Hu Jintao en la Argentina y el bluff de la prensa adikta

Inexplicablemente, la Administración K agigantó los anuncios sobre las inversiones chinas en la Argentina, y la prensa oficialista especuló con cifras extraordinarias, nunca consultadas con Pekín. Sin embargo, antes de la visita del presidente de la República Popular China, Hu Jintao, la ‘burbuja’ comenzó a desinflarse. ¿Habrá inversiones chinas en la Argentina? Sí. Pero no del monto que precisa Néstor Kirchner para resolver todos sus problemas provocados por la inseguridad jurídica y una Argentina de reciente institucional debilidad. En cambio Chile anunció la firma de un Tratado de Libre Comercio con China.

Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento tenían modelos diferentes de país pero ambos creían en la inmigración extranjera y en la educación del pueblo. A ninguno de los dos se les hubiera ocurrido provocar una falsa expectativa sobre inversiones extranjeras que se esfumara tan velozmente como creció, provocando la decepción en millones de conciudadanos.

El fiasco ocurrido con los supuestos anuncios de Néstor Kirchner sobre las inversiones chinas en la Argentina ocurrió, además, por la complicidad de varios influyentes medios de comunicación que alentaron el optimismo a través de sus elucubraciones, hasta que el director de la Oficina de Información del Consejo de Estado de la República Popular China, Yang Yang, consideró "no racional" los suma difundida.

Algunos periodistas llegaron a escribir tonterías como que la Argentina le cedería áreas económicas exclusivas –el caso de la plataforma submarina continental- a cambio de bonos del Tesoro de USA para cancelar el pasivo con el Fondo Monetario Internacional y así eludir el monitoreo y las exigencias del FMI acerca de los acuerdos con bonistas.

Sí, China desea invertir en la Argentina para asegurarse la provisión de determinados recursos estratégicos como la soja, y para mejorar la infraestructura hacia los puertos de embarque en Chile, sobre el Océano Pacífico, pero poco tiene que ver con las elucubraciones que echó a correr el propio Gobierno nacional.

Roberto García, director de Ámbito Financiero, fue quien recibió, aparentemente de boca del propio Néstor Kirchner, la novedad sobre próximos anuncios con China.

Sin embargo, el diario especializado en finanzas y negocios, tres días después, se encargó de no subirse a la ola que, para entonces, ganaba espacio en los medios de comunicación.

El domingo 31 de octubre, Joaquín Morales Solá escribió en el diario La Nación, en su columna política, que habría un anuncio "muy importante", en el que el Ejecutivo Nacional depositaba expectativas especiales; y Eduardo van der Kooy, en su columna en el diario Clarín, explicó que se trataba de un anuncio de inversiones chinas en la Argentina.

Pasaron 24 horas y Diego Schurman, en el diario Página/12, explicó que Kirchner había afirmado que si lograba concretar el anuncio, el cuadro con su retrato reemplazaría al de José Francisco de San Martín, y se habló de cancelar las obligaciones con el FMI. En Página/12 apareció el monto de US$ 20.000 millones.

La ‘sed de anuncios’ conmocionó a las usinas periodísticas pro-gubernamentales y la campaña logró proporciones inéditas. El diario Clarín le dedicó su portada del domingo 7 de noviembre a los negocios con China.

Una sociedad no puede edificarse sobre anuncios ‘espectaculares’, lo rimbombante no suele resultar lo apropiado para la economía que precisa de estabilidad y previsibilidad antes que nada.

De pronto, aquel Peter Pan con que Nicolás Repetto inauguró su temporada 2004 por Canal 13, cobró fuerza para atemorizar a la sociedad con la posibilidad de un Presidente inmaduro.

En la presentación del programa China Más Cerca, realizada en el Buenos Aires Sheraton Hotel, en el porteño barrio de Retiro, el diplomático Yang anunció dos eventos culturales próximos a arribar: la exhibición de objetos de bronce chinos y el show de música y danza Yunnan Dinámica.

