La Trafic:según Román Lejtman
-Gracias, tomen asiento por favor. Buenas tardes señor Román Lejtman.
-Así es.
-Mire, lo molestamos para que Ud. preste declaración testimonial en este juicio oral y público. Se juzga a supuestos partícipes necesarios en el atentado a la sede de la Amia. Como también a imputados por otros delitos conexos. Le informo que Ud. va a declarar bajo juramento de decir verdad, y que en caso de incurrir en falsedad, u ocultar al tribunal alguna circunstancia que conozca, el Código Penal prevé penas que pueden llegar hasta los 10 años de prisión. Por favor, si es tan amable, póngase de pie que le recibo el juramento.
-Okay.
-Señor Román Lejtman, ¿jura o promete, según sus creencias, decir la verdad en todo cuanto supiera y le fuera preguntado?
-Sí, juro.
-Tome asiento, por favor. ¿Me puede decir su fecha y lugar de nacimiento?
-11 de febrero de 1959, en la capital federal.
-El nombre de su padre.
-Jacobo.
-Su madre.
-Nélida.
-Nélida, el apellido.
-¿De mi madre?
-Sí.
-Blostein.
-¿Estado civil?
-Casado. (...)
-Sr. Lejtman, ¿profesionalmente tuvo Ud. contacto con el Sr. Telleldín?
-Sí, efectivamente...
-¿Puede relatarlo?
-Sí.
-¿Desde cuándo y con qué motivo?
-Si, eh... yo no puedo precisar las fechas pero el primer contacto que tuve con Telleldín fue por teléfono. Siempre trabajando para Página/12. Yo cubría, eh... las noticias vinculadas a este caso para ese matutino, y a través de quien era el abogado de Telleldin, el Dr. Stinfale, pude acceder, al principio telefónicamente, a conversar con Telleldín. Eh... después eh... en una oportunidad lo vi en prisión, y hace pocos meses lo... lo volví a ver en prisión. (...)
-¿Le hizo mención sobre la entrega de una Renault Trafic?
-Me hizo mención, sí, efectivamente.
-¿Le dijo a quién se la entregó?
(...) -Bueno, en el marco de la investigación periodística que yo hice para Página/12, nosotros –digo nosotros porque yo trabajaba con un colega en Página, con él sobre el mismo tema, que es Raúl Kollman, por eso me refiero a nosotros- investigábamos cómo se había preparado el atentado, y a través de distintos indicios, o informaciones, eh... llegamos a Telleldín, y yo, en varias oportunidades, esteee... conversé con él respecto a cómo había sido la entrega, y acorde a lo que él explicó, eh... la entrega había sido como producto de una supuesta extorsión o eh... negoció eh... me da la impresión que a esta altura de la investigación de la causa, no es secreto para nadie que este Telleldín formaba parte de una banda dedicada a la compra y venta de autos robados, y que tenía cierta protección policial. En ese marco, Telleldín me remitió a mi, al principio por teléfono, y luego en esa primera entrevista en la cárcel, que efectivamente había entregado la Trafic como parte del acuerdo de esa protección.
-¿Le hizo mención de algún nombre, de alguna persona a quien le hizo la entrega?
-En rigor, fue eh... fue al revés. Nosotros eh... teníamos un seudónimo, nosotros conocíamos sólo un seudónimo que era un tal Pino, y a través del seudónimo –yo preguntándole a él- dio a entender –obviamente después nosotros chequeamos, por otro lado- que ese seudónimo (Pino), correspondía a un miembro de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
-... ¿A quién? ¿Recuerda?...
-Si mal no recuerdo era de nombre Leal. Sí, mal no recuerdo. O sea que para nosotros, acorde a los testimonios o a las declaraciones periodísticas del Sr. Telleldín, la Trafic había sido entregada a un grupo de policías, integrado o encabezado –la verdad es que no puedo precisar qué tipo de responsabilidad- por este Sr. Leal. (...)
-Dígame Sr. Lejtman, con Barreda y Bareiro... ¿Ud. tuvo alguna relación, alguna vinculación?
-Yo, con Barreda y Bareiro, habré charlado tanto telefónica como personalmente, pienso que en dos o tres oportunidades.
-¿Y qué le manifestaron en esas oportunidades?
