Mientras Colombia presiona a las Farc, sus militares emigran a Irak

Curiosidades del mundo global: Álvaro Uribe Vélez presiona a las Farc con la extradición a USA de un jefe militar a cargo de las finanzas pero, a su vez, sufre un éxodo de jefes militares entrenados que encuentran mejor paga en Irak.

Tal parece que Colombia ha entrado en el turbio negocio de los mercenarios de guerra -ahora eufemísticamente llamados 'contratistas militares privados'-, que proveen a los gobiernos un número creciente de personal para oficios riesgosos o non sanctos en docenas de conflictos en el mundo, en particular en Irak.

Como lo publicó este diario el domingo pasado, oficiales y suboficiales retirados de las Fuerzas Militares, con experiencia de combate, están siendo contratados, de manera muy discreta, para desempeñar labores de seguridad y vigilancia en el ocupado Irak. Un pago mensual sustancial (7 mil dólares), seguro de vida y vacaciones frecuentes son algunas de las carnadas que se ofrecen para atraer a los colombianos a las turbulentas aguas de un negocio internacional que ha crecido notablemente en los últimos años.

La vinculación de combatientes particulares a las guerras no es cosa nueva, por supuesto. Desde hace años operan en el mundo muchas empresas, casi siempre dirigidas por antiguos militares, que ofrecen soldados, armas y servicios al mejor postor. En más de 50 países prosperan unidades mercenarias y en muchos casos los contratistas son los gobiernos. En otros se trata de poderosos grupos empresariales privados, que obtienen utilidades fabulosas con la explotación de este negocio, cuyas ganancias anuales a nivel mundial se calculan en la formidable suma de 150 mil millones de dólares.

Entre las grandes contratistas de mercenarios sobresalen varias compañías estadounidenses y británicas como Vinell, Erinys, Global Risk o Dyncorp (esta última conocida en Colombia por su participación en la aspersión aérea de cultivos ilícitos), que han sido contratadas por el gobierno de Estados Unidos para ayudar en Irak en labores tan diversas como prestar seguridad al aeropuerto de Bagdad, cuidar campos petroleros o entrenar a la policía local. Mano de obra ideal, que evita a Washington complicaciones burocráticas para aumentar el pie de fuerza y cuyas eventuales bajas no representan costos políticos, pues trabajan casi siempre con extranjeros.

Nuestro país no ha sido del todo ajeno a este fenómeno: los primeros paramilitares del narcotráfico fueron entrenados por una compañía privada de Israel y en el Plan Colombia aparecen empresas particulares como contratistas. Lo novedoso es el reclutamiento de mercenarios colombianos para combatir en otras latitudes, y en particular en el país donde se libra la mayor contienda bélica del momento en el mundo. Verdaderos 'desechables' de la guerra, que no se sabe bien a órdenes de quiénes van a actuar.

No está claro, en efecto, cuál empresa exactamente está contratando a los colombianos. No sería raro que fuera Halliburton o alguna de las filiales de esta multinacional que gerenció el vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, y que ostenta con discutible orgullo el título de pionera en este campo. Tampoco se sabe cuántos son los mercenarios contratados. Pero no se necesitan ni dos dedos de frente para entender que si hay algún sitio en el mundo con condiciones ideales para reclutar este tipo de personajes, ese es Colombia.

Si un patrullero de los paramilitares se hace matar por 400.000 pesos mensuales, es fácil advertir el efecto que pueden surtir los opíparos ofrecimientos de los comerciantes de la guerra entre cientos de Mambrúes colombianos altamente entrenados y dispuestos a marchar al combate!por un puñado de dólares. El peligro mayor es que tan jugosas ofertas lleguen a tentar también a miembros activos de las Fuerzas Militare

# A Irak

En tanto, el diario El Tiempo, el más influyente de Colombia, publicó hoy una solicitada advirtiendo que oficiales y suboficiales retirados de las Fuerzas Militares, con experiencia de combate, son contratados, de manera muy discreta, para desempeñar labores de seguridad y vigilancia en el ocupado Irak.

Un pago mensual de US$ 7.000, seguro de vida y vacaciones frecuentes son algunas de las carnadas que se ofrecen para atraer a los colombianos, ahora veteranos de guerra con tantos años de combate doméstico.

En más de 50 países prosperan unidades mercenarias y en muchos casos los contratistas son los gobiernos.

Entre las grandes contratistas de mercenarios sobresalen varias compañías estadounidenses y británicas como Vinell, Erinys, Global Risk o Dyncorp (esta última conocida en Colombia por su participación en la aspersión aérea de cultivos ilícitos), que han sido contratadas por el gobierno de USA para ayudar en Irak en labores tan diversas como prestar seguridad al aeropuerto de Bagdad, cuidar campos petroleros o entrenar a la policía local.

Mano de obra ideal, que evita a Washington complicaciones burocráticas para aumentar el pie de fuerza y cuyas eventuales bajas no representan costos políticos, pues trabajan casi siempre con extranjeros.

En Colombia, se sabe que los primeros paramilitares del narcotráfico fueron entrenados por una compañía privada de Israel, y esto lo reconoció el diario El Tiempo.

Luego, en el Plan Colombia aparecen empresas particulares estadounidenses como contratistas.

Lo novedoso es el reclutamiento de mercenarios colombianos para combatir en otras latitudes, y en particular en el país donde se libra la mayor contienda bélica del momento en el mundo.

No está claro, en efecto, cuál empresa exactamente está contratando a los colombianos. Tampoco se sabe cuántos son los mercenarios contratados.

Pero el peligro es que tan jugosas ofertas lleguen a tentar también a miembros activos de las Fuerzas Militare, que de inmediato pidan la baja y, ya como retirados, se marchen como soldados de fortuna.

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