Pero el auditorio, colmado de periodistas, quería desentrañar el suspenso que ronda a la llegada del presidente Jintao. Entonces, el delegado Yang decidió bajar, en un minuto, la ilusión que el Gobierno argentino había promovido.

Primero, en un error de traducción, se convirtieron, del chino mandarín al español, los dichos de Yang con respecto a las inversiones chinas como "una cifra espantosa", cuando en realidad aclaró que quiso decir "no oficial".

De todos modos, consideró como "no racional" las versiones y prefirió no hablar más del tema, ya que sus comentarios no tenían mucho que ver con el optimismo gubernamental.

Es verdad que China ocupa es el centro de atención del comercio global, debido al crecimiento económico sostenido que ha logrado en las dos últimas décadas, convirtiéndose en la mayor economía emergente, lo que reforzó ingresando a la
Organización Mundial de Comercio.

Es un país con 1.300 millones de habitantes, en el cual nacen 1.500 bebes por hora y que necesita programar su futuro tanto como India, y más que el resto del planeta Tierra, una característica que es parte de su cultura milenaria, ordenada y planificada.

Desde petróleo a alimentos, de vestimenta a útiles escolares, no es fácil cubrir las necesidades de millones de personas que desean mejorar su calidad de vida. En China, sus proyecciones son quinquenales, tal como le gustaba a Juan Perón, quien coincidió en la 3ra. Posición con el mundo No Alineado de Mao Tse Tung.

En una economía de planes quinquenales no hay anuncios imprevistos ni asociaciones no planificadas.

Por ejemplo Australia, que mantiene una estrecha relación con Pekín por su estatus de tercer socio estratégico, aceptó como residentes permanentes a 600.000 ciudadanos chinos, el 4% de la población total de la isla de Oceanía, a cambio de la apertura del comercio a los productos australianos.

¿Qué precio aceptó pagar la Argentina?

En el caso de Australia, uno de los beneficios que obtuvo fue convertirse en receptor de un cupo permanente de 250.000 estudiantes chinos que viajan a Australia para aprender inglés y dejan US$ 300 millones por mes.

La cobertura de las necesidades chinas se logra a través de tratados de comercio bilateral con países de distintos continentes, a los que deben sumarse en los últimos años los países latinoamericanos.

La relación bilateral entre América Latina y China es aún superficial pero China busca afianzar la lazos, y ese es uno de los objetivos del viaje del presidente Jintao a la región para reunirse con Kirchner y con los presidentes de Chile, Ricardo Lagos; de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva; y con el presidente del Consejo de Estado y Consejo de Ministros de Cuba, Fidel Castro Ruz.

Si bien el comercio total entre Latinoamérica y China se multiplicó por 10 en el período de 1993 a 2001, apenas superó el comercio total de China con África y fue un 25% menor que el comercio de China con los países europeos en vías de desarrollo.

Chile y China integran APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico). Chile tiene tratados de libre comercio con varios otros países miembros de APEC como Australia, USA, Canadá, México, Corea del Sur. Y ahora negocia el anuncio del inicio de un cronograma de negociaciones para un TLC con China, para lo que elaboró un estudio de factibilidad la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), de la Cancillería chilena.

El director de Asuntos Bilaterales de la Direcon, Mario Matus, advirtió hace varios meses que tenía dudas respecto a la manera en que China fija los precios, considerando que si bien se trata de una sola nación, en esta imperan varios sistemas económicos: en Shangai y Hong Kong se impone el capitalismo, pero hay provincias internas que siguen operando de una manera no capitalista.

Pero el presidente chileno, Ricardo Lagos, ordenó avanzar igual en el TLC con China porque le concede una ventaja estratégica a su país sobre el resto de la región. Y también pretende un TLC con Japón, antes de retirarse del poder.

El jefe negociador de Acceso a Mercado TLC Chile-Corea de la Direcon, Andrés Rebolledo, dijo que Chile representa 0,2% de la economía mundial. De ahí la importancia del pacto con Corea del Sur, economía siete veces mayor a la chilena. Entonces, mucho más voluminoso será el acuerdo con China.