-Bueno eh... en rigor la situación, para nosotros, del punto de vista periodístico, era compleja porque al principio Barreda y Bareiro se presentaron como quienes podían aportar investigación en el caso, por lo menos... una perspectiva periodística que eh... no siempre se ajustaba a lo judicial. Y digamos, por lo fidedigno, por la capacidad de poder probarlo con otras fuentes. Luego, con el correr de la investigación eh... nosotros nos enteramos que eh... trabajaban o trabajaron para el Gobierno nacional, o sea específicamente para la Side. Después, con el correr de los meses, nos dimos cuenta que estaban supuestamente involucrados eh... a partir de la detención de ambos eh... particularmente en mi caso eh... yo perdí el contacto, pero yo puedo decir que eh... hablé por teléfono con ellos, y por lo menos en una o dos oportunidades nos encontramos personalmente.
-Dígame Sr., estos señores Barreda y Bareiro, eh... ¿trabajaban como orgánicos de la Side?
-La verdad que no lo sé porque eh, yo puedo manifestar que trabajaban para la Side porque, en algún momento, lo comentaron ellos y pudimos chequear la información en el Gobierno. Ahora, probar si era cierto o no... para mí es de imposible acceso.
-Dígame Sr. Lejtman, ¿Ud. conoce o conoció al comisario inspector Salguero?
-Sí, efectivamente…
-¿Puede darnos referencias de ese conocimiento?
-Bueno, eh… con el comisario Salguero, creo recordar haber estado una vez con él, y por lo menos haber conversado en dos o tres oportunidades porque lo que me acuerdo de Salguero es que, en principio, fue llamado a la investigación por el juez Galeano, porque supuestamente él iba a contribuir a abrir nuevas líneas, nuevas pesquisas y, finalmente, nosotros, a través de una investigación periodística probamos que, en realidad, lo que más él hizo fue confundir las pesquisas al punto tal, creo recordar, que después de nuestra investigación periodística Salguero fue corrido de la investigación.
-¿Puede aportar, Sr. Lejtman, elementos objetivos sobre esta maniobra que Ud. está… ?
-Lo único que puedo aportar… digamos… recuerdo una conversación complicada con él, en la unidad donde prestaba servicio, en la policía de la provincia, donde él me imputó a mi, porque fui solo –no concurrió Raúl Kollman-, que la información que habíamos dado en la tapa de Página/12 le complicaba la carrera a él, y le puedo asegurar que fue una conversación muy desagradable, por el lugar donde fue la conversación y por el contexto.
-¿Cómo se sintió Ud., aparte de esa sensación de desagrado?
-Apretado.
-¿Ud. lo conoció bajo algún nombre?
-Yo quizá me equivoque, y le pido disculpas al tribunal, pero la historia creo que tiene que ver conque, supuestamente… en la preparación del atentado tuvieron que ver carapintadas y… hasta se indujo al juez a allanar una casa de una persona que tenía fueros, creo que era un diputado provincial y esto podía traer más complicaciones al expediente de las que ya había y, bueno, nosotros creo que contamos todo eso y Salguero fue retirado, lo cual provocó muchos problemas en el Tribunal porque Salguero venía recomendado a la investigación. Entonces aparecía como una contradicción: al final era como que había sembrado pistas falsas en la causa y todo se volvió a embrollar. (…)
-¿Ud. se enteró si la Dra. Riva Aramayo se reunió con Telleldín?
-Yo recuerdo ahora que la Dra. Se reunió con Stinfale, y creo que se reunió una vez con Telleldín. Creo que se reunió una vez, sí. (...)
-Perdóneme, yo me estoy refiriendo específicamente a esta camioneta de de...
-¿A cómo la armaron?
-Exacto.
-Bueno, lo que él dice que, en realidad, tenían una camioneta destruida y roban otra y le ponen un motor a la primera, digamos es lo que cuenta él eh... esa es la descripción que, por lo menos, me hace a mi ¿no?.
-¿Le habla algo de respuestos de... ?
-Sí, él dice que hay que poner algunos respuestos que no se conseguían y que eso implicaba alguna erogación extra pero nada en particular. Porque, digamos, yo de eso sí me acuerdo porque nosotros preguntábamos lo mismo: si la camioneta estaba reforzada, si tenía más elásticos, si le habían puesto unas planchas de plomo para dirigir el contenido de la bomba. O sea, nosotros íbamos esperando que, quizá, él nos ampliaría cierta información y, en ese punto por lo menos, a mi nunca me contó más allá de lo que uno puede decir lo obvio, ¿no? (...)
