Ametralladora en mano, Tío Plinio se prepara para las noches que vienen, con sidra

Jorge Asís ha creado un delicioso sobrino que le escribe a su Tío Plinio revelándole las mediocridades y bajezas de la realidad política argentina. En la entrega de esta semana, existe un análisis demoledor aunque realista de la política argentina presente que debería incluir a una opinión pública que es culpable de todo esto porque con la liviandad que se 'compró' Malvinas ahora 'compra' que vamos a cancelar la deuda con el FMI (terminemos ya con la tontería de Joaquín Morales Solá de que es mentira de que los pueblos no tienen los gobiernos que se merecen). Vamos a la carta a Tío Plinio:

Tío Plinio querido:

Kirchner, el presidente que la sociedad Argentina merece, sólo activará su marcado desmoronamiento a partir de sus implícitas falencias estructurales.

De ningún modo será por la acción sigilosa de los conspirativos desestabilizadores que, por otra parte, tío querido, no existen.

La candorosa adolescencia política del oficialismo sin contenciones, pudo inducirlo al imperdonable error de exponer, en la vitrina del primer plano, la vulnerabilidad de sus problemas de salud. Para colmo, como pretexto innecesario.

Y también brindar, por si no bastara, la posibilidad mediática de promover la sonrisa tensa del vicepresidente acotado. De un Scioli siempre disponible para abrazar, con efusividad, a otros presidentes que podrían, en la primera de cambio, convertirse en pares.

Y a pesar de las descalificaciones difícilmente casuales de La Vampiresa, alias la Primera Ciudadana.

Entonces entre usted y yo, un secreto, tío querido, no se lo cuente ni a tía Edelma:

El poder de Kirchner se va a resquebrajar por una próxima conjunción de complicaciones gestionarias con vulnerabilidades físicas.

Por lo tanto, con el peronismo domesticado gracias a los atributos de la "cajita feliz", el camino de Kirchner se presenta despejado.

Y si es por el accionar de la oposición, Kirchner podría quedarse parsimoniosamente en el gobierno más años que Rosas, que Stroessner, que Fidel Castro o el Generalísimo Franco.

Pese a la notable fragilidad intelectual que lo caracteriza, a la pedantería del cesarismo regresivo que representa, y a su ineptitud proverbial para diseñar una estrategia de país.

Sin embargo, tío, usted me consulta por las imposturas de la oposición. Entonces le cuento.

Después de la libanización balcánica de la Unión Cívica Radical, piadosamente convertida en una ONG, se asiste a un ensayo improvisado de oposición voluntarista. Se basa exclusivamente en partidos unipersonales, orientados por comentaristas ideales para amenizar las emisiones alquiladas de los canales de cable.

O mejor: trátase de monopartidos con simpáticos nombres de utilería, ciertamente inconsistentes. De estructuras artesanales que giran alrededor de un señor o señora honorable que se imagina -en su delirio lícito- presidenciable, acompañado por adláteres fraternales que aspiran a formar parte de algún proyecto, acaso a mojar la medialuna con una diputación.

Adhieren, en general, a la impotencia de la antipolítica. Desconocen los vericuetos de la construcción territorial y no saben muy bien cómo pararse ante los desplantes de la nueva situación, caracterizada por la prepotencia arbitraria de las encuestas inhibitorias, y la complacencia cómplice de la gran prensa que imposibilita la instalación de cualquier agenda inconveniente.

Claro que me refiero, por derecha, a un prócer tiernamente feroz como López Murphy. Trátase de un hombre de bien que tiene, como principal adversario, al control remoto. Y que, en pos del espejismo de su objetivo que se diluye, se arriesga valientemente a posar con una equivocada bandeja de sandwichs de chorizo. Y justamente contradicen (los chorizos) el objetivo sociopolítico de su prédica cultural.

Aparte, tio Plinio querido, ¿cómo se puede tomar en serio a un partido que se llame Recrear? Suena más a recreo que a recreación. Significa que tiene más que ver con la noción del entretenimiento que con el desafío de la conquista del Poder.

Como si fuera un partido para entretenerse en las vacaciones, como el voley, mientras se toma sol. Del mismo modo que decir "recrearistas", o hablar de "recrearismo", remite a la admirable ociosidad, decir "lopezmurphismo" equivale a encarar una aventura del lenguaje digna de ser tratada en los documentales del Canal A.

Sigue Macri, que, como dice tía Edelma, tiene cara de buenito, sin corbata y con la camisa desabotonada. Pero con Boca, aunque sea mucho, no le alcanza. Su discurso contiene el aceptable mérito de ser de pronunciación y olvido simultáneo.

A medida que Macri habla, uno olvida lo que dice. Resulta inofensivo y de una amenidad exasperante como una prosa de almanaque.

Sin embargo Macri orienta un partido gerencial que no vacila en llamarse Compromiso para el Cambio. Imagínese, tío Plinio querido, que en los arrabales de la política alguien pueda decir: "El Pardo ahora es compromisista". O acaso: "El Negro Chiclana arregló con el cambismo".

Si no logran componer siquiera un nombre identificatorio, ¿cómo puede reclamárseles a estos bienintencionados muchachos alguna idea, aunque sea mala?

O aunque sea un poco de orientación vocacional para los desorientados "compromisistascambistas" del macrismo, que desconocen aún si el hombre con rostro de buenito tenue y mirada melancólica será candidato a diputado en la capital, o a senador en la provincia, o si se reservará para las presidenciales del 2007, o si va alquilado por Duhalde o conforma alianza con López Murphy, o si continúa confundido y solo, o si arregla finalmente con el gran enigma. Es decir, con el enigma Sobisch.

A propósito, Sobisch, la esperanza blanca, es el Corbatta de la política nacional. Se va en amagues, pero sin los brillos de aquel incomparable wing derecho. Abundan tanto los intermediarios que hablan en nombre de Sobisch como los espontaneos que encaran gestiones con su autorización. O sin ella.

A mi criterio, Sobisch se convirtió en el amagador profesional que explota la perspectiva del monedero presunto. La cuestión que el gobernador se las ingenió para instalarse como alternativa sin que haya trascendido una sola idea que supere el concepto de obviedad. Pero a esta altura, tío querido, despiertan mayor interés los imperceptibles movimientos de su morral.

Y nunca habrá que olvidar a la invalorable Bullrich, la "Piba" de Moyano. Su partido tiene la petulancia semánticamente inexplicable de llamarse Unión por Todos, o Con Todos, o De Todos, es la misma vaguedad. Incluso, hasta remite a un tema setentista de Tejada Gómez, cantado por Mercedes Sosa.

Si la Bullrich alcanzará a unir la totalidad de los espacios políticos a los que perteneció, el Pacto de la Moncloa alcanzaría apenas para ilustrar una charla de quincho.

Avísele a tía Edelma que mañana, pasado o cuando tenga ganas, le hablo más de la señora Carrió. Porque a la tía le interesa especialmente, y hasta la llama "Lilita", un atrevimiento confianzudo ataviado de cariño, que populariza casi tanto como devalua.

Puedo anticiparle que la señora Carrió resultaba más conmovedora en su imponente versión Templaria que en la módica versión Barbara Stanwick. Era más interesante cuando se proponía como custodia del Santo Grial, que como progresista perseguidora del catecismo de la Arendt y de la alucinación del Contrato Moral, que tanto me recuerda aquella recitación movilizadoramente hueca del Preámbulo que hacía Alfonsín.

Por último, tío Plinio querido, le pido que se modere, en las noches que vienen, con la sidra.

Su sobrino, que lo venera.

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