Edición i: Cómo Colombetti y Marc Rich le vendieron el fuel-oil a K (y él dijo que fue Chávez... )

Un trader local de apellido Colombetti fue quien armó, junto a Glencore, la empresa del famoso Marc Rich, la operación de importación de fuel-oil a precio de oro, que el Gobierno argentino dijo que había sido una compra a Venezuela. El tema, revelado por la revista Edición i la semana pasada, es muy actual porque ese contrato leonino fue renovado y porque hay un gran aumento de los fondos para energía en el Presupuesto 2005.

El 9 de agosto, las comisiones de Minería, Energía y Combustibles, Legislación General y Asuntos Administrativos y Municipales del Senado, concedierondespacho favorable al proyecto de Ley PE 207/04, de creación de Enarsa (Energía Argentina Sociedad Anónima).

En esa oportunidad, el senador Ricardo Gómez Diez (Partido Renovador / Recrear-Salta), redactó un dictámen por la minoría en el que denunció: "No hay una política energética clara por parte del Poder Ejecutivo Nacional, que permita avizorar cómo de manera efectiva se van a concretar las inversiones necesarias para atender el crecimiento de la demanda energética. La crisis de este año le costó al Estado $ 2.300 millones, importándose gas y combustible para generación eléctrica. La Resolución Nº 712 de la Secretaría de Energía de la Nación, del 12 de julio, señaló que si la infraestructura se mantiene estancada puede sobrevenir desabastecimiento. Entonces, ¿Cuál es el punto de equilibrio entre el Estado y el capital privado? ¿Se soluciona el problema con la creación de una empresa como Enarsa? Tal como se presenta el proyecto es en realidad un mal ‘parche’ que refleja el grado de improvisación que existe en nuestro país".

Buena parte del debate público sobre Enarsa lo provocó la senadora nacional Cruzada Renovadora-San Juan, Nancy Barbarita Avelín de Ginestar, cuando ante las cámaras de TN, en el programa A Dos Voces, le dijo al senador nacional PJ-Santa Cruz, Nicolás Fernández; y luego a la diputada nacional Frente para el Cambio-Buenos Aires, Alicia Castro, defensora de Enarsa y del presidente venezolano Hugo Chávez Frías: "Enarsa es una sociedad anónima y así como está el proyecto no será controlada por la Sindicatura General de Empresas Nacionales. Luego, el Estado Nacional le entrega el 100% de la plataforma continental, donde está la mayor reserva de gas, a una sociedad anónima (vulnerando lo establecido por la Ley de Hidrocarburos Nº 17.319) de la que sólo controla el 53% y que el día de mañana puede terminar privatizándose como YPF Sociedad del Estado, que luego fue YPF S.A. y hoy es Repsol YPF...".

En verdad, para muchos legisladores, una empresa multipropósito como Enarsa sólo apunta a generar negocios de intermediación, ya que si a la Argentina le cuesta conseguir la inversión para el llamado ‘gasoducto Techint’ es imposible que obtenga los recursos para explorar y perforar la plataforma continental. En cuanto a la condición jurídica de la empresa, debería ser una "Sociedad con Participación Estatal Mayoritaria" (prevista en el Capítulo II Sección VI de la Ley Nº 19.550 de Sociedades), pero según el proyecto es una "Sociedad Anónima" (Capítulo II – Sección V), probablemente para evitar el control de la Sigen y otros marcos regulatorios.

Para Gómez Diez, "en lo que respecta al mar territorial argentino, hasta las 12 millas de las líneas de base, son las provincias ribereñas quienes tienen el dominio originario de los hidrocarburos".

Hay otras delegaciones muy curiosas como que no se precisa el capital social, limitándose a expresar el art. 9º: "Autorizase al Poder Ejecutivo Nacional a realizar las adecuaciones presupuestarias necesarias para suscribir e integrar el capital social".

Los antecedentes no ayudan al Estado K porque, luego de explicar que importaba fuel-oil desde Venezuela, nunca llegó a la Argentina un embarque de combustible de procedencia venezolana, tal como puede apreciarse en el cuadro adjunto.

En verdad, intervino un personaje ‘alfonsinista’, el ex presidente de YPF Sociedad del Estado, Juan Carlos Colombetti, hoy importador de petróleo para la filial local de la trader trasnacional Vitol, conducida por un personaje muy interesante: Ian Tayor.

Aparentemente, el contrato original con Pdvsa fue transferido –según el rastreo que realizan los equipos de Recrear- a la mexicana Pemex Internacional, que subcontrató a tres proveedores: Vitol, Glencore (del mítico Marc Rich) y Petrobras.

¿Hubiese convenido comprarle directamente a Petrobras, ya instalada en la Argentina? ¿O es que ‘alguien’ quería ganarse una comisión como intermediario? Lo increíble es que éste contrato acaba de ser renovado por el Gobierno K.

No hay información precisa de a qué precio se compró el combustible, tampoco a qué precio se revendió un 25% del combustible comprado (al considerarse superada la crisis energética, 330.000 toneladas de seis buques fueron transferidas, luego de tener fondeados a esos tanques flotantes entre 30 y 46 días). Hay versiones de que entre la compra y la venta, el Tesoro Nacional perdió US$ 13.2 millones.

De aquí surge otra irregularidad más, que crispa los nervios de los investigadores: la sobreestadía de todos los buques utilizados en la operación, que habría sumado 275 días, a un costo promedio unitario por día de US$ 24.000, lo que habría producido un sobrecosto de US$ 6,6 millones. ¿Cuál fue, entonces, el precio promedio pagado por la Argentina?

Lo más grave es que se habrían incluido en la sobreestadía a buques que se sabía que irían a otros destinos, lo que ya vulnera la imprevisión logística y entra en la zona de sospecha de corrupción. Otra mancha más para la aún joven Administración K.

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Edición i, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2004.

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