Un mexicano será el nuevo procurador general de USA

Alberto Gonzáles, un ex juez mexicano del Tribunal Supremo de Texas que forma parte del círculo de confianza de Bush, ocupará la vacante que dejó el secretario de Justicia y fiscal general del país, John Ascroft, cuya dimisión se anunció ayer, junto a la del secretario de Comercio, Don Evans.

El mexicano Alberto Gonzáles se convertirá en el hispano de mayor rango en el Gobierno de USA. Cuando el presidente era gobernador de Texas, él era asesor legal del Estado. Ocupó también el cargo de secretario de Estado tejano antes de que Bush le nombrara juez del Supremo estatal. Como Ashcroft, Gonzáles goza de una reputación conservadora dentro del Gobierno estadounidense.

El hasta ahora asesor legal de Bush fue muy criticado por participar en la redacción de un memorándum en 2002 en el que se afirmaba que las Convenciones de Ginebra de 1949 no son aplicables a los presos capturados en Afganistán. Además, se lo ha relacionado con otros memorándum en los que se apunta que la tortura a sospechosos de terrorismo puede ser permisible en ciertos casos.

El hasta ahora secretario de Justicia, John Ashcroft, presentó su dimisión en una carta con fecha del 2 de noviembre -día de las elecciones de USA- pero fue dada a conocer ayer. En su carta de dimisión manuscrita, Ashcroft afirmó que "se ha logrado el objetivo de garantizar la seguridad de los estadounidenses frente al terrorismo criminal" pero matizó que "el Departamento de Justicia se beneficiaría de una nueva autoridad y nueva inspiración".

El dimisionario secretario de Justicia, cuyos problemas de salud habían planteado dudas sobre su permanencia en el Gobierno, manifestó que "creo que mis energías y talentos deberían dirigirse hacia otros horizontes". El anuncio del nombramiento se produce después de una reunión del presidente de USA con su Consejo de Seguridad Nacional.

Junto a la de Evans, se trata de las primeras dimisiones en el gobierno republicano desde que fue reelegido para un segundo mandato de cuatro años.

Ashcroft, de 62 años, era un símbolo para los conservadores de orientación religiosa pero al mismo tiempo había recibido fuertes críticas por su manejo de la guerra contra el terrorismo, en especial por la detención de sospechosos.

En su carta de renuncia, Evans, un amigo personal de Bush, señala que "si bien la promesa de su segundo período es brillante, he determinado con profunda consternación que es el momento de regresar a casa", en Texas.

Evans había sido una pieza clave en la campaña de Bush en el 2000 y acompañó al mandatario en su entrada en Washington.

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