Sadomasoquismo: Descubriendo el placer por el dolor

Para muchos el placer y el dolor van de la mano. Así, suceden para quienes eligen practicar el sadomasoquismo a la hora de entablar una relación sexual. El masoquismo es la excitación sexual como consecuencia del sufrimiento propio, bien sea por dolor físico, bien por humillación o malos tratos. Pero lo cierto es que este placer sexual obtenido al sufrir dominancia y humillación es muy antiguo, ya Aristóteles suplicaba a Filis, una mujer pública, que le utilizase como caballo y golpeara sus nalgas.

"En lo aberrante encontramos deleite y placer en lo mas detestable. Cada día descendemos un paso al infierno, sin horror, entre tinieblas que apestan" (Charles Baudelaire)

El masoquismo es la excitación sexual como consecuencia del sufrimiento propio, bien sea por dolor físico, bien por humillación o malos tratos.

El placer sexual obtenido al sufrir dominancia y humillación es muy antiguo, ya Aristóteles suplicaba a Filis, una mujer pública, que le utilizase como caballo y golpeara sus nalgas.

El masoquista extremo no necesita realizar el coito para obtener satisfacción sexual, la práctica tiene mucho de masturbatorio ya que el coito es sustituido por la manifestación simbólica de la humillación más o menos real.

El sadismo es la excitación sexual provocada ante el hecho o la fantasía de someter a otra u otras personas a sufrimiento físico o psicológico. El sádico por tanto, no sólo obtiene excitación al inflingir dolor físico sino también al humillar, someter y degradar a la persona.

El placer por la crueldad y el sadismo difieren en el hecho que el sadismo conlleva la excitación sexual, mientras la crueldad es el mero deleite que algunas personas pudieran experimentar ante el sufrimiento ajeno.

El nombre de sadismo deriva del famoso escritor francés Marques de Sade, coetáneo a la revolución francesa. El marques fue protagonista de diferentes escándalos al ser denunciado por prostitutas que le acusaban de drogarlas y golpearlas. Por ello pasó 13 años en prisión que dedicó a escribir sus fantasías como contestación a las cartas de amor que se su esposa le mandaba. La obra de Sade fue censurada durante años, entre sus obras destaca "Justine" y "Las 120 jornadas de Sodoma". Dentro de la cultura sadomasoquista existe cierto grado de trasgresión de la norma, de acercamiento de lo prohibido.

# Otras culturas

También en otras culturas muy distantes de la occidental encontramos restos de prácticas sadomasoquistas.

Los indios chocóes según informa el Doctor José Manuel Reverte Comas, se excitan sexualmente en el matrimonio con respectivas acciones sadomasoquistas. Ella le clava las uñas al marido en el mentón hasta hacerle sangre y él le da a ella unos fuertes y dolorosos pellizcos en las caderas que le producen hematomas.

Asimismo, los hindúes señalan en algunos de sus escritos, siete clases de mordiscos mediante los cuales obtiene placer sádico el que lo da y excitación masoquista quien lo recibe.

Es antigua costumbre en la Isla de Borneo y otras de Malasia e Indonesia que el varón atraviese su glande con una varilla metálica llamada "kalang" rematada por dos botones metálicos. De esta manera practica el coito cosa que sus mujeres parecen agradecer bastante, pues incluso les regalan a ellos algún "kalang" de repuesto de vez en cuando.

# En busca de referentes

Estas conductas sexuales han sido a menudo tachadas de desviaciones sexuales, aberraciones e incluso enmarcadas dentro de las patologías como "perversión demasiado alejada de lo normal". Sin embargo, la desinhibición sexual, ha sacado a la luz el hecho de que este tipo de conductas sexuales, forman parte de la vida sexual de muchas personas que no sufren ningún tipo de patología. Cabe mencionar que la normalización de este tipo de prácticas ha llegado al punto de celebrarse encuentros sadomasoquistas, como el Primer Evento Sadomasoquista que se celebró en Buenos Aires, en el que además de ofertarse diferentes elementos de tortura y conductas típicamente sadomasoquistas, se especifica el Código de Vestimenta consistente en prendas de cuero, pvc, látex y ropa oscura.

A pesar de esto, el mundo del Sadomasoquismo sigue envuelto en un alo de misterio y depravación y es que quizás, la línea que separa placer sexual saludable del trastorno sexual es difícil de percibir si no contempla desde una perspectiva sexológica.

Con estas premisas no es complicado entender el motivo por el cual, Internet se ha convertido en un lugar perfecto y seguro para saciar el apetito Sadomasoquista de muchas personas. Proliferan las páginas dedicadas a fotografías, vídeos y venta de objetos relacionadas con el sadomasoquismo.

# ¿Se puede delimitar científicamente qué es y qué no es una perversión?

Para muchas personas estas prácticas sexuales pueden parecer patológicas, vergonzosas y quienes las practican depravados o enfermos mentales, sin embargo el número de personas perfectamente sana que práctica este tipo de conductas es muy considerable. No existe ningún problema siempre que quede claro que son sólo roles, juegos sexuales y ambos personajes asuman el papel erótico que juegan, sin hacer nada que el otro no quiera realmente. En un foro sadomasoquista, uno de los cibernautas decía: "A través de las prácticas sadomasoquistas no buscamos tanto el placer de castigar y ser castigados sino más bien, la conciencia lúcida de esa fuente de placer y su origen: dominancia/obediencia/sumisión".

Desde hace unos años la APA (Asociación Psiquiátrica Americana) propuso el cambio al término parafilia porque con el uso, "perversión" se había vuelto excesivamente despectivo. Desde entonces, los sexólogos y demás profesionales de la salud venimos utilizando parafilia para referir el clásico concepto de perversión.

Inevitablemente todos tenemos elementos parafílicos en nuestra sexualidad, el placer sexual es esencialmente obtenido a través del juego en el que como si fuera una ensalada, se combinan múltiples aspectos parafílicos: voyeur, exhibicionista, sádico, masoquista, etc. Como en una ensalada, en diferentes ocasiones pueden disfrutarse de diferentes elementos, si bien es frecuente que cada persona tenga mayores preferencias por algunos de estos elementos parafílicos.

La clave esencial del diagnóstico clínico de parafilia pasa por el criterio de exclusividad en la forma peculiar de obtener la excitación sexual. Y por cierto, son más frecuentes entre los varones que entre las mujeres…

Al contrario de lo que pueda creerse, el trastorno por parafilia supone una tremenda limitación de las posibilidades de disfrute para el afectado. Presenta una reducción de su espectro de posibilidades de excitación sexual, quedando, conforme progresa la severidad del trastorno, cada vez más restringidas sus opciones de obtener excitación sexual, al verse éstas limitadas a su particular parafilia. Con frecuencia, suele tratarse de multiparafílicos, de forma que asocian varias conductas parafílicas, por ejemplo: exhibicionista, voyeur y frotteur; o transvestista y fetichista, etc.

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Publicado en ABC Sexología

Información de: J. Bustamante Bellmunt y J. J. Borrás Valls

Instituto de Psicología, Sexología y Medicina Espill

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