Sobre el futuro presidente del Banco Central del Uruguay y la política "productivista"

(*) Por Gustavo Hernandez Baratta ¿Cómo será la gestión del economista Walter Cancela al frente del Banco Central del Uruguay? (anticipo de www.hernandezbaratta.org para www.urgente24.info)

Preocupante Cancela, ¿entiende algo de economía? El economista Walter Cancela será el próximo presidente del Banco Central del Uruguay. Suya será la tarea de velar por el buen funcionamiento del sistema bancario del país y la de cuidar la salud de la antaño fuerte moneda nacional. Deberá ejercer uno de los empleos más importantes de un país donde la banca pública ejerce un papel preponderante -aún luego de la crisis que la desbarrancó- y donde el papel del estado en la economía es definitorio.

La presidencia del BCU es el cargo público desde donde más daño puede hacerse a la economía nacional pues definir el ritmo de emisión de la moneda, intervenir en el mercado de cambios, manipular las tasas de interés y subir o bajar el pulgar a las políticas crediticias de los bancos están entre las atribuciones que la legislación concede al directorio de la entidad. Es por ello que no es menor preguntarse si está Cancela a la altura del cargo.

En los últimos días, el economista Cancela ha despertado sospechas sobre su idoneidad. No se trata de la evaluación del conocimiento que pueda tener de los textos que se enseñan en la Universidad. Las dudas surgen de la miope visión que el economista parece exhibir sobre como funciona realmente la economía y sobre cual es el papel que en su nuevo puesto tendrá que actuar.

El Dr. Cancela puede haber sido un alumno brillante y puede ser un buen profesional, pero eso no basta. Para presidir el BCU hace falta saber historia y no desconocer los errores en los que hemos caído una y otra vez. No puede ser presidente del Banco Central del Uruguay quien no haya comprendido que ni desde ese puesto (ni desde ningún otro) se pueden encarar soluciones mágicas, como las que, lamentablemente, parece motorizarán los primeros meses del gobierno de la izquierda.

Las referencias de Walter Cancela a la deuda pública, a las tasas de interés, al valor de la divisa y al papel del estado encienden luces de alerta y llaman a preocupación. Uruguay es un país que apenas asoma de su última crisis y el sistema no es aún lo suficientemente fuerte como para soportar los desvaríos de la clase gobernante. Y aún cuando pudiera tolerarlos, la postergación de las verdaderas soluciones a manos de recetas mágicas y probadas sobradamente en el error no sirve sino para seguir condenando a nuestros chicos al peor de los futuros.

# La tasa de Interés

Tener que definir que es la tasa de interés para explicar por qué el futuro titular del Banco Central está equivocándose al responsabilizar a la banca por los bajísimos niveles de ahorro de la población es simplemente lamentable. Causa cuanto menos mucha tristeza leer declaraciones de encumbrados personajes haciendo referencias a las tasas de interés como si ellas fueran pociones mágicas con las que la economía puede manejarse a antojo del funcionario.

El ahorro es diferimiento de consumo en el tiempo. La tasa de interés que el banco paga a los ahorristas es el premio que estos pretenden por ese diferimiento. Cuando ese premio es insuficiente, el ahorrista prefiere satisfacer sus necesidades de consumo, cuando es elevado, el ahorrista prefiere postergarlas.

La tasa de interés que el banco cobra a los productores es la penalización que los tomadores de crédito están dispuestos a pagar para solventar los costos de producción. Cuando la tasa es baja, el tomador de créditos percibe que le "conviene" tomar un crédito para producir todos aquellos bienes y servicios cuyo margen entre costo y precio soportan el costo del dinero: la "tasa". A mayor tasa de interés, menos son las actividades que son rentables luego de descontarla,

En ambos casos se trata del mismo dinero. Los bancos no lo fabrican. Lo toman en una ventanilla de los ahorristas y se lo prestan por la otra a los productores. En un mercado libre, de la oferta y demanda del dinero surge la "tasa de interés" y no hay forma de regular la tasa a un valor distinto al establecido por ese equilibrio sin que una de las dos partes reciba una señal equivocada: ya sea de los ahorristas consumiendo más o menos que lo normal, ya sea haciendo más o menos rentables determinadas actividades.

Pero ¿quién habla de mercados libres?

# Aprendiz de Brujo

¿Habrá pensado Walt Disney en los funcionarios de la Reserva Federal cuando en su película "Fantasía" muestra la desesperación de Mickey tras desatar fuerzas de lo oculto que no sabía ni podía controlar? Lo cierto es que el mundo está lleno de "aprendices de brujo" que recalientan o enfrían la economía fijando artificialmente la tasa de interés.

Walter Cancela reduce el problema de la falta de ahorro a las bajas tasas de interés que pagan los bancos privados, al tiempo que sostiene que con una "política más agresiva" (esto es, mejorar las tasas) entonces habría mayor ahorro y los bancos tendrían más dinero para prestar y se iniciaría el soñado país productivo del que nos hablaron en campaña electoral.

Ahora bien, la primer pregunta que Cancela debiera formularse antes que nada es: ¿y donde está el dinero? Es una pregunta que admite solo cuatro respuestas: 1) está siendo derivado al consumo, 2) está siendo colocado en otros instrumentos de ahorro, 3) está en el colchón de los uruguayos y 4) ¿QUÉ DINERO?.

