El Tratado del Cuadrilátero, un nuevo dolor de cabeza para K

POR CLAUDIO CHIARUTTINI Interesante relato de la más reciente especulación política de los hombres K, quienes se afanan imaginando escenarios para el año 2005, en vez de trabajar -algo que redundaría en acontecimientos más beneficiosos para todos-.

En las próximas horas, el presidente Néstor Kirchner recibió una voz de alerta que le lanzaron sus hombres más fieles en la Ciudad de Buenos Aires: se está armando el Tratado del Cuadrilátero, con el fin de limitar el poder del Gobierno nacional en las próximas elecciones. Lo peor: Aníbal Ibarra puede sumarse a la conspiración.

No es una novela de misterio. La versión provino de Miguel Talento, alias Pancho, vicepresidente 2do. de la Legislatura porteña, un ‘setentista’ si los hay, luego de haber sido el secretario general de la formación universitaria montonera (Federación Universitaria para la Liberación Nacional), hoy un K de ‘paladar negro’ que tiene su referente político inmediato en Alberto Fernández.

Es curioso porque Talento nunca le perdonó a Mario Eduardo Firmenich que haya pasado a la clandestinidad "dejándonos a todos en la superficie", pero no le cuestiona a Kirchner sus cambios de táctica y de aliados según fluyen las encuestas de opinión.

De todos modos, Talento se esmeró para advertir que el acuerdo no sólo se aplicaría en la Ciudad de Buenos Aires sino que resultaría exportables a otros distritos electorales.

En esa elucubración, hay una alianza táctica no planificada sino espontánea entre Elisa Carrió, Ricardo López Murphy, Mauricio Macri y el Partido Justicialista (con base en el duhaldismo) para acotar el poder de crecimiento del kirchnerismo frente a las elecciones del año próximo.

De acuerdo a Talento, el prestigio del Presidente, que será reforzado con el final del canje de deuda pública, y el incremento de la imagen positiva de la administración nacional, los beneficiarios del escenario serán los ‘transversales K’, y hay quienes se encuentran dispuestos a impedirlo.

Por cierto que es una elucubración que no hace honor al apellido de su autor.

El problema de fondo sigue siendo cómo impedir la derrota kirchnerista en la Ciudad de Buenos Aires, eventual traspié que a esta altura se ignora si molesta más a Kirchner o a Alberto Fernández, responsable del acuerdo con Ibarra, y autoaspirante a heredar al jefe de Gobierno porteño.

Ni Alberto F. ni Julio De Vido, aspirantes a controlar el PJ de la Ciudad de Buenos Aires, provocan alguna emoción en la militancia. Ambos son parcos, renuentes al diálogo frontal con las bases y con fama de ‘cajeros’ antes que de políticos, por lo que todo les cuesta más caro.

El único candidato posible es Daniel Scioli, pero él tiene mandato por 4 años y al frente del Senado de la Nación, ¿para qué quiere ser un diputado más? Además, Scioli es Duhalde, no Kirchner (tal como fue demostrado durante el fin de semana juntos en La Posada de los Pájaros, en Tandil, hace menos de un mes).

Para los comicios de 2005, en la Ciudad, hay dudas en el oficialismo de alcanzar, y mucho más de superar, el 22% obtenido el año pasado. Inclusive, algunas ubican un número entre 15% y 16% como el probable.

Así, el Tratado del Cuadrilátero no buscaría una alianza electoral ni nada semejante. Nada de acuerdos entre Elisa Carrió y Ricardo López Murphy; está por verse si pasa algo entre Eduardo Duhalde y Mauricio Macri lo que supone que tampoco habrá amor entre López Murphy y Macri, sino una distribución del esfuerzo destinado a lograr energías contestatarias desde varios flancos diferentes, y con el año 2007 en la mira de todos.

A Elisa Carrió le corresponderá el rol de Oposición Política Nº 1, exhibiendo un medallero ajeno, por la sucesión de errores de Néstor Kirchner, advirtiendo acerca del abuso de poder K, y auditando la transparencia de los funcionarios.

A López Murphy le asignan el rol de Opositor Ideológico, desnudando los errores del gobierno K, las dificultades en alcanzar una gestión ejecutiva y eficiente de ‘la cosa pública’, denunciando los potenciales peligros en la política económica y ubicando, paciente, bajo la lupa el cuestionable ‘método’ de acción oficial en el ejercicio del Ejecutivo.

Mauricio Macri y Eduardo Duhalde (o Scioli) tendrán que impedir que un hombre K controle el PJ Capital. Todos saben que el Partido Justicialista es de nulidad absoluta hoy día pero cuando tampoco es cuestión de andar dejando por ahí ‘sellos de goma’ a la deriva. La tarea no es sencilla cuando K dijo –y los medios de comunicación le han negado trascendencia- su voluntad, al fin, de presidir el Consejo Nacional peronista.