La Cancillería hará anuncios formales para un TLC con China durante la Cumbre APEC, del 19 al 21 de noviembre, en Santiago de Chile. Y se suscribiría en diciembre de 2005, según un informe de la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería (Direcon). El año que viene Chile también espera anunciar los TLC con India, Nueva Zelandia y Singapur.

Según la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, un acuerdo con China no sólo consolidará el dinamismo de los envíos tradicionales, sino que también abrirá la puerta para la diversificación de la oferta chilena, y obtener más competitividad ya que, según el más reciente informe del World Economic Forum, Chile está rezagado en el ámbito tecnológico.

Chile anunció: "No quisiéramos que un TLC con China se concentrara sólo en el ámbito comercial. China tiene un nivel de reservas internacionales del orden de US$480.000 millones, y en las últimas semanas se han conocido algunas disposiciones de la autoridad económica que empiezan a flexibilizar las disposiciones que permiten la inversión en el exterior. Hay alrededor de 550 proyectos de inversión de empresas de esa nación orientadas a ultramar. Por lo tanto, la buena relación política y comercial que existe con permitiría que inversionistas de ese país se instalen en Chile para aprovechar los acuerdos comerciales suscritos por nosotros".

Otra frase importante: "En la medida que consigamos rebajas arancelarias, y algún protocolo en materia de aspectos sanitarios y fitosanitarios, una buena parte de la agricultura podrá considerarse una beneficiaria directa del acuerdo. Adicionalmente, el costo medio del flete marítimo es bastante elevado debido a la lejanía con China y el aún bajo nivel de intercambio. La aspiración es que un acuerdo de alcance parcial permita multiplicar el intercambio comercial, y por esa vía, disminuir el costo medio de los fletes".

Los flujos comerciales entre América latina y China, favorecen a China. Por ejemplo, en 2001, China obtuvo un superávit comercial de US$1.900 millones respecto de la región.

Sin embargo, excluyendo a Panamá, que su comercio tiene un sesgo hacia las importaciones chinas debido a su condición de punto de trasbordo (canal de Panamá), el déficit comercial latinoamericano con China fue de menos de US$700 millones.

En México se encuentra la parte importante del déficit regional; en contraste, la Argentina, Chile y Brasil tuvieron mantienen un superávit comercial desde los ‘90.

Si bien China se ha interesado mucho en Venezuela, por el petróleo, y en Brasil por la capacidad de presión en la OMC (China, Brasil, India y Sudáfrica han diseñado un grupo que enfrentó exitosamente, en varios temas, a USA y la Unión Europea), Chile es el país con mayor relación con China.

La preferencia es más que evidente. Para un país que programa y organiza cada jugada, la seguridad jurídica e institucional es fundamental a la hora de sellar acuerdos, y en eso no se puede comparar al gobierno de Kirchner con el de Ricardo Lagos, quien tuvo que soportar los cortes energéticos decididos arbitrariamente por el gobierno argentino, algo que conoce el resto del mundo.

Además, Chile ya tiene experiencia de TLC con USA, México, Canadá, Corea del Sur, Unión Europea, entre otros países, está por comenzar las negociaciones con Japón y será anfitriona de la XII reunión informal de dirigentes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), un grupo de 21 países de esa región que representa el 50 % de toda la producción económica mundial y que se celebrará en Santiago entre el 20 y el 21 de noviembre.

En 2003, el gigante asiático fue el tercer destino más importante para las exportaciones chilenas -después de USA y Japón-, con compras por US$1.850 millones. Sin embargo, los productos locales deben cancelar elevados aranceles para ingresar al país asiático, los cuales fluctúan entre el 7% y el 40%.

Chile ya habría pedido un plazo especial de desgravación arancelaria para algunos productos conocidos como sensibles que son los textiles, calzado, juguetes y algunos relacionados con manufacturas plásticas.

