"El Gobierno debe resolver primero el problema de los chicos que se mueren de hambre en Santiago del Estero y no quién es la pelotuda o la puta que va a dirigir el Fondo de las Artes", fue la reproducción que hizo TXT de la entrevista al secretario de Cultura de la Nación, Torcuato Di Tella. Desde entonces comenzó a debatirse su salida del cargo.
Sin embargo, la cuestión del debate no gira en torno a la veracidad de las declaraciones del secretario. Poco importa a K si Di Tella mintió o no, mayores mentiras fueron descubiertas en estos días sin perturbar demasiado al Gobierno que si algo ha de reconocérsele, es un fino manejo de la prensa.
El problema mayor fue el contexto donde se situaron las formas del discurso del chispeante secretario. El "circo" presidido por K no solo aguardaba la visita del primer mandatario chino, quien arribaría a ratificar grandes inversiones, sino que además se encuentra en plena víspera del Congreso Internacional de la Lengua en Rosario, con la exclusiva visita del Rey de España, Juan Carlos de Borbón.
¿Cómo expulsar al Secretario de Cultura un día antes del Congreso de la Lengua? Lo más probable es que aguarden a su finalización para que Kirchner descargue su ira sobre el mandatario.
Bastante temperatura habrá elevado K luego de que Di Tella se expresara tan libre y polémicamente como lo hiciera Gustavo Beliz, hace unos meses, cuando abandonó el Ministerio de Justicia.
Beliz fue la primera baja en el Gabinete K. Habló de la instalación de una "mafia" que recorre la SIDE, la Policía Federal y el despacho de varios jueces federales que buscaban minarle su sillón. Pero la denuncia tocó de cerca a K por cuestionar a hombres de muy cercana confianza del presidente, Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher, uno y dos de la SIDE.
Di Tella no apuntó hacia nadie en especial, pero fue tan oportuno que es imposible pensar en la casualidad.
Si se torna costumbre esta puerta de salida del Gobierno, probablemente traerá muchos problemas a K, que si bien puede manejar a la prensa, no parece ser muy eficaz para manejar a "los rebeldes". (¿"Con causa"?)
A mediados de 2003, cuando apenas asumía, Di Tella había dicho que no era "una persona que tenga una preocupación especial por la cultura". Y que "me dieron esto porque piensan equivocadamente que soy un tipo culto". (¿Pasará lo mismo con los designados al directorio del Banco Central, por ejemplo?)
En todo caso, K tendrá que pagar por la boca de sus peces.
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(*) Staff U24, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
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