Historias terribles de contrabando en Ezeiza

Que un prófugo de la causa por narcotráfico vía Southern Winds tenía, a los 22 años, un Porsche, a nadie le resultó extraño. Ni siquiera a su propio padre, un militar importante. Pero hay otras historias terribles que demuestran que el Aeropuerto Internacional de Ezeiza es un caos.

El hombre fue de PriceWaterhouseCoopers, empresa que audita actividades vinculadas a los intereses de inversionistas en aeropuertos argentinos.

Por motivos profesionales, comenzó a frecuentas el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

Le sorprendió mucho algunas ausencias significativas de control.

Por ejemplo en el servicio de catering del pre-embarco en el espigon internacional, que desde la cocina podía acceder a los vuelos sin control alguno de las autoridades correspondientes.

El contador público elevó su denuncia ante sus superiores y la respuesta fue que no visitara más Ezeiza. Tampoco se desempeña más en Price.

El comentario se suma a otros acerca de la inseguridad manifiesta en esa estación aérea desde hace tiempo, que ahora toma estado público porque la causa llegó al diario La Nación, pero que todas las partes involucradas tenían conocimiento que existía, por lo menos, desde octubre del año pasado.

Nadie quiere mencionarlo en estas horas pero el fantasma de Ibrahim al Ibrahim deambula por Ezeiza, otra vez. Y el periodismo progresista no quiere aceptar la evidencia de que la corrupción no se fue, sigue estando.

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