Exclusivo: La denuncia de D'Alessio completa

Ya se sabe que una conjunción extraña y preocupante entre la Policía Bonaerense, la prensa 'progre' y abogados de comportamiento discutible se han aliado al Gobierno K para el público linchamiento del juez Juan Galeano. Esto es lo que corrobora, con su valiente carta el abogado Andrés D'Alessio al renunciar a la defensa de Galeano, quien será sometido a juicio en el Consejo de la Magistratura:

Buenos Aires, 3 de marzo de 2005

Doctor
Juan José Galeano
PRESENTE .

Estimado doctor:

Cuando me hizo usted el honor de solicitar mi asesoramiento para el proceso que se le había iniciado ante el Consejo de la Magistratura Nacional, le hice presente las manifiestas dificultades para una defensa eficaz supondría la politización que su caso sufría.

A pesar de ello, decidió usted que lo intentáramos y fue así que comparecimos a largas sesiones ante la Comisión de Acusación.

La longitud de esas audiencias era necesaria pues se trataba de explicar lo ocurrido en casi diez años de instrucción de la causa de más compleja investigación de nuestra historia forense.

Ya entonces se hizo evidente que cuando usted explicaba, con lucidez y detalle, cada uno de sus actos y demostraba que las imputaciones que se fundaban sobre ellos eran erróneas o malintencionadas, por un lado recibían escasa atención de los destinatarios —que prácticamente se turnaban para que alguien asistiera— y eran publicitadas como intentos de dilatar un final que se anticipaba ineluctable.

Se ha tomado como un ejemplo de respeto a la defensa en juicio de la que es titular la prolongación de esas audiencias, como si esa garantía constitucional quedara satisfecha con que se permita hablar al imputado aunque sus descargos no sean escuchados.

Sugerimos una importante cantidad de medidas de prueba, indicando que el esclarecimiento que resultaría de ellas permitiría que la Comisión de Acusación y el Consejo tomaran su decisión más ilustrados sobre la realidad acerca de la cual se debían pronunciar.

No era sólo ese legítimo interés lo que nos determinaba a requerirlo, sino la manifiesta utilidad de que, si se llegaba a ello, cuando se abriese el proceso de enjuiciamiento no debiera emplearse un extenso lapso en recolectar esa evidencia, a costa del plazo angustioso que acuerda el Art. 115 de la Constitución para llegar a una decisión final.

La Comisión de Acusación se negó y el Consejo tomó la decisión en un lapso en el cual ha sido imposible que examinase, siquiera ligeramente, sus declaraciones y la prueba agregada.

De este modo, hemos arribado a la etapa de juicio en la situación que a toda costa queríamos evitar: aquella en que la premura por dictar sentencia se sobrepone a la necesidad de que ésta sea derivación ra-zonada de los hechos relevantes a la luz del derecho aplicable.

Apenas aceptado el cargo ante el Tribunal de Enjuiciamiento, solicitamos que se agregaran las constancias de la causa del atentado a los edificios de la Amia y la Daia, que constituían las bases de la acusación, para poderlas tener a la vista, ya que ni usted ni sus letrados estamos legitimados para revisarlas en los tribunales donde se encuentran radicadas.

No obstante lo razonable de ese pedido, que importaba nada menos que posibilitar que hiciéramos su defensa con las constancias fundamentales a la vista, nos fue denegado sosteniéndose de modo claramente arbitrario que debíamos prepararla con los elementos que teníamos.

Al revisar la acusación notamos que se incluían en ella hechos que no le habían sido imputados y, consecuentemente, no se le había permitido formular su descargo en la ocasión del Art. 9º del Reglamento de la Comisión y sobre tal base planteamos la nulidad parcial de esa pieza.

Se formó incidente para analizar nuestro cuestionamiento, pero aclarándosenos, con la firma un solo integrante del jurado, que ello no suspendía el término para formular el descargo, aunque no supiéramos sobre qué hechos debíamos hacerlo.

Ante la gravedad de esa decisión solicitamos se la revie-ra o que se hiciera responsable de ella la mayoría del Jurado legalmente re-querida.
Se nos acaba de notificar, a las 19:15 del día en que se resolvió, que la mayoría de los miembros del Jurado habían decidido negar nuestro pedido.

Ello implica, prácticamente, que cada día transcurrido desde que se asumiera su defensa, hemos debido pedir, y se nos han denegado al siguiente, condiciones indispensables para ejercerla debidamente.

En estas condiciones, continuar ejerciendo los actos formales de esa función importa un mero simulacro que usted no merece y yo no estoy dispuesto a realizar.

Le ruego, en consecuencia, que me excuse de continuar desempeñando el cargo de defensor con el que me distinguiera.

Lo saludo con todo afecto y consideración.

Andres D'Alessio

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