China visionaria: Está construyendo la mayor central mundial de electricidad con la fuerza de las olas del mar

El desastre del Tsunami encendió la imaginación de los chinos. Gracias a un sistema de dobles turbinas que posibilitará aprovechar la fuerza de las mareas al sur de ese país, China construye la mayor central del mundo sobre acantilados de entre 7 y 8 metros de altura. Será capaz de producir 26.300 kilowatios por hora a fines de 2005 con el que intenta superar su crisis energética. La idea es abastecer a familias que viven en los cercanos pueblos costeros. Otros países como Rusia, Canadá, Reino Unido y Francia intentaron aprovechar la fuerza de sus mares para alumbrar sus hogares pero en esa oportunidad los intentos fueron desafortunados.

El dramático Tsunami que devastó Asia fue puntapié para la iniciativa China. Es que la enorme cantidad de energía que liberó el maremoto desatado en diciembre pasado en el sureste asiático, con olas gigantes de hasta 20 metros de altura que avanzaban a más de 700 kilómetros por hora (equivalente a 32.000 bombas atómicas como la de Hiroshima de acuerdo a datos de la agencia EFE y del diario ABC, de España, será utilizada en beneficio propio por los chinos.

Recientemente un grupo de científicos chinos comenzó a construir la mayor central eléctrica del mundo que, de manera continua e independiente, generará este tipo de energía gracias únicamente a la fuerza de las mareas.

El lugar elegido para el proyecto es la ciudad de Shanwei, ubicada en la parte más oriental de la provincia de Guandong, al sur del país. Ese lugar de la península de Zhelang es famoso no sólo por sus vientos huracanados, sino también por los vertiginosos acantilados contra los que se estrellan las enfurecidas olas que azotan esta región de los mares del sur de China.

Sobre uno de esos rocosos acantilados se construirá la futura central eléctrica, que será capaz de producir 26.300 kilowatios por hora a finales de este año y podrá dar luz a las más de 240 familias que viven en los cercanos pueblos costeros.

"Además de producir electricidad, contará con una planta desalinizadora y potabilizadora para purificar el agua y hacerla apta para el consumo", explicó a la agencia estatal de noticias Xinhua You Yage, el responsable de esta iniciativa y director del Instituto de Conversión de Energía de la provincia de Guangzhou.

Ese organismo, pionero en la transformación de los recursos hídricos en electricidad, ya superó con éxito varias pruebas en las que un generador alimentado sólo por las olas del mar produjo 6 kilowatios.

De esta manera, y gracias a las especiales condiciones geofísicas de la península de Zhelang, el experimento conseguía superar una de las principales barreras de la energía generada con las mareas: su inestabilidad a la hora de suministrar agua a los alternadores con la fuerza suficiente como para ponerlos en marcha.

No es el primer experimento chino en esa materia. Ya construyó en 1956 rudimentarias plantas que servían para bombear agua de riego procedente del mar y que, dos años después, comenzaron a generar electricidad en cantidades que resultaban insuficientes (400 kilowatios). Aunque la capacidad de dichas instalaciones aumentó hasta los tres megawatios en los años 70, cuando ya ascendían a medio centenar, fueron rápidamente sustituidas por centrales convencionales debido a su escasa rentabilidad y a sus errores de diseño, por lo que sólo quedaron ocho en funcionamiento una década más tarde.

Es más China no es el único país que intenta aprovechar la fuerza de sus mares para alumbrar sus hogares. Rusia, Canadá, el Reino Unido y Francia también han auspiciado proyectos similares pero con resultados desafortunados.

Las ventajas de este tipo de centrales es que no contaminan y funcionan con un sistema de dobles turbinas accionadas tanto al elevarse como al bajar el nivel del mar, su principal inconveniente radica en los elevados costes de construcción, ya que es necesario edificar una barrera en el mar para aprovechar el ascenso y descenso de las olas. Además, sólo pueden generar electricidad cada 10 horas, cuando sube la marea y cuando ésta se retira.

Dadas las condiciones técnicas que necesita, en el mundo únicamente hay 20 lugares apropiados para instalar una planta de tales características. Uno de ellos está en los acantilados contra los que cada día chocan las revueltas aguas de Zhelang.

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