Los acuerdos con la Argentina se especula que girarán en torno a inversiones en energía –se habla de una asociación con Enarsa, que precisa de capital de trabajo con cierta desesperación-, tabacaleras, compra de alimentos y materias primas y especialmente transporte, que es una de las necesidades básicas para que los alimentos lleguen a Chile y de ahí sean exportados a China.

Lo mismo hicieron cuando compraron petróleo a Venezuela e invirtieron en infraestructura en Colombia para desde ahí tener salida al Océano Pacífico para llegar a su país.

Las fallas energéticas y la escasez de petróleo son algunos de los temas que más preocupan a las autoridades chinas ya que interrumpiría el desembarco de industrias en su país, que se multiplicó en los últimos años captando a 400 de las empresas más importantes de todo el mundo.

La demanda de crudo aumentó aumentó 6% en los primeros ocho meses de 2004, respecto al mismo período de 2003, con un total de 76 millones de toneladas. Los datos presentan un nuevo panorama para el país que necesitará buscar más garantías en cuanto a mercados para comprar productos.

El crudo importado para atender el mercado chino representó 40% del total consumido y según las previsiones oficiales, el total de 2004 alcanzará los 100 millones de toneladas, mientras que la demanda se ubicará en los 400 millones de toneladas anuales para 2020.

El 30% del petróleo importado por China se destina al consumo de automóviles, autobuses y camiones, que, según la Oficina de Estandarización de China, consumen 25% más de combustible por cada 100 kilómetros que en Europa, 20% más que Japón y 10% más que USA.

Los primeros días de noviembre China emitió, por primera vez, una regulación para aplicar estándares sobre combustible en los vehículos de pasajeros a partir de julio de 2005, y que deben reducir 15% del consumo total para 2009.

Por otro lado, la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) presentó una denuncia contra la empresa Yukos, por incumplir con el suministro de crudo a China.

China también ha realizado varias compras excedentarias para incrementar su reserva estratégica, lo que explica el proyecto de poliducto que tiene el régimen con el objeto de abrir un camino hacia el Pacífico.

Las reservas probadas se concentran en Arabia Saudita, Irak, Irán, Emiratos Arabes, Kuwait, Venezuela, Rusia, Libia, Nigeria y USA. China dispone nada más de un 2,1% y su producción es de 3,4 millones de barriles diarios, de allí su interés estratégico en llegar a acuerdos con Egipto, sobre el desarrollo de recursos petroleros y el gas del desierto, con Argelia para firmar un contrato petrolero y de gas y la construcción de un oleoducto y una refinería, y en el Congo para adquirir el producto, aparte de las importaciones que provienen de Arabia Saudita y de Irán y las estrechas conversaciones con Sudán, Gabón y Nigeria.

Si USA, con 280 millones de habitantes, consume 20 millones de barriles de petróleo, en la medida de su crecimiento China la sobrepasará, y en unos años la producción mundial no sería suficiente.

La economía china crece entre un 8 y un 10% cada año y sus necesidades energéticas duplican las de Japón, aunque es el primer productor mundial de carbón y lo utiliza como combustible para la electricidad, pero el número de automóviles crece y la dependencia petrolera, que es de un 50% debería ubicarse en un 70% en el 2020, con reservas que le permitirán aprovisionarse escasamente por un máximo de 25 años.

El crecimiento económico de China ha sido sorprendente desde 1978, cuando Deng Xiaoping, sucesor de Mao, puso fin a la revolución Cultural a partir de la implementación de un modelo más liberal junto a la exportación de alta tecnología que creció más de ocho veces entre 1990 y 2003 -en 2003 la participación china de exportaciones globales llegó a 6%, en comparación con el 3.9% de 2000 y la inyección de inversión extranjera.

La apertura de Deng, que se definió con el slogan "el gato puede ser blanco o negro, lo importante es que cace ratones", fue el punto de partida de la nueva revolución que en los últimos 30 años sacó de la pobreza a más de 400 millones de habitantes.

