"El acuerdo con China es una suerte de Convenio Roca-Ruciman II"

A continuación, la opinión de un usuario sobre el presunto despido del Secretario de Cultura, Torcuato Di Tella y acerca de la firma de los convenios firmados con China.

Señor Director:

La renuncia y los motivos de Torcuato Di Tella en otro momento serían una noticia explosiva posiblemente, pero si comparamos la banalidad que posiblemente pudo haber vertido el citado funcionario, con los antecedentes que se van sabiendo acerca de la firma de cartas de
intención por parte de nuestro país con China, de los que surgen que nuestra soberanía como nación no sale muy bien parada, sin que se haya dado por aludido ningún funcionario del Poder Ejecutivo, creo que esta renuncia ni debió presentarse, en un orden de prioridades.

Reiteradamente se denomina Década Infame II a la del 90 dado que se produjeron hecho inusuales para la ciudadanía, transgresiones no comunes y operaciones de dudosa transparencia.

Criticadas ellas por las actuales autoridades, esa misma ciudadanía observa con estupor que no solo se repite sino que se aumentan los actos observables. Se reconoció el carácter de economía de mercado al sistema económico imperante en China, sin que hayamos recibido en tal virtud absolutamente nada, meras promesas cual palabras escritas en el agua, con lo que nos convertimos en otro de los pocos países en adoptar tal actitud.

Conforme saco en conclusión ocurre que el acuerdo con ese país es una suerte de Convenio Roca-Ruciman II, por el que la economía de nuestro país se somete integralmente a lo que disponga nuestro eventual socio, quien a la postre es el único favorecido. Es de esperar que no nos convirtamos en una perla de la corona de ese imperio moderno. Me llama la atención que los gladiadores de los derechos humanos en la Argentina no hayan hecho oír su voz respecto de tales pactos puesto que China no se caracteriza por el respeto a tales derechos, creo que ni los considera. Argentina, en lugar de insistir ante el gigante asiático, en el cumplimiento del debido respeto a esos derechos, antes de firmar nada, como reiteradamente se proclama por
parte de nuestras autoridades, llegando a enjuiciar penalmente a sus
violadores en nuestro territorio, y echando mano a legislación pretoriana de orden global para justificar la legitimidad de su accionar, no lo hizo.

Con lo que demostró una dual conducta. Posiblemente los mismos argumentos que se usan para endilgarle a EEUU actitudes perjudiciales para nuestro país, que constituyen el motivo para negarnos a integrar el ALCA, podrían caberle a China, pero este país es comunista y el gigante del Norte no. Esta cuestión no es entonces de orden económico sino de orden ideológico. Tal silencio no impide que los campeones de los Derechos Humanos sigan con su prédica cínica, opinando sobre este delicado tema y, lo peor, que sean oídos por ayatolas de la ideología que sustentan o por ingenuos que a pesar de todo son indiferentes a tales aberrantes actitudes.

Dejá tu comentario