Todo esto es casi previsible y se encuentra asumido por la Casa Rosada. Lo novedoso de la reflexión nada talentosa, hasta ahora, de Talento es el rol opositor de Aníbal Ibarra desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el que fue reelegido con afiches en los que posaba junto a Kirchner.

Luego del triunfo, Ibarra no ha coparticipado casi nada con K. Los muchachos de la Casa Rosada apenas recibieron, en la distribución de premios, la Secretaría de Descentralización y Participación Ciudadana, que tiene como misión más importante la redacción de una Ley de Comunas que –según lo que se puede leer- dividiría a la Ciudad en parcelas ejecutivas.

Es obvio que Ibarra frena el texto que se trabajó durante el último año, impulsando otro que se elaboró en la Legislatura porteña, que refleja la opinión del jefe de Gobierno de la Ciudad.

Talento se encuentra enojado con los ibarristas, entre otras cuestiones porque ellos prefirieron a Santiago de Estrada como vicepresidente 1º y no a él.

De Estrada representa a Compromiso para el Cambio.

Talento tenía expectativas de que semejante preferencia cambie en diciembre próximo pero el tratamiento del Código de Convivencia (aprobado en un extraño acuerdo entre los de Macri y los legisladores K), complicó todo y alejó al Legislativo de la Ciudad del ‘setentismo’, tal como lo reprocha la izquierda de Vilma Ripoll y Jorge Altamira.

Si Ibarra vetara parte del texto aprobado, habrá una nueva coalición de fuerzas en la Legislatura y Talento no sabe qué hacer con sus aspiraciones.

Con el objetivo de sanar heridas, los hombres K decidieron acercarse a Abel Fatala, líder del Frente Grande (ahora bastante chico), y así imaginar escenarios posibles.

También se consultó a Rafael Bielsa, aún ministro de Relaciones Exteriores y Culto, en teoría candidato Nº 1 a diputado nacional por los K, quien habría aconsejado intentar el control del PJ porteña, rehacer la relación con Ibarra, apuntalar a Talento como vicepresidente 1º de la Legislatura y relegar a los de Macri.

Pero soplar no equivale a hacer botellas. Y en el mundo global es difícil mantener el proceso vertical de producción, o sea tener el chancho, la máquina de hacer chorizos, los embutidos, la distribuidora, el supermercado y el parrillero a domicilio...

Es interesante que, a pesar de los cambios observados en la interna de la UCR, el centenario partido se encuentra ausente de las especulaciones y de los juegos de poder.

La mayoria cree que la UCR aún no llegó a su piso electoral, y la ausencia de un candidato interesante en el año 2005 lo reducirá a una fuerza virtual, cuya única posibilidad es subirse al ARI o a las fuerzas K.

El propio Presidente habló del tema con Mario Losada, senador nacional UCR-Misiones, durante el periplo neoyorkino, cuando K solicitó gestiones para unificar las fechas de los comicios el año próximo.

En cuanto a la posibilidad de que el Tratado se proyecte a otras jurisdicciones, es materia de debate. El explícito discurso de Eduardo Duhalde a favor de los superpoderes presupuestarios para K y Alberto F., es para muchos la prueba de que lo de Talento es inverosímil.

Pero también es verdad que la teoría del Tratado supone que Duhalde y Scioli deben frentar a K en la interna del PJ, no apilar pilotes para dificultar la gestión...

Al respecto, es necesario destacar que, desde que K anunció –en un restaurante neoyorkino- su interés en heredar a Carlos Menem al frente del PJ nacional (y no insistir más con el decadente Eduardo Fellner), ningún líder provincial ha manifestado su apoyo explícito al caro anhelo presidencial.

Silencio en el Senado, en Diputados, en los gobernadores y hasta en la CGT. No faltó quien le aconsejara a Kirchner escuchar aquel éxito de Simon and Garfunkel: Los Sonidos del Silencio.

Luego, Kirchner explicó su interés en unificar la fecha de los comicios. También prevaleció el silencio en la Ciudad y en Provincia de Buenos Aires. Y muchas dudas entre los legisladores que viajaron representando a José Manuel De la Sota, Juan Carlos Romero y Jorge Sobisch.

En cuanto a los gobernadores de la UCR, ni mu. Ángel Rozas no quiere ser un aliado de K sino exhibir diferencias. En el PJ, Duhalde tiene sus límites y si no basta preguntarle a Felipe Solá.

El Tratado del Cuadrilátero es, entonces, un teorema interesante, buena especulación política que depende de algunos imponderables. Es propio de un gobierno que está acostumbrado a ver fantasmas y conspiraciones, a diario.

Dejá tu comentario