La Argentina no puede comenzar el canje de deuda el 17 de enero, y atrasa la fecha

La Argentina confirmaría en las próximas horas que el canje de deuda en 'default' no podrá comenzar el 17 de enero y, por ahora, lo trasladaría dos semanas más, o sea que pasa para febrero del año 2005. La tensión ha sido el estándar en el Ejecutivo Nacional, y el encuentro entre Alberto Fernández y Roberto Lavagna se caracterizó por el reclamo de la Casa Rosada que el ministro encuentre un sustituto más idóneo para el negociador externo Guillermo Nielsen. La siguiente nota fue publicada por www.edicioni.com/ el sábado pasado, para sus suscriptores (se tituló La Tregua No Existe - Adiós al ministro: Semana decisiva para Lavagna):

El sábado 4 de diciembre, la Argentina ha despertado advirtiendo un enorme esfuerzo propagandístico por negar que apenas hay una tregua entre el presidente Néstor Kirchner y su ministro Roberto Lavagna, pero que alguien deberá hacerse cargo de la responsabilidad de la postergación del canje de deuda incumplida.

Entre el miércoles 24 y el jueves 25 de noviembre, el Ministerio de Economía anunció que debía postergar el inicio del canje de deuda pública argentina externa en default.

El Gobierno decidió postergar la apertura del canje, que debía iniciarse el lunes 29, y anunció un nuevo cronograma que prevé que la operación comenzará el 17 de enero de 2005 y cerrará el 25 de febrero.

Según un comunicado que divulgó el Ministerio de Economía, la postergación se decidió luego de tomar en cuenta las sugerencias de los bancos que asesoran al Gobierno en el exterior y en el mercado local.

Estas entidades (Nación, Galicia y BBVA, en Argentina, y UBS, Barclays y Merril Lynch en el exterior) defendieron la conveniencia de evitar un desdoblamiento de la operación, que hubiera implicado abrir el canje sólo en la Argentina y mantenerlo sin fecha cierta en el tramo internacional. Esto habría alentado juicios contra el país por parte de los acreedores extranjeros.

Sin embargo, durante las últimas horas crece la incertidumbre acerca de si la Argentina podrá cumplir con la fecha marcada: 17 de enero con finalización el 25 de febrero.

Es verdad que faltan 44 días para tal evento. Algo más de seis semanas.

Pero también es verdad que no podrá esperarse hasta el último día para informarse acerca de una nueva prórroga.

Lo que resulta más o menos en firme es que la semana que comienza es la última que tiene a su favor el Gobierno argentino para resolver cómo iniciar el canje el 17 de enero.

Si el Gobierno argentino no cuenta con un banco de las características del Bank of New York hacia el viernes 10 de diciembre, será presionado para anunciar una nueva prórroga ya que resulta imposible, desde un punto de vista técnico, cumplir con los requisitos necesarios en tan breve plazo, al que debe descontársele los feriados de Navidad y fin de año.

Más aún: si la entidad que consigue el Gobierno argentino es diferente a Bank of New York, todo se complicará porque Bank of New York tiene una pro-forma para los procedimientos de originación primaria de deuda, y porque venía siguiendo con detenimiento la evolución del prospecto de canje de deuda de la Argentina.

En cambio, una nueva entidad a cargo de esa operatoria requerirá una lectura detenida de las condiciones de emisión, consultas con abogados, y todo esto significa tiempo y tiempo y mitad de tiempo.

La pregunta es: ¿Quién pagará el costo de una nueva prórroga?

Con seguridad, quien lo anuncie.

Es probable que para que esto no ocurra, el Ministerio de Economía, en caso de tener que anunciar la prórroga, recurra a un comunicado, tal como sucedió el 25 de noviembre, aliviando así las tensiones contra Guillermo Nielsen y Leonard Madcur, considerandos "incompetentes" por quienes cuestionan lo ocurrido.

Pero la defensa de Nielsen y Madcur terminó convirtiéndose en un problema para el ministro Lavagna que, entonces, pagó con su propio prestigio el error cometido, y es evidente que ha sufrido una erosión de su figura.

¿Se encuentra dispuesto Lavagna a repetir el procedimiento?

Es evidente que el presidente Néstor Kirchner lejos se encuentra de pretender compartir el costo político de los desaciertos y de una eventual nueva prórroga que comenzaría a interpretarse como un fracaso político-económico de magnitud.

Muy por el contrario, su decisión de no pagar los costos políticos de Economía sino tomar distancia es, en parte, lo que ha provocado la crisis profunda de la semana pasada, con daños irreparables a la relación entre ambos, y a la figura de cada uno de ellos, en forma individual.

Entonces, ya tiene fecha la próxima crisis del Gobierno nacional. Es deseable que no ocurra, por la salud económica de la sociedad y porque los hogares argentinos necesitan de un fin de año con la mayor esperanza posible hacia el futuro.

Pero no puede dejarse de agendar el peligro, y ésta debería ser la responsabilidad del periodismo, en vez de convertirse en meros repetidores de las versiones que difunde la Casa Rosada.

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