Inseguridad: Es Bolivia pero parece la Argentina

Una investigación sobre la inseguridad en Santa Cruz, Bolivia, realizada por la revista de sociología del grupo Guía, reveló que la mayoría de los encuestados piensa que la Policía y los operadores de justicia (jueces y fiscales) son entidades corruptas, poco preparadas, ineficientes, mal equipadas y poco confiables para hacer frente a la delincuencia, cuyo incremento, según el estudio, es producto de las condiciones sociales en trance de deterioro. Algo similar a lo que sucede en la Argentina. Por tal motivo, U24 reprodujo una nota publicada en el Diario Mayor on line, El Deber, de ese país.

La tesis Miedo y reacciones, elaborada por el Grupo Universitario de Investigaciones Aplicadas (Guía) entre los meses de junio y septiembre de 2003 en más de 200 urbanizaciones vecinales, donde entrevistó a 640 personas, consiste en analizar la réplica social de los vecinos de Santa Cruz ante la acentuación de la delincuencia, según el director de la revista, Jean Paul Feldis B.

De acuerdo a la contextualización del tema, "la incivilidad, desviación, delincuencia y criminalidad no cae del cielo. Se da por factores como la crisis económica, el descenso de los salarios, el desempleo de larga data, el incremento de nuevos desocupados, la demanda laboral juvenil no satisfecha y las actividades económicas al borde de la ilegalidad".

Se estableció que "en Bolivia se codean, en un territorio relativamente reducido, la opulencia y la indigencia, la abundancia y la miseria. Prevalece la cultura del atropello y de la violencia en un Estado que reacciona bajo presiones y demandas."

La poca credibilidad en la justicia humana fomenta la fe en lo sobrenatural: los brujos o adivinos suplen investigaciones policiales con lectura de hojas de coca, naipes y otros elementos. Los consultados explican que la preparación de un juez, fiscal o policía no se limita a la formación universitaria, sino que abarca el componente moral, experiencia y sensibilidad social.

Una consulta con "entendidos en la materia", según Guía, da cuenta de que otro problema son los fallos benignos, las leyes y procedimientos inadaptados a nuestra realidad; la jurisprudencia varía de acuerdo a criterios políticos, regionales y culturales, y los jueces y fiscales están recargados de casos.

En el análisis, la revista deduce que "es preciso consolidar las reformas jurídicas, fortalecer las instituciones y llenar las vacantes en las grandes reparticiones del Poder Judicial. Agrega que para lograr este objetivo se requiere de una revolución institucional, reconquistar la imparcialidad, despolitización, hacer que los magistrados garanticen los derechos de los ciudadanos, caso contrario se expone a la sociedad a una justicia venal, presionable, librada a los intereses de partidos políticos, que la toman como botín o como garantía para su impunidad".

Respecto a la Policía, el pueblo la define como un ente verdugo y represor, cuando no extorsionador. El uniforme es amenaza, lo usan en atracos delincuentes que suplantan a policías o algunos malos agentes para redondear sus ingresos.

El juicio crítico de los entrevistados se volvió lapidario en todos los ítems consultados. La escasez de recursos se manifiesta en el pésimo equipamiento para su movilización y comunicación, en su infraestructura vetusta, en máquinas de escribir, vehículos y armamentos obsoletos e insuficientes, siendo que Santa Cruz es uno de los distritos que más dinero recauda para la Policía.

Existen opiniones drásticas y benevolentes. Unos se inclinan por una reestructuración radical, mientras que otros atribuyen los problemas a los bajos niveles salariales. El informe destaca que la institución ‘verde olivo’ "requiere de una profunda transformación. Carcomida por la corrupción y el delito, su estructura y cultura militarizada no le permiten estar a la altura de los acontecimientos. "

"Su verticalismo silencia la autocrítica y la investigación de actos de corrupción infiltrados a través de las instituciones de recaudaciones (Identificación, trancas camineras, batallón de seguridad física, licencias para conducir y otras), que deberían pasar a otros organismos. Por este motivo, se tiene la impresión de que la Policía se constituyó en una parte del problema de inseguridad, en vez de ser la punta de lanza de la solución".

Guía saca en claro que a menudo la inseguridad es teóricamente tratada por ciertas corrientes de opinión (medios de prensa, políticos y dirigentes) desde el ángulo de la violencia, robos, atracos y agresiones.

"Pocas veces es analizada desde el punto de vista de la pobreza, la precariedad de las condiciones de vida, las deficiencias de la educación y las marcadas desigualdades sociales. Esta forma de ver la inseguridad oculta gran parte del problema para predicar una criminalidad acentuada y siempre más frecuente en las clases empobrecidas, pero poco se hace por frenar la corrupción, los negociados, los abusos de poder de la delincuencia de cuello blanco".

En este acápite no se salvan de la crítica los medios de comunicación, pues se cree que se apoderaron del problema de la criminalidad y sus respectivos sentimientos de inseguridad.

"Las llamadas soluciones para la delincuencia se construyen con apreciaciones subjetivas de casos aislados. Se elevan dichas soluciones a la categoría de propuestas o se las minimiza según el nivel de preparación e investigación del comunicador. Pero estas intervenciones en general no pasan de sensacionalismo y superficialidades debido a la escasa formación jurídica de la mayoría de los reporteros y sobre todo a la carrera por el rating y rivalidad entre medios. En no pocos casos la prensa desarrolla terrorismo informativo exacerbando la alarma pública", refiere el informe.

Para un juez, "el desconocimiento jurídico de la opinión pública y de los medios de comunicación parece no tener límites. No existe en la ciudad un buen periodista jurídico", sentenció el magistrado, que piensa que la imagen de la justicia se forja sobre los casos debatidos en el ámbito periodístico. Este comentario es sólo parte de una lista de reproches formulados contra la prensa.

De todos modos, muchos piensan que los recursos financieros brindan mejores ‘argumentos’ y mayor peso en uno de los platillos de la diosa Temis. Otro individuo, más filosófico y en señal de desaliento por la desigualdad, afirmó: "La justicia es como la víbora, sólo pica al descalzo".

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