"Esta última medida no creo que la haya recetado Wall Street"

A seguir, el análisis de un usuario tras el fallo de la Corte a favor de la pesificación.

Señor Director:

Nos dice el Señor Ministro de Justicia de la Nación que no abriga dudas sobre la seguridad jurídica en nuestro país, a raíz del fallo de la CSJ respecto a la pesificación.Creo que la actuación del Estado Argentino, en este tema de gravísima repercusión no sólo en nuestro país, sino en el exterior, donde la República Argentina ha colocado parte de las obligaciones dinerarias que emitiera oportunamente, no ha sido prudente de manera alguna. Muy al contrario estimo que las autoridades argentinas han subestimado a los acreedores. Se ha actuado con desvergüenza y desconsideración puesto que no se parte de la idea de que al país nadie lo forzó a contraer empréstitos que luego no puede cancelar. El punto de partida de nuestros recientes administradores y de los actuales es que hemos caído en las garras de los usureros internacionales que no trepidan en acudir a cuanta maquinación sea necesaria, de manera tal de disimular que lucran con el hambre y la sed de los argentinos. Frase hecha que sin embargo oculta una circunstancia fundamental para emitir esta opinión, no se dice que la cruda realidades que gastamos mas de lo que ingresa. Que hemos dilapidado los ingresos fiscales cual nuevos ricos. Hemos adquirido pagando un precio varias veces mas alto que el común en plaza, hemos pagado gigantescas comisiones a individuos que constituyeron la intermediación parasitaria, hemos seleccionado en las Licitaciones Públicas no al mas idóneo sino al que compartirá su ganancia, se ha designado en el área estatal a personal contratado con sueldos extraordinarios. Las instituciones bancarias oficiales han otorgado préstamos a firmas de amigos del Poder a tasas negativas, estas firmas no habrían superado un superficial examen en cualquier banco privado puesto que era ostensible su incapacidad de pago.

Cuando las firmas insolventes han quebrado, se destacó la lentitud en los procedimientos donde siempre el Estado actuó de manera perjudicial para sus intereses. Este abanico de "virtudes" de nuestros funcionarios y no otra cosa han motivado que el Estado Nacional haya cerrado los ejercicios financieros en la década del 90 y los años siguientes, promediando un rojo de cuatro mil millones de dólares, lo que motivaba que, no los pulpos internacionales, sino nuestro Parlamento, (confr. art. 75 punto 4 de nuestra Constitución Nacional), con el respaldo constitucional autorizara al Poder Ejecutivo a endeudar a la Nación y por ende a los sufridos habitantes , mediante la emisión de bonos de deuda, con respaldo del Tesoro de la Nación. En lugar de proceder a hacer economías, en lugar de gastar únicamente lo que se recauda en impuestos, en lugar de ahorrar para evitar el agudísimo déficit Fiscal - que tampoco es obra ni del Fondo Monetario Internacional, ni de la usura vernácula o de potencias interesadas en
hundirnos económicamente- en lugar de prescindir de gastos suplérfuos y destinar lo poco que existe en atender las necesidades primarias de los que mas sufren -lo que no estaba prohibido por ningún Tratado Internacional - en una palabra, concretando de una buena vez por todas la famosa racionalización estatal, todo se arregló con la emisión de deuda, ya que no se podía proceder a emitir moneda por el peligro de una aguda hiperinflación, como en 1989 durante la presidencia del opinador doctor Raúl Alfonsín, quien últimamente se destaca en enseñarnos como debemos hacer para dar un golpe de timón a nuestra economía y salir de esta gravísima situación. Yo le rogaría a este gran demócrata que se calle la boca y no opine sobre lo que ignora, si es que tiene un poquito de seriedad. Que guarde de una buena vez por todas la compostura que corresponde a un gran expresidente y que deje que lo juzgue la historia por lo que hizo y lo que dejó de hacer, pero que no se vuelva a ocupar de la hacienda pública ya que suficiente hizo para hundirnos en el abismo del que íbamos saliendo hasta que a su sucesor le dió por ser Presidente sine die, echó por la borda todo lo bueno que se hizo y, como buen criollo, optó por el camino mas fácil,seguir pidiendo crédito para que lo paguen las futuras generaciones.

