La historia se repite: de Gepetto a Aznar y Duhalde

El general Juan Domingo Perón decía que si a un sindicalista no lo había inventado él, simplemente "no existía". Como el anciano Gepetto con su muñeco Pinocho, es de práctica que los líderes políticos intenten crear a gusto y antojo a sus sucesores y luego se sientan amos de esa creación. Aquí presentamos dos casos paralelos, de los tantos de la historia: Aznar-Rajoy y Duhalde-Kirchner.

Uno llegó a la presidencia de España mediante el voto popular y se quedó en el palacio de la Moncloa durante 8 años. El otro, gracias a la caída del gobierno de Fernando De la Rúa y la renuncia de los presidentes electos por la Asamblea Legislativa, asumió el 2 de enero de 2001.

Ambos descendientes de vascos, mientras José María Aznar proviene de una acomodada familia de Navarra, (su abuelo, Manuel Aznar Zubigaray, fue varias veces Embajador e historiador, mientras que su padre, Manuel Aznar Acedo, dirigió la Escuela de Cine y los servicios informativos de Radio Nacional en la España de Posguerra); Eduardo Alberto Duhalde tiene un origen humilde.

Sin embargo, ambos abogados llegaron a gobernar sus países y tienen más similitudes que las diferencias que constantemente se marcaron cuando ambos fueron presidentes.

Ambos con experiencia legislativa y ejecutiva y con la presidencia de la Nación en su haber hacen honor a la frase de Felipe González que dijo que los ex presidentes son como un jarrón chino "Muy valiosos, pero uno no sabe dónde ponerlos".

Lo cierto es que la relación entre José María Aznar y Mariano Rajoy Brey guarda una serie de paralelismos entre la de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. La gran diferencia es que Aznar no logró colocar a su delfín en la presidencia, atentando del 11-M en Atocha mediante.

Pero la manera en la que el sucesor fue elegido fue muy similar, podría decirse que "a dedo" y casi por descarte. Después de las muchas negativas del candidato con mejor imagen, Carlos Alberto Reutemann y la falta de intención de voto de José Manuel De la Sota, se decantó por Néstor Kirchner.

Pero la sucesión de Aznar, al igual que la de Duhalde, no estuvo clara desde el principio. Haciendo honor al fervor del pueblo español por el ciclismo, una nota periodística publicada en el sitio Libertad Digital, aseguraba que el Partido Popular necesitaba un "Lance Amstrong de la política", aprovechando que justamente en ese momento era el astro estadounidense el líder del Tour de France.

Es evidente que Mariano Rajoy no resultó ese astro, ya que los atentados de Atocha fueron suficientes para revertir la elección y permitir la llegada del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

Los presidenciables, antes que él eran el actual titular del Fondo Monetario Internacional Rodrigo Rato y otros ministros tales como Josep Piqué o Jaime Mayor Oreja. Finalmente, se decantó por el gallego Rajoy, también amante del ciclismo; pero que se quedó rezagado en el sprint final.

De todas maneras, fue electo en la Convención del Partido Popular realizada el pasado fin de semana como el Presidente Nacional de la formación.

Eso sí, como Presidente Fundador sigue el gallego Manuel Fraga, que a pesar de sus achaques y su edad es una institución dentro del partido y como Presidente Honorario, Aznar.

El ex presidente, lejos de mantener el perfil bajo para conseguir el lucimiento de Mariano Rajoy, copó la parada con un discurso que se robó la atención. Algo similar a lo sucedido en Parque Norte cuando los duhaldistas fueron más que los transversales en el día que intentaron lanzar el kirchnerismo, casualmente, el día de la tragedia de la estación de Atocha, el 11 de mayo de este año.

La pelea por el liderazgo, aunque nadie lo quiera reconocer es muy similar en Argentina y en España. Los ex presidentes no se convencen que su tiempo pasó porque están convencidos de que tanto Mariano Rajoy Brey como Néstor Carlos Kirchner son sus propias creaciones. A ambos parece molestarle la cuota de autonomía que sus delfines han cobrado.

Duhalde, porque sabe a ciencia cierta que sin su apoyo y el del aparato; hoy Kirchner seguiría en Santa Cruz y Aznar porque es conciente de que los 8 años en los que gobernó su país el crecimiento ha sido admirable y que lo único que pueden reprocharle es su participación en la invasión a Irak, que no le reportó otra cosa que el 11-M. Es así aunque una y otra vez, como lo hizo desde la estadounidense y jesuítica Universidad de Georgetown desde donde reprendió a los que interpretaron los atentados del 11 de marzo como represalia por su política con respecto a Irak. Eligiendo la senda del "choque de civilizaciones", como enmendando la plana a Zapatero. Dijo que el ataque terrorista tiene sus raíces "en pleno siglo VIII, 1.300 años atrás". Se trata de una venganza porque España rechazó ser "una esquina del mundo musulmán".

Los dos se decantan por los cargos honoríficos y mientras Duhalde es el titular del Mercosur, a Aznar se lo signaba como el sucesor de Kofi Annan en Naciones Unidas pero no pueden dejar de participar en la escena política de sus países. Desde las sombras o desde una luz que no es la real, definen activamente sobre el futuro de sus respectivos partidos, el PJ en la Argentina y del otro lado del Atlántico, el PP. Uno manejando a la oposición y el otro, generando la oposición más peligrosa: La que se ejerce desde el mismo partido.

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