Chile: La estrella de la economía latina

POR GUILLERMINA FOSSATI, INFORME DE ALDO CASSINELLI CAPURRO (*) La celebración de la Apec en Chile y la estrecha relación con China son algunas de las señales de cómo el país trasandino logró introducirse en las ruedas de negociaciones más importantes a nivel mundial. La Argentina, mientras tanto, no sólo está muy lejos de conseguir esa trascendencia internacional sino que en 2005 puede ser desplazada por el gigante asiático de su segundo lugar en la relación comercial con Chile.

Mientras el gobierno chileno alcanza metas de crecimiento y desarrollo que le permiten posicionarse como uno de los países más importantes de Latinoamérica en el mundo, la Argentina va camino a perder el lugar que ocupaba como segundo socio comercial del país trasandino, donde USA ocupa el primer lugar.

Los datos, según los pronósticos de la economía chilena, indican que la Argentina será reemplazada por el gigante asiático, teniendo en cuenta las estrechas relaciones que se están gestando entre el gobierno de Ricardo Lagos y el gobierno de Hu Jintao.

El éxito de Chile dentro de la región Latinoamericana merece un análisis exhaustivo de su desarrollo, teniendo en cuenta que mientras que China se ha convertido en la gran promesa mundial para los próximos 50 años, el país trasandino ha logrado establecer relaciones sólidas y potables con ese gobierno.

Por otro lado, mientras Lagos se dedicaba a negociar Tratados de Libre Comercio –TLC- los países vecinos se abocaron al desarrollo de un mercado común, el Mercosur, que carece de las oportunidades que abren los TLC y que lo alejan de los gigantes del mundo.

Chile tuvo la posibilidad de ser el país recientemente anfitrión de la Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Asia–Pacífico, integrada por 21 miembros que en conjunto representan más de 2,500 millones de personas, un PIB total de US$19 billones, el 47% del comercio mundial y es modelo de la región de mayor dinamismo económico del mundo, que en sus primeros 10 años ha generado aproximadamente 70% del crecimiento económico global.

En el país trasandino se reunieron los representantes de las principales potencias del mundo que adoptaron la Iniciativa de Santiago para Comercio Ampliado en APEC, a través del cual se da impulso a la liberalización del intercambio de bienes y servicios y a las inversiones, suscribieron el "Compromiso de Santiago para luchar contra la corrupción y asegurar transparencia", se acordó la "Agenda de Líderes para implementar la reforma estructural" y se comprometieron a asegurar el éxito de la ronda Doha de la Organización Mundial de Comercio.

Formar parte de APEC no es algo menor y recién en 2007 un nuevo país podrá integrarse como miembro, por lo cual Chile no sólo que se convirtió en modelo de las economías latinoamericanas sino que es observado por el resto del mundo.

En 1997 APEC acordó una moratoria de 10 años para el ingreso de cualquier nuevo miembro con el objetivo de contar con un período lo suficientemente largo para consolidar el funcionamiento del foro. Así que países como Colombia, Ecuador, India y varios de la península de Indochina como Camboya o Myanmar, tendrán que esperar tres años más para postular formalmente.

De las 21 economías que forman este grupo, apenas cinco son americanas. Y de éstas, sólo México, en 2002, presidió el foro antes que Chile.

Manfred Wilhelmy, director ejecutivo de la Fundación Chilena del Pacífico, dijo que "Chile, siendo una economía relativamente pequeña, ha demostrado una capacidad de conducción temática responsable y seria".

Para Seiji Takagi, director de la oficina de APEC del Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón, "Chile es un país que está muy avanzado en su liberalización económica. Por eso Japón espera que Chile continúe ejerciendo ese liderazgo para promover una mayor liberalización de la economía".

El principal desafío de APEC se planteó este año y fue la creación de un TLC para todo el foro. Un informe encargado al economista neozelandés Robert Scollay plantea que un tratado regional tendría la capacidad de reemplazar al conjunto de acuerdos bilaterales que hoy existen dentro de APEC y que pronto superarán los 40. Pero el informe fue claro, un TLC de estas dimensiones sólo puede concretarse con el respaldo de grandes economías como China, Japón o USA.

El crecimiento de Chile, impulsado desde la década de los ´80, se vió justamente afianzado por la firma de Tratados de libre Comercio con USA, México, Canadá, Corea del Sur; están en conversaciones avanzadas con Nueva Zelanda y Singapur y se iniciaron negociaciones con China, la economía que más expectativas despierta en vista de los próximos 50 años.