El libro para Editorial Planeta
-Sr. Lejtman ¿Ud. tuvo algún tipo de relación con Telleldín, en cuanto a la redacción de un libro?
-Efectivamente.
-¿Puede darnos precisiones al respecto?
-Sí, cómo no. Eh… la historia es la siguiente: antes que Telleldín hiciera eh… su primera declaración importante ante el juez Galeano, que contara algo de lo que supuestamente sabía –me parece importante ponerlo en ese contexto-, eh… yo tenía acceso a conversar con él, y Raúl Kollman y yo le propusimos hacer un largo reportaje. No era que él iba a escribir ni nada por el estilo. Un largo reportaje acerca de lo que él, supuestamente, sabía del expediente, o de lo que había pasado, en rigor. Eh… en principio él acercó una suerte de memoria de su primera semana en prisión, que yo particularmente leí. Desde el punto de vista de la literatura, del periodismo, no era bueno. Entonces, en lugar de publicar sus memorias o sus cuadernos en la cárcel, si se permite la expresión, eh… yo sugerí hacer un largo reportaje (…). Yo tengo relación con la Editorial Sudamericana, que es la editorial donde yo habitualmente publico, y propuse el tema en la editorial, obviamente me dijeron que sí, que era muy buena idea y conversé con quien era el abogado de Telleldín, el Dr. Stinfale. La primera, y la única dificultad que surgió, y que en definitiva determinó que el libro nunca se editara, y que, digamos, lo dejáramos como proyecto, es que Telleldín tenía una pretensión económica que iba más allá de lo que habitualmente se paga por un libro periodístico. Telleldín quería cobrar algo así como –quizá me equivoco- supongamos cien mil dólares, o cien mil pesos de la época. No lo ganaba ni García Márquez, quien había publicado Noticias de un Secuestro, más o menos para aquella época, y yo le explicaba que ese libro había sido un boom en todo el mundo. En la Argentina ni siquiera se asomaba al veinte o al quince o al treinta por ciento de lo que podía obtener un escritor que, en definitiva, siempre era el diez o el quince por ciento del precio de tapa. El Dr. Stinfale tuvo, si mal no recuerdo, dos reuniones en la editorial con quien era la dueña, una señora llamada Gloria Rodríguez, porque después la editorial se vendió a un grupo alemán (…).
-Sr. Lejtman, ¿algún funcionario del Gobierno nacional le hizo una oferta dineraria a Ud. para que mediara con el Sr. Telleldín?
-Efectivamente, sí.
-¿Puede relatarnos?
-Sí… es muy sencillo, un funcionario del gobierno, sabiendo que nosotros queríamos escribir el libro, y que no cerraba la oferta económica para el Sr. Telleldín, eh… propuso aportar la diferencia respecto de lo que iba a pagar la editorial y lo que quería Telleldín, y yo me negué, y por lo tanto el libro no salió.
(…)
-¿En qué sentido, para que quede claro, tenía que orientarse la declaración de Telleldín?
-Le voy a contar lo que sé eh… el sentido eran dos cosas: primero se aproximaba un viaje de Menem al exterior y el Gobierno tenía que mostrar algo de lo que estaba pasando en la causa, y segundo eh… la causa no avanzaba en ese momento, la causa estaba estancada y nosotros, los periodistas, hablo específicamente en el caso de Página/12, en algún punto teníamos más información que el Juzgado (…).
El Video de Cúneo Libarona y Matilde Menéndez
-¿Conversó con Mariano Cúneo Libarona en relación a todas las incidencias del video?
-Conversé con Cúneo Libarona después de la incidencia del video y cuando estuvo preso lo fui a ver.
-¿Le contó de dónde obtuvo el video?
-Eh... no, él no cuenta de dónde obtuvo el video pero nosotros sabíamos de dónde lo había obtenido. Y entonces él no te desmiente pero tampoco te cuenta.
-¿Qué era lo que Uds. sabían?
-Lo que supuestamente nosotros sabíamos era que el video tenía un código especial; que había dos copias, que una estaba guardada en un armario de Galeano, y que esa copia desapareció, y que llegó a manos de un miembro del Gobierno, y que esa copia que desapareció del armario es la que cayó en manos de Ribelli.
-Eh... ¿sabían a qué funcionario del Gobierno?
-Saber no sabíamos. Lo que yo le puedo decir es a quién, supuestamente esa copia del video llegó. Pero son dichos de terceros. Yo no puedo decir que sea cierto.
