Las diferencias entre Néstor Kirchner y el ala política del gabinete con Roberto Lavagna se recrudecieron en las últimas horas por los tropiezos en el canje de la deuda en default y la relación con el Fondo Monetario Internacional.
La postergación del lanzamiento de la oferta de canje se resolvió ayer en una reunión entre Kirchner, Lavagna y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Allí, en un clima de tensión, Lavagna debió convencer a Kirchner y a Fernández de prorrogar el trámite para poder hacerlo en forma global (de manera de lanzar la operación en el país y en las principales plazas del exterior al mismo tiempo), para lo cual se debió desactivar la idea de lanzar el tramo nacional el próximo lunes 29, como querían el Presidente y el jefe del Gabinete.
Así, el ministro Lavagna quedó en medio de una ola de rumores que hablaban de una supuesta intención del Poder Ejecutivo de pedir la renuncia de algún integrante de su equipo de colaboradores, ante la necesidad de encontrar un chivo expiatorio que pague por el fracasado intento de llevar adelante el canje en los plazos previstos originalmente.
Por ello, la Casa Rosada siguió a rajatabla la política de subrayar "la bronca" de Kirchner hacia Lavagna por el "mamarracho" de no tener un contrato firmado con el Bank of New York, el banco que debía actuar como agente de cambios de los bonos que entrarán en el canje y que, a último momento, el viernes pasado se bajó de la operación.
"Un contrato hubiera significado que el Estado pague indemnizaciones por incumplimiento", dijo un allegado a Lavagna, con la lectura de los hechos consumados.
Lo cierto es que en el "enojo" de Kirchner había algo de sobreactuación, la necesaria como para asegurarse de que Lavagna pague el costo político.
Pero, tanto en la Casa Rosada y como en Economía aseguran que Kirchner y Lavagna están obligados a seguir juntos hasta la finalización del canje, a pesar de que en ningún sector del Gobierno se atreven a garantizar que Lavagna continúe en su cargo luego de la reestructuración de la deuda.
Por último, en el entorno de Kirchner se aprovechó la situación para poner límites a un ministro que puede crecer y disputarle cuotas de poder al Presidente.
Como publicara U24 hace un tiempo, las tensiones entre el presidente y su ministro de Economía nos retrotraen a las turbulentas relaciones entre Carlos Menem y Domingo Cavallo. Sucede que ahora ya casi se roza esa relación.
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