CRISTINA & AMADO

Crónicas del Monte Olimpo: El turista del peronismo

"Amado Boudou es un turista del peronismo": implacable Jorge Asis en una reflexión muy incisiva sobre el proselitismo del Frente para la Victoria.

( N. de la R.: El Monte Olimpo era, según los griegos, el lugar donde habitaban los 12 dioses olimpicos. Los griegos creían que los dioses disponían allí de mansiones con servidumbre y todo tipo de lujos. 

Los dioses que habitaban en el Monte Olimpo eran:

> Zeus
> Hera
> Poseidon
> Afrodita
> Apolo
> Artemisa
> Ares
> Hefesto
> Demeter
> Hestia
> Hermes
> Hades).
 
por JORGE ASIS
 
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Jorge Asis Digital). Instalada en el “Monte Olimpo”, cuando lo designó olímpicamente a Filmus, El Triste, como su delegado para la compulsa electoral del Artificio Autónomo, Cristina se dirigió a Amado Boudou, que estaba apichonado, a punto de deprimirse. Le dijo:
 
“Para vos tengo reservadas otras responsabilidades”.
 
Y Cristina cumplió. Lo designó, desde el Monte Olimpo, como su postulante a la vice. Por “su lealtad”.
 
Por haberle proporcionado, en materia terrenal, el que considera como máximo logro del reinado. El célebre manotazo hacia los fondos previsionales de las AFJP.
 
Una idea genial que Boudou le trasladó a Cristina. Llevado de la mano de Sergio Massa, alias Massita, el Premier, o mero jefe de gabinete.
 
Massa era otro ex liberal del UPAU, un “marijulista” como Boudou. Pero por entonces Massita se cuidaba, al extremo de advertir:
 
“Presidenta, no estoy del todo de acuerdo con la idea de Amado. Pero me parece que tiene que escucharlo”.
 
Como Néstor, El Furia, aún vivía, Cristina -según nuestras fuentes-, lo convocó. Para hacerle recitar al audaz Boudou, un funcionario menor, otra vez, la propuesta que iba a derivar en el manotazo.
 
En defensa propia, El Furia detestaba, según Gargantas, a los “lindos”. Los funcionarios pintones. Decidió verduguearlo a Boudou.
 
“¿Y quien c… te autoriza a vos para venirnos con propuestas semejantes?”.
 
Por las dudas, Massita se esmeró en reiterar que no estaba de acuerdo con la propuesta…
 
“Porque vos sos un c…”, lo cortó El Furia. Para agregar.
 
“Pero la idea me interesa. Merece habérseme ocurrido a mí”.
 
Etnocentrismo cultural
 
Cristina-Boudou se impone como ejemplo del etnocentrismo cultural.
 
Es la fórmula de la Ruta 2. Admisible para el país sólo retóricamente federal, que mantiene la centralidad exasperante de Buenos Aires.
 
El 90 por ciento del actual gabinete, el que nunca se reúne, procede de Buenos Aires.
 
Pero son de Buenos Aires también las principales propuestas opositoras. Alfonsín-González Fraga, y Duhalde-Das Neves.
 
“Amado tiene coraje, no les teme a las corporaciones”.
 
Boudou es un turista del peronismo. Sin embargo la designación del copiloto deriva en un mensaje de garantía.
 
La “profundización del modelo”, que impulsa la revolución imaginaria del kirchnerismo. El camino elegido es el de la hondura. “Nunca menos”.
 
Se sumergen, entonces, en las profundidades previsibles del abismo. Que cautiva.
 
Cristina, la deidad del Monte Olimpo, es una Samantha oriunda de Tolosa, en la proximidad de La Plata. Fue trasplantada hacia Santa Cruz, igual que tantos inmigrantes internos. De la magnitud moral de Uberti, De Vido, Zanini, Das Neves, Varizat, el Paco Larcher.
 
Emergió, como pingüina, hacia los cargos electivos, desde Santa Cruz. Para recuperar la identidad bonaerense en la elección legislativa del 2005. Sustancial, porque clavó la hegemonía del kirchnerismo. Y logró, en alianza infatigable con el Grupo Clarín, y la mayor parte de los medios y los comunicadores, la rendición casi incondicional de la sociedad. Cuando, con el extinto Furia, marido y jefe político, y la inestimable ayuda de Felipe Solá, y de su escudero Florencio Randazzo, perforaron la provincia que Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas), creía que formaba parte del inventario familiar.
 
Con el estandarte de Cristina senadora, El Furia arrasó con Duhalde, que portaba el estandarte de Hilda, La Chiche. En aquel célebre combate decisorio del peronismo conyugal.
 