Si suponemos que el dinero está en el colchón, la pregunta es ¿qué lleva a los uruguayos a descapitalizar sus ahorros manteniendo los activos líquidos y en estado improductivo? La respuesta obvia es que, como el mismo Cancela termina admitiendo, la confianza del público en el sistema no ha sido totalmente reestablecida. ¿Se devuelve la confianza en el sistema subiendo las tasas de interés? Si así fuera, aquellas plazas financieras donde las tasas andan galopando por las nubes serían el paraíso de los inversionistas, y hasta el más neófito sabe que cuando la limosna es grande hasta el ciego desconfía y que cuanto mayor es la tasa mayor es el riesgo que implica.

Si, en cambio, los uruguayos están utilizando otros instrumentos de ahorro (títulos públicos, colocaciones en el exterior a plazo, etc.) entonces el problema no es la falta de ahorro del público sino que se prefieren alternativas o bien que ofrecen mayores garantías (de nuevo el tema confianza) o que pagan una rentabilidad mayor. ¿Es una suba de tasas una alternativa para reconducir esos ahorros hacia los plazos fijos en la banca local (que es la opción favorita al gusto del Sr. Cancela)? Y en todo caso, ¿no es el mismo Estado a través de la constante emisión de bonos y letras quien seca la plaza para solventar los costos de su propio funcionamiento?

Si, finalmente, los uruguayos están consumiendo, la alternativa de una suba de tasas para promover el ahorro parece la peor de todas. Veamos: si se incentiva artificialmente el ahorro, entonces se desincentiva artificialmente el consumo. Si se desincentiva el consumo, determinados sectores de la economía, los que comercializan bienes y servicios no transables y / o que dependen del mercado interno verán menguada su capacidad de ventas y, se contraerán. Conclusión, dichos sectores de la economía sufrirán un enfriamiento provocado por el afán de captar más depósitos del público para destinarlos a la "reactivación productiva".

Cancela propone que los bancos paguen más tasa. ¿Qué pasará entonces con los tomadores de crédito? Pues tendrán que pagar por los créditos una tasa mayor. Los bancos no inventan el dinero que prestan, lo toman prestado de los ahorristas. Si deben pagar más por captar depósitos, automáticamente deberán cobrar más por los prestamos. A menos que Cancela revolee la varita mágica y "voilá" tendremos créditos a tasa subsidiada con la que mantener a todos contentos, al menos mientras dure la fiesta.

¿Subsidiar la tasa? ¿Y quién paga el subsidio? Lamento informarle, estimado lector, que el dinero para subsidiar las tasas de interés saldrá del fruto de su trabajo. La banca pública, esa que debió reprogramar depósitos hace poco más de dos años y que el Dr. Cancela imagina como motor del desarrollo de nuestra economía, prestará a los "sectores productivos" parte del dinero que deberíamos utilizar para cancelar préstamos durante el año próximo.

El gobierno utilizará a la banca pública para volcar créditos al mercado. ¿Qué harán los bancos privados con los ahorros que logren captar del público? Cancela no lo dice. Les dice, ¡suban la tasa! y trascartón informa que serán los bancos públicos -con dineros de todos los uruguayos- los que motorizarán el mercado de los préstamos, destinados claro está a los sectores que el poder considere "productivos". Ya imagino yo a los Gaggero de la vida, eternos deudores del Banco República, obteniendo nuevos préstamos con los que seguir -a costa nuestra- financiando su dispendiosa vida.

A un señor que critica a los bancos porque pagan poca tasa, pero informa simultáneamente al mercado que la banca pública se dedicara a prestar dinero barato es que le vamos a dar la conducción del Banco Central del Uruguay.

# La falta de ahorro

De los dichos de Cancela, se desprende que le preocupa la baja tasa de ahorro que exhibimos los uruguayos. Enhorabuena. La bajísima tasa de capitalización de la economía es uno de los datos más preocupantes y de los síntomas que preanuncian un futuro aún más complicado.

Pero no es subiendo artificialmente las tasa que "forzaremos" a los uruguayos a ahorrar. No. No es que los uruguayos seamos en esencia "gastadores", "derrochones", enemigos del ahorro. El problema es que no tenemos que ahorrar. Y por el contrario, la mayor parte de nuestros compatriotas viven la vida consumiendo a cuentagotas el capital que heredaron de sus mayores.

La falta de ahorro, que tanto preocupa al futuro presidente del Banco Central, es la consecuencia de políticas fiscales confiscatorias, del derroche constante de nuestra riqueza a manos del Estado, de la imposibilidad de satisfacer las necesidades básicas y mantener al mismo tiempo un excedente que nos permita ahorrar. Los uruguayos vivimos endeudados, sobregirados de créditos, postergando gastos como el mantenimiento del patrimonio (cuántos tienen una casa que se les va cayendo a pedazos sin poder reponer el desgaste, cuántos tienen un auto al que van "atando con alambres" hasta que ya no da más, cuántos suprimieron cobertura de salud y gasto en educación).

El problema de la falta de ahorro es que ya no queda con que ahorrar. Año tras año el fisco inventa nuevas fórmulas para extraer recursos, casi en actitud deportiva. Hoy, cualquier uruguayo destina más del 50% de sus gastos a los impuestos. Allí está, Dr. Cancela, la madre del borrego. Devuelva a los uruguayos la libre disponibilidad de sus ingresos y verá como no hace falta toquetear la tasa.

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(*) Gustavo Hernández Baratta http://www.hernandezbaratta.org

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