Esta última medida no creo que la haya recetado Wall Street, puesto que en el mundo a ningún acreedor se le ocurrirá que lo mejor para él es que se hunda la economía de su deudor. Los fieles seguidores de las teorías marxistas seguirán emprendiendo sus sistemáticos ataques, contra los organismos financieros internacionales, y los comprendo ya que he observado que muchos de ellos son excelentes personas individualmente, pero por lo general se observa que no se destacan en sus emprendimientos financiero, cuando alguna vez intentan o pretenden ejercer el comercio en esta área. O sea, se trata de fracasados en tal aspecto, tipos que no han tenido éxito. Y como fracasados que son, como los leprosos desean que todos se encuentren en las mismas condiciones. Envidian al que triunfa y se han impuesto la consigna de: prohibido triunfar. Prohibido tener éxito. Quien gana es un rufián. Merece ser castigado penalmente, ya que seguramente,alguna trampa habrá concretado. Quien resulta perdedor es una víctima de la sociedad, que merece la ayuda estatal.- Estas deducciones de personas fracasadas no tienen en cuenta el motivo de su fracaso.Casi siempre se trata de individuos que no han alcanzado el éxito por su ineficacia, por su falta de idoneidad, por su ignorancia del manejo del sistema financiero. Se destacan por la envidia que no disimulan en desparramar contra quien triunfa. Con todos estos antecedentes son los que propician que se despoje de la propiedad a quienes son propietarios, que las fábricas sean de los obreros, propician que se despoje a sus dueños de sus posesiones, ya que de este forma se ven representando el sentir de la población. Claro que cuando van a una elección reciben una cantidad de votos insignificante. En consecuencia, ingresan por la ventana, a la función pública. Da pena ver que nolo hacen a un solo partido,sino que eligen al que tiene mejores posibilidades de ganar y allí van.Eventualmente llegan a ganar, mediante métodos no suficientemente claros e inobjetables, pero cuando se encuentran con el Poder, es mejor que todos temblemos ya que, de inmediato proceden a llevar a cabo todo lo que tenían guardado. Es así que gobiernan con resentimiento, no para todos sino para sus amigos ideológicos, socios en el fracaso individual, pero peregrinos de esta procesión al Infierno. Con esos funcionarios es lógico que no exista seguridad jurídica. Maquiavélicamente logran extraer de nuestra Constitución Nacional las conclusiones que ellos sacan, que no es lo que dice el texto de nuestra Carta Magna. Se ingeniaron para lograr sancionar la ley 25.344, BO.:21 de noviembre del 2.000. Conforme la autorización establecida en el art. 76 de la Constitución Nacional se delegó en el Poder Ejecutivo de la Nación facultades que tiene el Congreso, para ciertos actos.Esta delegación tenía primitivamente un año. Pero como en la Rerererereelección del criticado Presidente Carlos S. Menem, mediante oportuno Decreto 1602/2001 se prorrogó la emergencia económica por un año mas, a partir del 14 de noviembre del 2.001. O sea que la Emergencia Económica vencía en la misma fecha del 2.002. Pero no fue así ya que con fecha 6 de enero de ese mismo año se procede a sancionar por nuestro Congreso la ley 25.561 denominada de "Emergencia Pública y reforma del Régimen Cambiario", una suerte de Ley ómnibus, en la que todo cabía. Mediante esta ley se prorrogaba la vigencia del Estado de Emergencia Económica hasta el día 10 de diciembre de 2.003. A pocos días del vencimiento de esta norma,como si al estado no le fuera suficiente haber sido gobernado en emergencia desde mes de noviembre del año 2.000, el Poder Ejecutivo decide solicitar del Congreso la prórroga de la Emergencia Económica. Creo que acá se encuentra el nudo gordiano del asunto, y no se necesita ser un economista de nota para detectarlo sino creo que puede hacerlo un simple ciudadano o un ama de casa que tenga cierta experiencia en el tema del manejo de su casa. Si el Estado no racionaliza , si no ahorra, si sigue dilapidando, si no cuida que no exista corrupción en las áreas que le competen, si no hace en suma lo que debe hacer, no habrá Dios en el mundo que salve a la República Argentina. Si el doctor Fernando de la Rúa hacía la plancha, estimo que lo actuales gobernantes se encuentran al garete sin que ningún viento les sea favorable por cuanto carecen de la cultura de un navegante. Incluso, me atrevería a sostener que carecen de compás o el que tienen es un poco antiguo, diría de los setenta que le son tan caros a ellos. Mucha agua ha corrido desde entonces bajo los puentes. La tecnología avanzó y avanza a pasos agigantados,por lo que les ruego que dejen el Kaiser Carabela, el Resotil Fucus, la Ventosa, el jarabe de Grosella, la pluma cucharita, el Cine Graf, las polainas y el pantalón bombilla,. Todo ya fue, como les gusta decir a los muchachos. Estamos en plena Era Atómica, no para matar o destrozar a nadie, pero sí para la medicina nuclear. Se inventó la informática y las computadores a los seis meses ya son antiguos. No hay tiempo, hay que cruzar el Rubicón. Como lo haremos? Es una decisión que tiene que tomar el Jefe del Estado.Puede ser en canoa, donde todos debamos remar o en una lancha con un poderoso motor, sin importarnos su origen sino su rendimiento. Ni la Corte se salva de esta crítica ya que debió ser el fallo que comentamos, una fallo pragmático donde se conjugue la necesidad del Estado Nacional de que no explote el país y el examen del derecho que le asiste al Estado a estar en permanente estado de Emergencia Pública desde fines del año 2.000 ya que, por reiterada casi automáticamente, la autorización del manso e ignorante Congreso Nacional, tal circunstancia formal no significa que en los hechos no se violen las terminantes disposiciones que sobre el caso encierra la Constitución Nacional.La Corte Suprema de Justicia de la Nación, como último árbitro e intérprete de nuestra Carta Magna debió decidir si esta autorización ininterrumpida y constante constituía una suerte de contrato de tracto sucesivo... Debió examinar, en una palabra, si el Poder Ejecutivo burlaba las taxativas disposiciones constitucionales que ponen un plazo a la declaración del Estado de Emergencia, puesto que de seguir así podemos estar diez años mas prorrogando, cual una Ley de Alquileres, la autorización anteriormente concedida para un fin y con un plazo. Es de advertir que roza la actitud con la concesión de facultades extraordinarias al titular del Poder Ejecutivo y, en la actualidad, al señor Jefe de Gobierno. Repito, la Corte casi ni tocó este tema cuando podría haber sido la solución encararlo valientemente y otorgar un plazo al señor Presidente, para que proceda en forma republicana.

Pretor.

Dejá tu comentario