Aldo Cassinelli Capurro, profesor de la Universidad Diego Portales de Chile y experto en comercio internacional, explicó las características de la política económica de su país, que hasta 2003 tuvo a la Argentina como importante socio comercial pero que algunos hechos como el corte de suministro de gas o la inseguridad jurídica fueron alejándolo de sus negocios.

Chile suscribe una corriente estratégica en las relaciones internacionales que se denomina regionalismo abierto y que implica unir las distintas experiencias de integración internacional, partiendo por aquella de decisión unilateral (rebaja unilateral de aranceles), negociaciones multilaterales (aquella que se da en los distintos foros internacionales, siendo el más relevante la OMC) y la apertura negociada (formula que conlleva acuerdos bi o multilaterales como los TLC o el MERCOSUR). En la actualidad, y luego del exitoso proceso de negociación con la UE, USA y Corea del Sur, el país se ha volcado a suscribir acuerdos con China e India por considerar lo relevante de dichas economías en el contexto actual y el potencial que estas economías presentan.

Según Cassinelli Capurro, un hecho significativo a la hora de negociar un acuerdo es el grado o nivel de complementariedad que las economías poseen y siendo así, no es de extrañar la posibilidad de que Chile inicie tratativas con los países antes señalados, con diferencias que saltan a la vista y potencialidades de unir fuerzas que son evidentes.

En este caso, uno de los elementos que pueden marcar la voluntad de firmar un tratado con otra economía es la ausencia de desviación de comercio, factor muy perjudicial para el comercio internacional en su conjunto, debido a que lo único que aporta es a aumentar o concentrar el comercio en un país producto de las rebajas arancelarias pero no porque se produzca de manera más eficiente un bien en particular.

Chile y China comenzaron en 2003 un importante intercambio comercial que superó los US$3.000 millones, y se espera que para 2004 los números cierren aún mejor.

Hasta 2003, la Argentina se situaba como el segundo socio comercial de Chile, lugar que muy probablemente ocupará China a fines de 2004 ya que el intercambio con el país asiático se ha incrementado en un 662% entre 1994 y 2003, según datos recogidos en la Cancillería chilena. Este fuerte impulso se consolida aun más con la entrada de China a la OMC en el año 2001 , momento desde el cual se comienza a especular sobre un posible acuerdo con la nación asiática.

Según el especialista chileno, los principios básicos para un Tratado de Libre Comercio son:

• Tener acceso preferente en materia tarifario en el comercio de bienes, en la actualidad se exportan a China algo así como 7.350 productos con aranceles que fluctúan entre 0 y 65%;

• Eliminación de los aranceles escalonados, aquellos que graban con un arancel más alto a los productos con mayor valor agregado;

• La existencia de un marco jurídico es básico para asegurar un flujo constante del comercio y esto puede ser conseguido con un acuerdo que lo contemple, así como mecanismos de solución de controversia claros y efectivos que restrinja la necesidad de recurrir a otras instancias para resolver las disputas comerciales;
Asegurar las inversiones que se realicen en ambos países.

• Otro elemento a tener en consideración es que las importaciones que Chile hace desde China han cambiado su perfil, desde los bienes de consumo a aquellos bienes intermedios y de capital, lo que mejora las perspectivas de consolidar la relación comercial.

Mientras Chile profundiza su relación con China, se aleja cada vez más de la Argentina y en la actualidad, aún con la existencia de acuerdos bajo el amparo del Mercosur y otro bilateral con Argentina, no han sido suficientes para asegurar la provisión de bienes, especialmente gas, desde el gobierno de Néstor Kirchner, lo cual rompe con uno de los elementos centrales por los cuales se firma un acuerdo o tratado de libre comercio, cual es dar certeza a las partes de la relación que se tiene y fomentar una mayor. Si eso no es posible de asegurar vía los tratados, no se encuentra su utilidad y hoy esto no parece tener solución.

Vale recordar que los tratados más allá de la lógica económica son suscritos por Estados y para ello se requiere de la voluntad política de dichas instituciones para hacerlo y para cumplirlos, cuando no existe ni en los dichos y menos en los hechos, las posibilidades se reducen a su mínima expresión.

