Para leer: Chile y Cuba son ejemplos de cómo reducir el hambre

De acuerdo a la FAO cada año nacen en todo el mundo más de 20 millones de bebés con insuficiencia de peso, que corren además el peligro de morir en la infancia o de sufrir discapacidades físicas y mentales durante toda su infancia.

Más de 5 millones de niños mueren cada año en el mundo por el hambre y la malnutrición, que afectan a 815 millones de personas en los países en desarrollo, a 28 millones en los países en transición y a 9 millones en los países industrializados, según subraya la FAO en su informe anual.

La FAO apunta que cada año nacen en todo el mundo más de 20 millones de bebés con insuficiencia de peso, que corren además el peligro de morir en la infancia o de sufrir discapacidades físicas y mentales durante toda su vida.

Ante esta situación, esta agencia especializada de la ONU considera "lamentable" lo poco que se hace para combatir el hambre, si bien los recursos necesarios para evitar con eficacia esta tragedia humana y económica "son minúsculos en comparación con los beneficios de invertirlos en esta causa".

En ese sentido, el informe de la FAO estima en US$ 30.000 millones anuales el presupuesto que tiene el hambre para los países en desarrollo por la pérdida de productividad y de ingresos nacionales, lo que supone 5 veces más que la cantidad comprometida para financiar el Fondo Mundial de Lucha contra el sida.

A los costos directos del hambre hay que sumar los costes indirectos de la productividad y los ingresos perdidos.

A modo de ejemplo, el informe indica que tolerar los niveles actuales de malnutrición infantil se traducirá en pérdidas de productividad e ingresos durante la vida de esas personas que ascenderá a entre US$ 500.000 millones y US$ 1 billón es en su valor actual.

Por el contrario, la FAO hace hincapié en los beneficios que produciría invertir los recursos necesarios para luchar contra el hambre, ya que cada dólar invertido para hacer frente a este problema "puede multiplicarse por 5, e incluso por 20 veces, en beneficios".

La FAO deja lugar a la esperanza en su informe, asegurando que aún es posible alcanzar los objetivos fijados en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y los Objetivos de Desarrollo del Milenio, respecto a la reducción a la mitad para el año 2015 del número de personas que pasan hambre en el mundo.

Así, apunta que más de 30 países que incluyen casi la mitad de la población del mundo en desarrollo "no sólo han ofrecido pruebas de que un rápido progreso es posible, sino también lecciones de cómo lograrlo", ya que en los años 90 consiguieron reducir en un 25% el número de personas que sufren hambre.

Este grupo de países está formado por Angola, Benín, Birmania, Chad, Chile, China, Costa Rica, Cuba, Gabón, Ghana, Guinea, Guyana, Ecuador, Emiratos Arabes Unidos, Haití, Indonesia, Jamaica, Kuwait, Lesotho, Malawi, Mauritania, Mozambique, Namibia, Nigeria, Perú, República del Congo, Siria, Tailandia, Uruguay y Vietnam.

El informe de la FAO subraya en ese sentido que se pueden lograr rápidos avances en la lucha contra el hambre mediante la aplicación de una "estrategia de doble vía, que ataque al mismo tiempo las causas y las consecuencias del hambre y la pobreza extrema".

La 1ra. vía incluiría las intervenciones destinadas a mejorar la disponibilidad de alimentos y los ingresos de la población pobre, "fortaleciendo sus actividades productivas". "La segunda vía engloba los programas selectivos destinados a facilitar un acceso directo e inmediato a los alimentos para las familias más necesitadas", señala el informe.

Finalmente, para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio y de la Cumbre Mundial de la Alimentación la FAO recomienda a los países que adopten "programas a gran escala para promover principalmente la agricultura y el desarrollo rural, de los cuales dependen los medios de subsistencia de la mayoría de las personas pobres y que pasan hambre.

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