Manual para una reforma educativa (pero hay que comenzar por los docentes)

Durante el año 2004, U24 y Edición i han enfocado en varias oportunidades el sistema socioeconómico finlandés. Muchos dirigentes políticos conocen sus ventajas porque la primera conferencia al respecto fue en la Cámara de Diputados de la Nación, donde se presentó un filósofo finés. En verdad, Finlandia debía frenar al comunismo y, entonces, desarrolló un sistema educativo, sanitario y laboral que le quitara las banderas al PC, que nunca ganó los comicios en Finlandia. Además, debía pagar resarcimientos a la ex URSS y así nació su industrialización. Ahora, tiene el mejor sistema educativo del mundo, y la nota ayuda a entenderlo:

POR JUHO RISSANEN.

HELSINSKI. "Vamos, ¡pégale una patada en el culo!". La voz del chiquillo suena, desde luego, inquietante. En el patio del colegio Ressu, en Helsinki, un grupo de colegiales se ha arremolinado en torno a él.

Nadie está machacando a nadie, sin embargo. No hay empujones ni golpes reales y ningún chico se está peleando. Lo único que hacen es entretenerse con el nuevo juego de sus móviles Nokia antes de que comiencen las clases.

No se diferencia demasiado de otras mañanas en cualquier colegio finlandés. A las puertas ya del invierno, aún no ha amanecido del todo cuando los críos se disponen a entrar, a las 8:00. Tampoco verán el sol cuando vuelvan a casa, a las 16:00.

Llega la hora y ellos suben apresurados las escaleras que conducen a las aulas. Una vez en ellas, se quitan los abrigos, desconectan las melodías de sus móviles, los guardan en sus mochilas y se disponen a recibir clase en el mejor sistema educativo del mundo.

Así, al menos, lo acaba de determinar la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) después de examinar durante 6 horas y media a 250.000 estudiantes de 15 años en 40 países. Finlandia obtuvo la mejor puntuación en las 3 categorías que se evaluaron, Lectura, Matemáticas y Ciencias.

España, 12 puntos por debajo de la media de países de la OCDE, quedó en el puesto 24, superada por Polonia, República Checa, Irlanda, Hungría...

Los 20 alumnos llenan la pequeña clase. Los chicos se sientan detrás y las chicas en los pupitres delanteros. Entre ellas, Jenni Sinkonnen, de 15 años, alumna de 9º curso, el último de la Enseñanza Obligatoria, en Ressu. Vestida con un suéter negro y unos vaqueros, y con el pelo recogido en una coleta, podría pasar por típica estudiante de cualquier lugar de Europa al norte de Bélgica.

Muy probablemente habrá leído algo en el periódico. 3 de cada 4 niños finlandeses de 15 años aseguran leer por placer todos los días y, a diferencia de otros niños europeos, prefieren los periódicos, las revistas y los cómics a las obras de ficción.

Los finlandeses son conocidos por su modestia y Jenni no puede evitar ruborizarse mientras habla, pero sigue exponiendo con bastante coherencia las que ella cree que son las razones del éxito finlandés.

"No nos consideramos superestudiantes. Nos limitamos a hacer los deberes y a estudiar para los exámenes. Si algún compañero se siente cansado y no tiene ganas de seguir todos los demás le animamos y tratamos de ayudarle".

En su lúcida candidez, Jenni acaba de dar una de las claves del sistema. Y es que por encima de los espectaculares resultados, lo que los expertos de la OCDE y de otros países han resaltado de las conclusiones del informe es la equidad del sistema finlandés.

La diferencia de puntuación es muy escasa entre los mejores y los peores alumnos del país nórdico. Y los resultados de éstos últimos son bastante satisfactorios en relación con la media de los de la OCDE.

"Uno de los aspectos más importantes del sistema es que los profesores se aseguran de que ningún alumno se quede atrasado". Mientras Jenni atiende a las lecciones de su profesor de Matemáticas en clase, como ella en jersey y vaqueros -es casi imposible ver una corbata o un vestido en un instituto finlandés-, Erja Hoven se explaya orgullosa sobre Educación en el despacho de dirección de Ressu.

"No dividimos a los alumnos entre los que van mejor y los que necesitan más tiempo", prosigue. "Aquí todo el mundo es igual. No hay repetidores. No dejamos que ninguno se quede atrás. Si se nos presenta un problema con algún estudiante, lo tratamos inmediatamente con los demás profesores, sus padres, el director del colegio y un psicólogo".

