándose de la Casa Blanca pero que no le impidió firmar al poco tiempo un importante acuerdo comercial.
No hace falta arrodillarse para tener buenas relaciones con un país, aunque éste sea una potencia. Tampoco es necesario actuar como guapo para ser tratado con dignidad.
Faltará ver en lo que queda de la administración Kirchner, si finalmente tomará una actitud de diálogo o seguirá, fiel al estilo K, mostrando una actitud ambigua que deja a propios y ajenos en un estado de incomprensión y de sensación de no tener un rumbo definido, ni en lo interno ni en las relaciones con otras naciones.
Enviá tu comentario
IMPORTANTE: Este es un espacio de participación de usuarios.
Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los usuarios y no reflejan la opinión de Urgente24
El equipo de redacción revisará las opiniones para evitar la difusion de comentarios no apropiados o insultos. Enviar un comentario implica la aceptación del Reglamento