-¿Pudo haber tenido que ver en este recorrido del video Ramón Hernández?
-No, no es el nombre que escuché.
-¿Cómo llegó a manos de Ribelli?
-No... a ver... yo no puedo dar certeza de la información. Yo lo que puedo narrar es la versión que corrió después de la situación del video, o sea que en ese sentido tiene que ser tomado. Yo no doy certezas...
-Seguro...
-De que la información es correcta. Lo que yo puedo contar de esos días posteriores al escándalo del video es que había dos copias, que un video llega a Casa de Gobierno y que ese video finalmente aterriza en las mano de Ribelli.
-¿Habló con el Dr. Cúneo Libarona de la caja original del video o del envoltorio del video?
-Sí, sí. Porque para constatar la información de que si era una caja de plástico, si estaba envuelta en un papel de regalo. Lo que nunca confirmó pero tampoco desmintió Cúneo Libarona es que el video le servía al Gobierno para apretarlo a Galeano, porque Galeano en esa época investigaba una causa vinculada a Matilde Menéndez. Entonces, al Gobierno le interesaba una crisis en el Juzgado de Galeano porque eso le permitía seguir operando para que Galeano no le aplicara sentencia en contra de Matilde Menéndez, que estaba vinculada al gobierno de Menem.
-En relación a la caja o al envoltorio, ¿qué le dijo?
-No, la verdad es que no presté mucha atención pero que era una caja de plástico y un envoltorio de papel de regalo pero nada más que eso (...)."
-¿Ud. vio el video?
-No, vi una partecita que pasaron en un programa de televisión, pero nada más.
-¿Alguna vez conversó con Piotti?
-¿Sobre qué tema?
-Sobre el tema de la investigación de Amia?
-Sí, muchas veces.
-¿Se habló de la Policía Bonaerense?
-En muchas oportunidades.
-¿Nos podría comentar qué?
-Sí, al principio Piotti se mostraba permeable a las preguntas pero cuando descubrimos que un sector de la policía tenía algo que ver y Piotti deliberadamente actuaba para... proteger ese sector, dejamos de hablar y después Piotti fue relevado. (...)
-La reformulación es así: ¿le dijo Telleldín si había cobrado para decir algo que le fue indicado?
-Yo, eh... lo pondría en los siguientes términos, acorde a la información que yo tengo, y de haber hablado con Telleldín. Él me dice a mi que cobró, es más yo tengo un reportaje a él, inédito, que explica cómo cobró y qué es lo que hizo para que la policía no lo detuviera cuando estaba cobrando, que es éste, si el tribunal lo quiere y Telleldín lo autoriza. Él a mi no me dice si el pago tiene que ver con exactamente lo que le pedían que declare pero digamos, a esta altura de la investigación, es obvio que en las primeras declaraciones, Telleldín declaraba lo que el juzgado le pedía que declarara, y que el pago va como aditamento. (...)".
Qué pasó con Galeano
Román Lejtman: "Déjenme ponerlo así, Dr.; así se entiende bien la explicación. Al principio, Galeano no entendía nada porque venía de un Juzgado de Instrucción y se encontró con un caso que tiene aristas no sólo nacionales sino internacionales. De hecho, Ud. debe haber leído el expediente... debe haber visto la cantidad de informes que le agregó el Gobierno a Galeano para que entendiera cuál era la realidad de Medio Oriente. Galeano fue sujeto a mucha presión por parte del Poder Ejecutivo. Ud. debe recordar, por ejemplo, el caso de Moatamer Manouchehr, cuando Galeano vuelve al país, en vez de irse al Juzgado, el jefe de la Side, Anzorreguy, lo pone en un auto y lo lleva a la Quinta de Olivos para que exponga frente al Presidente y al gabinete qué había conseguido. Después, Galeano fue mutando, de lo que yo viví hasta el momento en que dejé de ir a verlo. En aquella etapa yo digo: ‘pobre Galeano’, porque no entendía cómo eran las relaciones de poder, no entendía qué tipo de información le estaban dando, no entendía dónde estaba –como se dice en la jerga- los pescados podridos, y a mi me consta porque yo hablaba con él y yo me daba cuenta que no entendía la lógica del poder de la Provincia de Buenos Aires ni la lógica menemista ni lo que era el expediente. No entendía absolutamente nada. Después Galeano modifica su mirada, y en lugar de no entender parece que entendía demasiado (...)".
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Edición i, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2004.
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