Pero la atención a la diversidad y la confianza ciega en los sistemas comprensivos frente a los selectivos -esto es, en los sistemas que no separan a los alumnos en función de sus capacidades- no son las únicas claves del éxito finlandés.

# Hasta los lápices gratis

Todos los días, después de haber dormido 9 horas, Jenni se levanta algo después de las 6:00 en su casa de Malminkartano, un suburbio de Helsinki. Desayuna tostadas, se viste y se maquilla ligeramente y aborda un tren que 45 minutos más tarde le deja en el centro de la capital, donde se encuentra Ressu.

Con 350 alumnos de entre 7 y 16 años, Ressu es una escuela mediana de las más de 4.300 de Enseñanza Básica del país. Las hay de hasta 900 alumnos, pero también de nada más que 10 en las zonas rurales. Hasta el 9º curso, el que estudia ella, la educación es obligatoria en el país báltico.

Hasta hace 2 años, Jenni estudió al lado de casa, en el colegio de Malminkartano, pero en 8vo. decidió cambiarse siguiendo a unas amigas que cambiaron de casa y, consecuentemente, de escuela.

Aunque los padres pueden elegir con casi total libertad el colegio de sus hijos, lo habitual es que acaben estudiando en el más cercano a casa, en parte porque, como acaba de demostrar el informe de la OCDE, apenas hay diferencias entre centros.

Ni en Malminkartano ni en Helsinki tuvo que pagar nada. La enseñanza obligatoria es absolutamente gratuita en Finlandia y el Estado paga no sólo los salarios de los profesores sino todo tipo de material escolar, desde los libros hasta el último lápiz.

Si el alumno vive a más de 5 kilómetros, el centro tiene que garantizar su transporte. Además, todos los alumnos reciben una comida caliente todos los días al mediodía que garantiza su buena alimentación, una medida que ha permanecido inalterable desde hace 50 años.

"De esa forma", comenta Hoven, que además de directora es profesora de Física, "Los alumnos y sus padres se muestran más receptivos hacia la enseñanza. Incluso hoy día hay algunos niños de familias pobres que hacen su única comida caliente del día en la escuela".

Hoy hay pescado, papas, ensalada, leche y pan en Ressu. A menudo, Jenni y sus amigas critican la comida de la escuela, pero se la comen con hambre.

"La verdad es que no pensamos mucho en ello", dice la niña, "pero nos damos cuenta de que somos muy afortunadas por disfrutar de un sistema en el que todo está pago".

El Estado financia incluso los escasos colegios privados que existen. Universidades hay 20 -en un país de 5 millones de habitantes-, todas ellas públicas.

¿Una carga demasiado onerosa? No del todo.

Finlandia invirtió en 2001 el 5,8% de su PIB en Educación. Es más que lo que invirtió España (4,9%), pero apenas dos décimas más que la media de los países desarrollados.

"Los resultados demuestran que el gasto por alumno tiene cierta relación con el rendimiento, pero no garantiza unos buenos resultados", explica Andreas Schleicher, jefe de la División de Análisis de Indicadores Educativos de la OCDE y uno de los coordinadores del reciente informe.

"Austria, Corea, Finlandia o los Países Bajos han invertido bien su dinero, pero países que invierten mucho por alumno, como Italia o USA han quedado por debajo de la media". No se trata tanto de gastar más en Educación (que también) como de gastar mejor.

# 4 idiomas

"Tenemos unas 7 u 8 horas de clase al día". Jenni aprovecha uno de los descansos de 15 minutos entre clase y clase para seguir contando cómo pasa un día de colegio.

Desde hace 2 años puede elegir algunas de las asignaturas que quiere estudiar, entre ellas Inglés y Francés. Ella eligió las dos.

Además, estudia sueco obligatoriamente desde 3º. El sueco es la 2da. lengua oficial de Finlandia, el idioma materno de cerca del 6% de la población.

Si quisiera, Jenni podría estudiar una 4ta. lengua extranjera, alemán o ruso. Entre las asignaturas que también ha dejado de lado, están las manualidades y Economía del Hogar, pero no ha podido esquivar la Informática.

"Las computadoras e Internet se han convertido en herramientas de uso diario en nuestras aulas. Enseñamos a los niños a manejarlos desde que tienen 7 años, desde el 1er. curso", asegura la directora Hoven.

En 1996 las autoridades educativas pusieron en marcha el programa LUMA, siglas de luonnontieteet ja matematiikka (Ciencias y Matemáticas, en finés). El objetivo era mejorar los resultados de los alumnos de todos los niveles en esas dos asignaturas.