En el caso del Mercosur, por ser un mercado común, cuya definición es en el mejor de los casos un territorio en el cual se eliminan las barreras dentro del bloque que lo conforma, asimilando su funcionamiento a una sola unidad económica, sin discriminación del origen de los capitales, personas, ni producto, es decir eliminando las barreras al libre transito de los factores productivos y adoptando normas comunes de calidad en productos y servicios entre otra serie de controles que se hacen efectivos para todos sus miembros. Esto en la actualidad no existe entre los países signatarios del Mercosur.

En todo caso, si se bajan en los procesos de integración y se sitúan en la Unión Aduanera, más cercana a lo que en la práctica es el Mercosur, aún en este caso es difícil compatibilizar los intereses de los dos grandes países que lo conforman, siendo sus disputas un constante problema para su funcionamiento.

Según Cassinelli, este breve análisis da luces del por qué Chile avanza en el sentido que lo está haciendo y no le convendría, por ejemplo, profundizar el acuerdo con el Mercosur, principalmente porque el arancel externo común que hoy aplica dicho mercado es mayor al que Chile tiene, lo cual implica que deben igualarse y la pregunta evidente es quien modifica sus aranceles: Chile los sube para quedar a la par del Mercosur o éste los baja para quedar a la par con Chile, algo para lo que no están dadas las condiciones políticas en el corto plazo.

Sin duda la política económica es clave en el crecimiento chileno, donde además de los TLC que ya se han concretado Lagos está en conversaciones avanzadas con Nueva Zelanda y Singapur y se iniciaron negociaciones con China, la economía que más expectativas despertó en vista de los próximos 50 años.

Antes de la cumbre, el presidente chileno dijo que lo que se busca es aprovechar parte de los múltiples Acuerdos de Libre Comercio que existen entre las economías APEC para poder avanzar con mayor rapidez y que Chile aspira a ser una "especie de puente entre las naciones del Asia y las de América Latina", algo que deja en claro cuáles serán los próximos pasos del país trasandino, un proyecto aún demasiado lejano para la Argentina.

La Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del APEC es una reunión que los participantes llaman "significativa", por lo que significa reunir a los líderes de las grandes potencias.

El Foro de Cooperación Económica Asia–Pacifico, APEC, nació en 1989 en respuesta a la creciente interdependencia de las economías de esa región.

Comenzó como un diálogo informal para transformarse en la actualidad en el principal vehículo regional que promueve el comercio abierto y la cooperación práctica entre economías.

Desde los inicios de la política de apertura económica, el Asia–Pacífico ocupa un lugar de creciente importancia en la agenda internacional de Chile, al punto que la extensión e intensificación de las relaciones con las naciones de esa región se ha convertido en una política de Estado, lo que ha permitido, además de un incremento de las exportaciones, tejer una valiosa red de acuerdos comerciales.

El acuerdo alcanzado con Corea del Sur es el primero que esa economía asiática formaliza con una nación latinoamericana, constituyéndose ambas naciones en pioneras de la vinculación comercial a través del Océano Pacífico.

En cuanto a las relaciones comerciales entre Chile y China, han experimentado un fuerte estímulo desde que China ingresó a la Organización Mundial de Comercio, en 2001, pero en 2003 el intercambio comercial alcanzó una cifra histórica de US$3.155 millones, lo que lo situó como tercer socio comercial, superando a países como Japón, Brasil y las principales economías de la Unión Europea.

La balanza comercial bilateral también ha registrado un impulso favorable, anotando saldos anuales positivos y revirtiendo el tradicional déficit que registraba el comercio para Chile. En 2003 la balanza comercial también registra un nivel récord al alcanzar un superávit positivo de US$575 millones, lo cual contrasta con el déficit de US$147 millones que arrojaba en 1994.

El auspicioso panorama comercial tiene su primera cara en la creciente gravitación de ese mercado en las exportaciones nacionales. El 2003 ubica a China en el tercer lugar como destino de las exportaciones chilenas.

Alrededor del 97% del total de las exportaciones de Chile a China son por tres productos: cobre, celulosa y harina de pescado.

En la década que transcurre entre 1994 y 2003, las exportaciones chilenas con destino a China crecieron en 1.299%, a una tasa promedio anual de 130%, crecimiento que supera diez veces el registrado por las exportaciones globales.

Hace diez años, China representaba apenas el 1,4% del total de las exportaciones chilenas y se ubicaba en el decimoséptimo lugar como destino de los embarques nacionales. A lo largo de la década, China se proyectó hacia los primeros lugares y hoy uno de cada diez dólares que el país gana en divisas por sus exportaciones se originan allí.