Pero Kirchner le ganó a Duhalde para ocupar su lugar. Para transformarse en El Padrino. Pese a los consejos sabiamente medulares de José Pablo Feinmann, el Paco Jamandreu de la filosofía.
 
Feinmann-Jamandreu lo alentaba a Kirchner para que terminara, de una vez, con el peronismo.
 
Por su parte, Amado Boudou procede de Mar del Plata. Especialista en cuestiones empresariales de la basura, en el rock, y en las delicias estéticas de la gimnasia tango. Por una vía conyugal, inoportunamente litigiosa, que podrá ser explotada por la prensa del escandaloso corazón.
 
Boudou dejó su huella imperecedera también en Mar del Tuyú. Municipio Urbano de la Costa (al que también puede accederse por la Ruta 2, hasta Dolores).
 
Exasperante centralidad
 
Por la exasperante centralidad, un atributo reaccionario, la Argentina depende, como nunca, de los humores que se trafican en Buenos Aires.
 
Desde la presidencia, con la colaboración invalorable de Zanini, el Ñoño, un López Rega sin magia, se decreta la muerte institucional del federalismo.
 
Los gobernadores, meros delegados presidenciales, casi embajadores internos, no vacilan en ofrecer el descenso metafórico de los pantalones. Para liberar sus retaguardias, al influjo del poder central.
 
Zanini les impugna, con la habilitación del Monte Olimpo, con el veredicto de una tachadura, los nombres de los diputados. A los efectos de incorporarles otros, procedentes, en general, de las diversas páginas web de La Cámpora.
 
Es el emblema semántico -La Cámpora- que sirve para vengarse del ingrato. Aquel olvidado General Perón, que despidió de la presidencia, como si fuera una mucama, al Cámpora original.
 
Al Cámpora que hoy homenajean. Y aparte Perón, el ingrato, los echó, después, de la plaza, a los montoneros que nunca olvidan. Ni siquiera a través de su versión actual, de bajas calorías. 
 
Afortunadamente inofensiva. Que avanza, menos que por la patria socialista, por el imán de los presupuestos. Los cargos.
 
Lo más grave es que los delegados presidenciales, con rango nominal de gobernadores, aceptan -con alguna excepción honrosa- que se los viole. Sin gran dolor. Con un miembro políticamente fláccido. Y lo peor, corto. Pero con la consistencia suficiente para hacer lo que se les antoje con sus territorios. Y, sobre todo, con el adaptable peronismo de plastilina. Tan carente de energías como de identidad. Donde se percibe como una reivindicación social que los sindicalistas -la columna vertebral del movimiento- se perciban, a si mismos, como prótesis involuntarias. Prescindibles.
 
Mariotto, el militante
 
No puede extrañarse, por lo tanto, que el kirchnerismo póstumo, hoy devenido en cristinismo trascendente, serruche la rama de la que se cuelga.
 
Y decidan desairar, públicamente, a su máximo aportante de votos. Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. A Mancusso le pusieron, como un peludo de regalo, el vice.
 
Le injertaron, en su proyecto de consensos, el ventarrón frontal de Gabriel Mariotto.
 
Es un muchacho simpático, con la cultura inquietante del suburbio, y severas ínfulas de polemista derrotado. Contiene la personalidad de amianto.
 
Un militante frontal, en cierto modo heroico, que no vaciló ante la instrucción de generar una Ley de Medios. Mera consecuencia del divorcio conflictivo entre Kirchner y el Grupo Clarín, tratado en el Portal como “Guerra de Convalecientes”.
 
Pero Mariotto se diferencia de Boudou. No es ningún turista del peronismo. Es peronista.
 
Estuvo protegido debajo del manto del Pepe Albistur. Fue sucesor del prócer Julio Bárbaro, en el Comfer.
 
Sólo Mariotto coincide con Boudou en la etapa de la proyección. Es el letal 2008. Año de la radicalización del gobierno de Cristina, hacia ninguna parte. Con la conducción, ociosamente estratégica, de Néstor, El Furia que le entorpecía el mandato a su mujer, mientras se preparaba para la irresponsabilidad de su muerte.
 
Mariotto contiene inquietudes ambiciosamente lícitas. Capitalizado, sobre todo, por su estricta debilidad. Cuenta con los “fierros” de un Centro Cultural en la antigua Avenida Pavón (hoy Hipólito Yrigoyen), que ya supo inaugurar 14 veces. Y le responden mariottistas fieles como El Chiquito, su secretario. O Santiago. Y sobre todo la doctora Peñafort. A la que apodan -vaya a saberse por qué- la doctora Peñaflor.

Dejá tu comentario