Para ello se formó a los profesores, se organizaron enseñanzas de carácter mucho más práctico y experimental y se invirtió mucho dinero en modernizar los laboratorios de los colegios e institutos y en adquirir ordenadores y programas informáticos.

# La piedra angular

Pero desde el experto Schleicher hasta el último padre de los 500.000 estudiantes de Enseñanza Básica finlandeses están convencidos de que la piedra angular del éxito finlandés son los profesores.

Hasta los alumnos lo reconocen. Jenni: "Se ve enseguida que un profesor está motivado cuando te anima a estudiar y siempre parece feliz. Ah, y no nos manda muchos deberes".

Su directora también cree que es la buena formación de los profesores finlandeses lo que explica los excelentes resultados.

"Aquí los profesores están mejor preparados que en muchos otros países.Para dar clases se exige una titulación universitaria de carácter superior. Ser sólo un maestro de Primaria requiere seis años de carrera en la Universidad", enfatiza Hoven, con 21 años de experiencia.

El número total de profesores de Enseñanza Obligatoria ronda los 40.000. La proporción aproximada de alumnos por profesor en 2002 era de unos 14, más o menos la misma que en España y la media de los países desarrollados.

Lo que diferencia a los profesores finlandeses es que, como apunta el profesor Jouni Välijärvi, de la Universidad de Jyväskylä -hacia el centro del país- y coordinador del estudio de la OCDE en Finlandia en 2000, su formación está dirigida a que, además de perfectos conocedores de la materia que imparten, sean "auténticos expertos en Pedagogía".

De ahí lo extenso que resulta su paso por la Universidad.

"En la cultura finlandesa, el profesor es visto como uno de los profesionales más importantes de la sociedad", continúa Välijärvi; "en consecuencia, se han invertido muchos recursos en la formación de maestros".

Los profesores, sin embargo, creen que a pesar de este reconocimiento cobran poco.

"Es muy triste que tengamos unos sueldos tan bajos", se lamenta Hoven. "La paga depende del tiempo que el profesor lleve trabajando. Uno joven recién llegado al colegio puede ganar unos 1.600 euros brutos. Con los años puede llegar a ganar unos 2.400. Todo el mundo opina que es muy poco".

La OCDE da unas cifras un poco más altas, algo más de 26.000 euros brutos anuales para un recién llegado, más o menos el equivalente a la renta per capita del país (US$ 26.478, en 2002).

A pesar de ello, muchos jóvenes aspiran a convertirse en profesores.Y ello redunda en la calidad del sistema. Las universidades que ofrecen titulaciones de profesor sólo pueden aceptar al 15% de los alumnos que solicitan matricularse cada año. El 85% restante queda fuera. La selección es brutal y se garantiza que sólo los más brillantes terminan por acceder a las facultades.

# 20 años de universidad

Cuando acaban las clases, Jenni dedica media hora a hacer los deberes. Después, va a clases de ballet 4 días a la semana o sale un rato con sus amigas. Casi nunca ve la televisión y lo más normal es que a las 21:00 ya esté en la cama.

Si sale con sus amigas no charlan de chicos o de música pop.

O no sólo. "Nos juntamos en el centro comercial y vamos a ver una peli, pero acabamos tratando de arreglar los deberes o hablando del próximo examen. Si alguna de nosotras no ha tenido tiempo de estudiar suficiente o hay algo que no entiende, las demás se lo explicamos. Cuidamos una de otra".

La chica está muy motivada con sus estudios porque tiene bastante claro lo que quiere. Como la mayoría de sus amigos, el otoño que viene seguirá estudiando. Empezará los 3 años de Educación Secundaria Superior, la etapa en que la escolarización deja de ser obligatoria en Finlandia.

Se graduará con 19 años y tratará de acceder a la Universidad.

El 71% de estudiantes finlandeses llega a la Universidad. Desde hace años sueña con estudiar Medicina.

Tanto la Secundaria Superior como la Universidad son gratuitas en Finlandia. Si aprueba los exámenes de acceso, uno puede estudiar durante 20 años si le da la gana, aunque la mayoría de universitarios no pasan más de siete (tampoco menos de 5).

Otro de los descansos entre clases está a punto de acabar. Jenni levanta su mochila y revisa una vez más si le han mandado algún mensaje al móvil. Le toca volver a clase.

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Crónica, El Mundo, Madrid, España, 2004.

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