Pero más allá de los resultados lo inquietante es que el cambio fue muy rápido en comparación con el realizado por otras naciones, a tal punto que ha preocupado a algunas regiones occidentales por la concentración económica en la región asiática.

La inversión de las compañías estadounidenses en China equivale a más de US$70.000 millones en contratos, lo que genera mayores ingresos para esas corporaciones que sus contratos en cualquier otro país en desarrollo.

¿Por qué la Argentina busca inversiones chinas y no estadounidenses?
Además, desde que en los últimos 5 años se implementaron una serie de despidos masivos en las empresas estatales chinas, que involucraron a 45 millones de trabajadores, se permitió que los extranjeros coloquen US$450.000 millones en su economía.

Por otro lado, si bien China es hoy la potencia en ascenso no está sola e India y otros estados asiáticos ahora ostentan tasas de crecimiento que podrían aventajar a las de los países occidentales más importantes en las décadas por venir.

La economía de China crece a más de 9% al año, la de India, a 8%, y las zonas del Sureste Asiático se han recuperado de la crisis financiera de 1997 y han reanudado su marcha hacia delante.

Se espera que la economía china duplique la de Alemania para 2010 y dé alcance a la de Japón para 2020. Si India sostiene un crecimiento de 6% durante 50 años, como lo creen posible algunos analistas financieros, igualará o superará a la de China en ese lapso.

China es un actor tan importante en la economía global que su situación está ligada a la del sistema en general y se ha convertido en el motor que impulsa la recuperación de otras economías asiáticas de los problemas de la década de 1990. Además, no sólo se consagra como exportador sino que importa más que muchos de sus países vecinos y si bien tuvo un superávit de US$124.000 millones en su balanza comercial con USA en 2003, sus déficit fueron significativos con otros países: US$15.000 millones con Japón, US$23.000 millones con Corea del Sur, US$40.000 millones con Taiwán y US$16.000 millones con la Asociación de Naciones del Sureste Asiático –ASEAN-,.

También las importaciones chinas para consumo interno se elevaron a US$187.000 millones en 2003, de US$40.000 millones a mediados de la década de 1900.

Cuando Néstor Kirchner descubra el misterio que genera en torno del desembarco de China en la Argentina tal vez ya no cubra las expectativas que generó en la sociedad. De pronto irrumpió en escena, mezclado con los chinos, el portugués Banco Espíritu Santo (BES), que está presente en 17 países y ya ha realizado fuertes inversiones en Brasil. ¿Qué es lo que ocurre? Que se trata del proyecto de construcción de un ferrocarril desde Neuquén a puertos chilenos, que hace tiempo se negociaba como un paso fronterizo a Chile.

No es una primicia como tampoco el interés argentino en que China participe de la construcción de un tren de alta velocidad que comunique a la Ciudad de Buenos Aires con Rosario y Rosario con Córdoba. ¿Cuán rentable es? Hasta ahora no hay estudios de factibilidad sino ideas.

Mucho más concreto es la posibilidad de fortalecer el intercambio turístico, mediante la apertura de un cupo para ciudadanos chinos cuyos pasaportes serían recalificados como "país admitido".

China es el mayor importador mundial de soja y más del 80% de los US$2.730 millones que se exportan a China provienen de la venta de soja. China también es el mayor comprador mundial de acero, carbón y cemento.

China piensa invertir en minería en Chile, y la Argentina enseguida quiso anotarse pero China necesita evaluar la factibilidad de proyectos. En Chile desembolsan US$3.000 millones, además de destinar otra suma para las industrias pesquera y forestal.

En Brasil, por otro lado, capitales chinos piensan en la industria siderúrgica, fundamental para la infraestructura china, y Venezuela aprovechó su perfil de país petrolero para atraer US$550 millones de inversión china.

Perú y Panamá son otros de los países latinoamericanos que atrajeron la atención del gigante asiático.

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