En el año 2003, las exportaciones chilenas a China alcanzaron por cuarta vez consecutiva un récord histórico, totalizando los US$1.865 millones, lo que representa un incremento de 50% en relación con 2002. Este fuerte crecimiento, que explica en gran parte el aumento de las exportaciones globales de Chile, 16,7%, se debe principalmente al fuerte incremento en los envíos de cobre, commodity que mostró un fuerte aumento en su precio producto del aumento en la demanda internacional, alentado por la demanda de los principales mercados asiáticos.

Las exportaciones chilenas con destino a China se concentran principalmente en dos sectores, minero e industrial, los cuales representan el 98.8% del total de las exportaciones.

Si bien el sector minero es claramente el sector predominante, su importancia ha sido variable a lo largo de la década producto de las fluctuaciones en los precios internacionales de estos bienes, pero de todos modos tuvo el mayor crecimiento liderado por las exportaciones de cobre.

En cuanto al sector industrial, si bien este no presenta los niveles de crecimiento del sector minero, no cabe duda que los aumentos en sus exportaciones no son menores dado que en igual período los envíos se incrementaron en nada menos de 800%. Dentro de este sector, los principales productos son la celulosa, que ha mostrado un importante aumento especialmente a partir del año 2000, lo cual coincide con el aumento en el precio internacional de este commodity.

El otro tipo de producto perteneciente a este sector que ha mostrado una importante evolución, que llega a 3.191%, ha sido la harina de pescado, producto que pertenece a industria alimentaria y que en el año 2003 presentaron exportaciones por un valor total de US$158 millones.

Ricardo Lagos tiene en su haber, en el año 2003, exportaciones por un total de 258 productos al mercado chino, cifra que representa un 5% del total de la oferta exportadora chilena para el mismo año. Los veinte principales productos exportados representan el 8% del número total de productos exportados pero explican el 93% del valor total de los embarques a China. Adicionalmente se puede observar, que entre estos veinte principales productos, sólo dos no tienen relación con la minería, ya sea primaria o de transformación, la celulosa o la harina de pescado. Esto no es un tema menor dado que estos productos, que tienen la característica de ser insumos, tienen niveles de aranceles muy bajos y barreras pararancelarias muy limitadas en comparación con otros tipos de productos de la canasta exportadora, en especial aquellos bienes del sector de alimentos para el consumo humano como también del sector agrícola.

En cuanto al comportamiento de las importaciones desde China entre 1994 y 2003, estas muestran un continuo aumento, con excepción de 1999 donde la fuerte caída en la demanda interna provocó una disminución de todas las internaciones incluyendo a China. Lo anterior se aparta de la tendencia global que muestra sucesivas caídas en los montos importados producto de los ajustes en la demanda interna causados por la crisis financiera internacional de 1997.

La mayor parte de las importaciones se concentran en los bienes de consumo, los cuales representan el 66% de total de importaciones provenientes desde China. Cabe destacar que en este tipo de producto China representa el 26% de las importaciones globales siendo entonces el proveedor principal de bienes de consumo. Esto no es menor si consideran que en 1994 China solo proveía del 10% de este tipo de bien.

Los datos de importación sumados al antecedente de que las exportaciones globales de los bienes de consumo se han mantenido relativamente estables, indican el grado de redistribución en los orígenes de las compras internacionales que se produce a partir de la década de los ´90, donde la economía chilena prefiere comprar productos provenientes desde China a menores precios que comprarle a otros proveedores considerados tradicionales.

En segundo lugar de importancia en la canasta importadora se encuentran los bienes intermedios, que son utilizados en algún proceso productivo, con una participación de 24% de la canasta importada. Finalmente se encuentran los bienes de capital con una participación de 10%.

A diferencia de las exportaciones, las importaciones poseen un grado de diversificación dado que, durante 2004, Chile importó desde China 3.456 distintos productos, lo cual representa el 52% del numero de productos que importa Chile. Por otro lado, las veinte principales importaciones representan sólo el 18% del total importado mostrando así el nivel de diversificación de las importaciones. La mayor parte de estos productos son productos textiles o productos tecnológicos como televisores, Chips y teléfonos celulares.

(*) Especialista en Relaciones Comerciales Internacionales. Informe especial desde Santiago de Chile.

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