Cómo nos ven los inversores (que no vendrán)

Análisis de riesgo

"Dimensión político-institucional.
La falta de coherencia al interior del Gobierno se resuelve con destitución del ministro de Justicia. La decisión del presidente Kirchner se produjo luego que Gustavo Béliz atacara a la Secretaría de Inteligencia del Estado por la incapacidad de prevenir la realización de movilizaciones sociales agitativas que tuvieron un costo de imagen para el gobierno. El ministro indicó que el gobierno no ejercía un control efectivo sobre la entidad de inteligencia donde habría grupos que sirven intereses corporativos de distinto tipo. (...)

El problema de la falta de coherencia también está presente en las relaciones del gobierno con su base de apoyo: el PJ, como quedó en evidencia en la discusión legislativa de la disposición del proyecto de Ley del Presupuesto Nacional 2005 que otorga facultades al jefe de Gabinete para el manejo del presupuesto. (...)

La vigencia del Estado de Derecho sigue siendo relativa en las materias que atañen a las inversiones. Una demostración de esto es la declaración del gobierno de que pedirá la nulidad del proceso ante el tribunal arbitral del CIADI del Banco Mundial si recibe un fallo adverso en la demanda presentada por una empresa energética estadounidense que reclama US$ 265 millones por la devaluación y pesificación de sus tarifas. La razón que se esgrime no es jurídica sino de orden político: el ministro de Justicia argumenta que este tipo de procesos no resultan eficaces para lograr una solución conjunta del problema, agregando que Argentina no está en condiciones de pagar US$ 16.000 millones que corresponde al monto total involucrado en las 32 demandas presentadas ante ese tribunal por diversas empresas extranjeras. La señal de riesgo apunta a que en el país, así como hay indicadores de recuperación económica, no hay señales de fortalecimiento institucional (...).

Dimensión económica-política

Las cifras económicas argentinas son engañosas, pues no siempre reflejan la realidad de fondo que hay tras ellas. Así por ejemplo, hay una recuperación en la inversión del orden del 51% en el primer trimestre. Un 58% de ese porcentaje corresponde a inversión inmobiliaria residencial y los recursos que se invirtieron no provienen del sistema crediticio bancario, sino del ahorro, por lo tanto, tiene un efecto reactivador limitado.

En cambio, hay una muy baja inversión productiva – que es la base de un crecimiento sostenido – lo que se explica por la falta de acceso al crédito de las empresas en un país que está en cesación de pago con sus acreedores privados. De otra parte, el consumo, que está directamente relacionado con la demanda, comienza a dar señales de desaceleración.

El gobierno ha optado por una política fiscal expansiva decretando un fuerte reajuste en las pensiones, buscando mantener altos niveles de popularidad, aunque ello provoque un incremento del gasto fiscal que incomoda al FMI y a los acreedores privados.

El riesgo involucrado es que medidas como ésta reflejan una primacía del corto plazo y muestran la fragilidad de las políticas económicas, pues un escenario de aumento del gasto se puede sustentar sólo para lo que resta del año, aprovechando una combinación de excedentes en la caja fiscal y el uso de un porcentaje de las reservas, pero es inviable prolongarlo hacia el 2005.

La discrecionalidad gubernativa en materia de regulaciones afecta la solidez del clima de negocios. En este contexto, el presidente redactó un proyecto de ley que prohíbe a las compañías de servicios básicos cortar el suministro a los clientes más pobres si dejan de pagar sus cuentas.

A su vez, las cuentas de este tipo de servicios subirían en un 2% para establecer un fondo de solidaridad al cual las compañías deberían aportar un 10%. El riesgo político involucrado es que la materialización de esta decisión importaría institucionalizar una intervención del Estado tendiente a modificar unilateralmente los contratos.

La falta de autonomía efectiva del Banco Central quedó de manifiesto cuando Kirchner no renovó el mandato del presidente, Alfonso de Prat Gay, y propuso al Senado al economista Martín Redrado, quien fue confirmado por el legislativo.

(...) El riesgo político involucrado es que, más allá del perfil y prestigio de Redrado, la forma cómo se gesta su llegada al cargo revela la falta de independencia de las instituciones que prevalece.

En la relación del gobierno con el entorno internacional hay que mencionar que el FMI demoró su aprobación a la revisión del cumplimiento de condicionalidades de la administración Kirchner, dilatando un desembolso de US$ 728 millones.

El incumplimiento argentino tenía que ver con no haber logrado avances significativos en las reformas fiscales y en la demora en llegar a un acuerdo con los acreedores privados.

Luego de las clásicas declaraciones de amedrentamiento de parte del gobierno argentino al FMI, éste flexibilizó su posición una vez más y satisfizo las expectativas gubernamentales.

(...) El gobierno argentino, sin necesidad de hacer un ajuste, podría cumplir sus compromisos financieros aprovechando los mayores recursos captados por el Estado durante un año de crecimiento económico.

No lo hace porque prefiere adoptar medidas populistas por las que, además, no es sancionado por el organismo acreedor. Es el mismo FMI quien incurre en un claro riesgo moral.

La incertidumbre se mantiene en el panorama económico.

Considerando que la producción debiera estar topando la capacidad instalada, surge la razonable duda de hasta qué momento será sostenible el crecimiento que muestra el país sin realizar las inversiones para aumentar la capacidad productiva.

Esto trae aparejado la vinculación con dos variables tratadas ya, como son la seguridad jurídica de los contratos y la abierta intervención que el gobierno pretende sobre la economía, especialmente en los servicios públicos; y las decisiones de corte más bien populista, como son el incremento de las pensiones, remuneraciones del sector público y el salario mínimo.

Este punto no es menor, ya que las proyecciones para el año 2005 predicen un agotamiento de la recuperación cíclica, datos que refuerzan esta idea están en la desaceleración de los indicadores de demanda, como las ventas en supermercados y principalmente en la confianza de los consumidores, indicador que cae por cuarto mes consecutivo.

De más está decir que el escenario internacional el año próximo no registrará la situación positiva actual, tendiendo a su normalización en cuanto a tasas de interés y valor de las materias primas, por lo que los abultados términos de intercambio y favorable balanza comercial serán más difícil de obtener. (...)"

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