Voto obligatorio vs. voto voluntario: La polémica

POR EDGAR MAINHARD (*) No es malo debatir algo tan importante para todos. Pero es mejor debatir para construir.

La palabra 'sufragio calificado' ha provocado una conmoción exagerada entre algunos Usuarios Registrados, cuando el propio contenido de la nota publicada en la víspera, arroja dudas acerca de la viabilidad del sistema: "(...) Entonces, la calificación en base a la que se hará el corte, es todo un tema que vuelve inviable el sistema. (...)".

Que esto haya pasado desapercibido revela que algunos lectores priorizan los títulos, epígrafes y copetes, al cuerpo de nota. En verdad, esto es bastante habitual hoy día, por falta de tiempo, en parte, por comodidad, en otros.

Por esto lo ideal en Internet -que U24 casi nunca hace, por falta de tiempo- es la letra en negrita porque ayuda a 'cualificar' ciertos conceptos, frases, palabras.

De todos modos, sin la lectura completa no deberían -por prudencia- realizarse apreciaciones definitivas o demasiado contudentes.

Más allá de estas cuestiones, no resulta conveniente negarse al debate acerca de cómo mejorar el sistema de gobierno colectivo; el futuro de todos es tan importante que debería impedir la autocensura.

Antes que avanzar, una ratificación: carece de sentido la 'lista sábana' como también es necesario un reempadronamiento amplio de los partidos y del Registro Nacional Electoral, lo que también exige un sistema de documentación difícil de adulterar.

Además, el voto electrónico ayuda mucho a transparentar el comicio y a acelerar la difusión de los resultados, evitando tanta especulación inútil.

Luego, ¿por qué negarse al voto como un acto voluntario de compromiso periódico con la democracia, en vez de que la asistencia a las urnas sea un acto compulsivo que responde al compromiso de nuestros héros muertos con el sistema republicano?

En vez de escandalizarse porque ayer titulé una reflexión sobre el tema con la polémica frase 'voto calificado', resultaría más interesante leer las propuestas de los Usuarios Registrados acerca de cómo sigue la democracia porque ésta democracia, conseguida gracias a la derrota en la Guerra de Malvinas antes que por mérito propio, tiene problemas de representatividad.

Esto puede provocar cuestionamientos a la legitimidad de los gobernantes. Néstor Kirchner padece, desde su polémico triunfo de 2003, la maldición de quien necesita una ratificación cotidiana de su representatividad a través de las encuestas que, al parecer, deben 'maquillarse' cuando no son tan favorables porque, de lo contrario, el Presidente teme que se afecte su capacidad de gobernar.

El descontento con lo que se tiene fue el mensaje coincidente de ayer, con las convocatorias en las 2 plazas, la de Mayo y la de los Dos Congresos. Hay un cuestionamiento que no comenzó ayer, ya estaba en muchos en diciembre de 2001 con el 'que se vayan todos', que luego capotó por una ofensiva de los políticos profesionales, quienes lograron defender su espacio por fragilidad y fragmentación de quienes los cuestionaban.

Es muy fácil reivindicar el voto universal, secreto y obligatorio -el status-quo vigente- y a la vez quejarse porque los representantes no representan.

Cuestionar algo pero no aceptar debatir qué y cómo cambiar provoca que el sistema colapse.

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(*) U24, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2004.

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