"En la Argentina, el Derecho Internacional parece a un partido de truco entre tramposos"

A continuación, la opinión de un usuario sobre la interpretación que la Argentina hace del Derecho Internacional en Materia Penal.

Señor Director:

Rabei Osman al Sayed, «El Egipcio», que se
confesó planificador de los atentados del 11-M, ya está en España para ser juzgado por la matanza. Las autoridades italianas le entregaron ayer de forma temporal, después de que el Ministerio de Justicia de España enviase la petición correspondiente el pasado viernes. «El Egipcio», detenido en Milán el 7 de junio, podrá estar en España por un periodo prorrogable de seis meses. La noticia nos indica que Italia, donde se había refugiado este terrorista, no accedió a ningún pedido de éste, con el objeto de ser considerado refugiado político y lo entregó al Reino de España a fin de ser juzgado por la Justicia Española.

Luego de ser juzgado deberá ser devuelto a Italia a fin de ser juzgado por las autoridades italianas ya que allí habría cometido otros hechos delictivos. Esta noticia, que aparentemente es trivial, es sin embargo digna del Primer Mundo. Lo que traducido al lenguaje vulgar quiere decir que el país afectado, en este caso España, solicitó mediante exhorto a las autoridades de Italia le hagan entrega del prófugo terrorista y éstas, en cumplimiento de los Tratados y Convenciones Internacionales pertinentes, no trepidó en hacer entrega del prófugo terrorista, sin tratar de revisar o examinar el fondo del asunto lo que, por lógica, corresponde al juez español.

Trasladado este singular episodio, repetido en los anales de la jurisprudencia donde domina la reciprocidad en casos análogos, a un país del Tercero o Cuarto Mundo, por ejemplo la Argentina, tenemos el caso acá del prófugo terrorista chileno Sergio Galvarino Apablaza Guerra, líder del grupo subversivo Frente Patriótico Manuel Rodríguez autor intelectual del crimen del senador UDI Jaime Guzmán y del secuestro del ejecutivo Cristián Edwards.

Tales eventos fueron concretados, en el territorio chileno, por elementos pertenecientes al citado grupo subversivo. Detenido en la localidad de Moreno, Pcia. de Buenos Aires, en virtud de que circulaba su orden de detención internacional, ahora cuando es puesto a disposición del juez argentino competente para ser extraditado a Chile, en cuyo territorio se cometieron estos dos delitos, la Argentina cuyo gobierno se destaca en ser un gladiador y un fervoroso defensor de los derechos humanos y del puntilloso cumplimiento de los Tratados Internacionales y Convenciones relacionadas con la violación de ellos, la Argentina quien firmó cuanto tratado sobre este tema que se le puso a tiro, en lugar de proceder como hizo Italia, es decir sencillamente y sin hacer política barata, entregando al prófugo para que sea juzgado por la Justicia del país donde se cometieron los dos eventos criminosos, ante un pedido del terrorista acusado criminalmente, ahora se va a poner a estudiar si se puede conceder al prófugo el estatus de "refugiado político".

A esta altura debemos aclarar que si se adoptara tal actitud sería ella una suerte de ofensa internacional de nuestro país hacia Chile ya que la única base para adoptar el referido status político radicaría en la eventualidad de que las autoridades del país requirente se encuentren acusadas de no dar cumplimiento a las leyes internacionales que rigen la materia. Por ejemplo si en el país requirente gobernara una sangrienta dictadura militar de derecha o de izquierda y no se respetaran los derechos humanos.

Por cierto no es el caso de Chile ya que no existen en absoluto indicios que hagan presumir que el gobierno de Chile no es democrático, ni de que en ese país se viole sistemáticamente la ley y, por último que de accederse a la solicitud chilena no existan allí garantías de que no va a ser sometido el terrorista imputado a un proceso justo o que va a pesar mas la ideología que profesa en el resultado del juicio, que los elementos de prueba adquiridos en el mismo. Me inclino por pensar que el gobierno de nuestro país, dado los antecedentes de este terrorista -integró en Nicaragua las Brigadas Sandinistas, fue a estudiar terrorismo a Cuba egresando de la academia con el título de oficial militar y se ocupó activamente de desarrollar terrorismo en su propio país- finalmente va a acceder a concederle el status de refugiado.

O sea que nuestro país pregona el estrictísimo cumplimiento de los Tratados Internacionales que rigen la materia, pero cuando la persona acusada es un terrorista, allí se impone la ideología que reza que cuando los acusados sostienen ideas de derecha son criminales que pueden ser perseguidos por todo el mundo, no gozan de ninguna prerrogativa, ni de la cosa juzgada, ni del principio de la ley penal mas benigna ni del principio reconocido universalmente que no se puede juzgar dos veces a una persona por el mismo delito. En cambio, cuando el acusado por el mismo delito o sea terrorismo, profesa la religión ideológica de izquierda, como se hizo con el activista de ETA, no corresponde hacer lugar al pedido de extradición, aunque cumpla con todos los requisitos formales y para ello nuestros jueces hasta se permiten valorar si los hechos que se le imputan al delincuente terrorista pueden serle imputados o no conforme las constancias de la causa, la que por supuesto no tienen a la vista.

Lamentablemente éste es el punto de vista que la Argentina sostiene en punto a la interpretación que hace del Derecho Internacional en Materia Penal. No escapará al lector de la presente que el accionar de nuestro país no es hidalgo, no condice con los preceptuado por el remanido Derecho de Gentes y mas bien se parece a un partido de truco entre tramposos. Lástima que nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación no advierte que, con su actitud, no hace mas que acompañar este sacrilegio jurídico que concretan las actuales autoridades, motivado todo ello por el odio que confunde las mentes y aniquila y tritura al valor Justicia.

Traigo a colación a Joseph Roth, quien dijo: "Está claro que los imbéciles cometen estupideces; las bestias, bestialidades; y los locos, desvaríos: todo ello es suicida. Pero lo que no está claro es cuándo un entorno igualmente enfermo y desconcertado reconoce la estupidez, la bestialidad, el desvarío".

Ulpiano.

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