Bolivia y la exportación de electricidad: El diálogo que falta

Las autoridades han anunciado que en estos días se propondrán pedir a las petroleras que bolivianicen los componentes de sus costos, porque el mercado es boliviano. Esto supone pedir a las petroleras un sacrificio. El país acaba de atravesar por un período de turbulencia promovido por los transportistas, pero nadie podría decir que las causas del conflicto han sido eliminadas.

La exportación de electricidad en gran escala parece ser la posibilidad más cercana que tiene Bolivia, lo que se sumaría a lo que se hace ya con el gas natural, los productos agropecuarios, los minerales y los textiles. La cualidad que tendría el vender electricidad al exterior es que será un producto con valor agregado, pues se aprovecharán las riquezas que tiene el país en materia de agua y gas, para producir energía hidroeléctrica y termoeléctrica.

En América del Sur sólo existen dos países que tienen energía no utilizada y susceptible de ser consumida: Venezuela y Bolivia. "Nosotros somos el único país que tiene suficiente energía en gas y en agua para abastecer no sólo sus propias necesidades, sino a países vecinos", declaró a La Razón el viceministro de Energía, Carlos Romero Mallea.

Un estudio realizado por la Superintendencia de Electricidad sostiene que ahora el objetivo es ganar los mercados que están abiertos para promover a gran escala la industria eléctrica en el territorio nacional. Brasil y Perú son los países que más pronto pueden ser beneficiados con la electricidad boliviana y, más adelante, estaría Paraguay.

La posibilidad es que a estos países podría venderse 5.200 megavatios de energía eléctrica, lo que significa siete veces más el actual consumo de toda Bolivia. Cifra realmente importante. Tanto Brasil como Perú han firmado ya con Bolivia tratados de integración energética, en los que la comercialización de electricidad es una prioridad. Un acuerdo similar podría concretarse próximamente con Paraguay. Mientras aquellos mercados se concretan, cuatro planes de exportación de electricidad están ya avanzados, aunque el más cercano es el de Perú, país al que inicialmente se le venderían 200 megavatios a partir del 2006. Tres empresas han solicitado ya a la Superintendencia de Electricidad permisos para construir la línea a Puno, Perú.

En la agenda inmediata está también un proyecto, sin duda el más importante, por el monto de su demanda e inversión. Se trata de la venta de 3.800 megavatios de energía al Brasil, generados en plantas hidroeléctricas. La empresa que está empeñada en este emprendimiento es Odebrecht, la cual proyecta invertir entre 5.000 y 6.000 millones de dólares. Hasta el momento presentó su solicitud ante la Superintendencia de Electricidad para efectuar los estudios necesarios. Por ahora, se abrió un proceso de conciliación en torno a ciertas observaciones presentadas. Otro proyecto que tiende a viabilizarse con Brasil es el de Electronorte, en el que hay avances significativos. Los estudios técnicos están en marcha, al igual que el análisis de precios.

El tercer mercado potencial para la producción energética de Bolivia es Paraguay, donde podrían exportarse entre 300 y 1.500 megavatios. Gran parte de lo que pueda acontecer en este caso depende de una próxima reunión bilateral entre los dos países, en la que el tema de electricidad podría convertirse en el principal.

En lo que concierne a la provisión interna de electricidad, el área rural es el que está recibiendo especial impulso. Entre el anterior y el actual Gobierno, se logró conectar energía eléctrica a 76.000 hogares. Se espera llegar hasta fin de año a 9.000 hogares más.

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Editorial del diario La Razón de Bolivia, 30 de agosto de 2004.

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