Se deben contemplar las consecuencias sociales de los juegos de azar

A raíz de la proliferación de las máquinas tragamonedas en la Argentina, cada vez son más las personas que eligen esta opción. Las máquinas, están ubicadas en los Bingos de la provincia, y en los distintos casinos. Por su parte, el Estado, no debe ignorar esto, ya que en muchos casos, el juego puede resultar adictivo. Por tal razón, U24 reprodujo al respecto una nota publicada en la sección opinión, del diario platense El Día.

Cuando se habla de extender el juego y multiplicar, por ejemplo, la cantidad de tragamonedas en los bingos, resulta indispensable advertir que el fomento de esta actividad, aunque sea en forma legal, puede provocar graves consecuencias sociales. Este es un aspecto que no puede dejar de contemplarse y analizarse a fondo.

En amplios sectores de la sociedad -especialmente los más vulnerables- el juego suele provocar una peligrosa adicción. Es un fenómeno que se ha estudiado en distintos países y que se conoce como "ludopatía". El Estado no puede ignorarlo a la hora de analizar las políticas frente a los juegos de azar.

Las tragamonedas tienen, en este sentido, características especiales. Se las considera un juego de acción (porque es el jugador el que maneja la máquina) y no meramente pasivo, por lo cual los especialistas creen que los efectos nocivos pueden ser aún más acentuados.

El juego debe ser una actividad fuertemente regulada y controlada. Aquí se ha planteado siempre, además, que las habilitaciones deben manejarse con un criterio muy restrictivo y el Estado debe ejercer, en este tema, un rol de tutela, además de efectivizar controles eficaces y garantizar la transparencia del sistema.

Corresponde enfatizar, en este marco, la necesidad de estudiar las consecuencias sociales antes de tomar cualquier medida sobre los juegos de azar que, por otra parte, en nuestro país están fomentados en exceso.

Una gran cantidad de familias -especialmente en los sectores de más bajos recursos- sufren las penosas consecuencias de la adicción al juego de alguno de sus integrantes.

La ilusión del "milagro salvador" lleva a muchos hombres y mujeres a verdaderas situaciones de descontrol y desmanejo. Llega a ser, según los especialistas, una adicción tan peligrosa como otras, aunque tenga características propias.

El reclamo de límites a esta actividad no surge, entonces, de posiciones caprichosas sino de una adecuada valoración de esos efectos nocivos sobre el tejido social.

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