Tendencia global: La siesta es una práctica sagrada dentro de la jornada laboral

La siesta aumenta la productividad y elimina el stress, pero tampoco conviene abusar: entre 10 y 30 minutos es el tiempo que debe durar, según los expertos. Cada vez es mayor el número de compañías que ven en este reparador descanso un medio de potenciar el rendimiento de sus trabajadores. Empresas de USA, Japón y Europa ya permiten a sus empleados dormir la siesta en sillones que han comprado especialmente para el descanso.

Cada vez más empresas son conscientes de que un breve descanso tras la comida beneficia no sólo a los empleados, sino también a la organización.

De hecho, existen varias empresas de origen alemán, italiano y británico que han habilitado salas para que su personal descanse en cómodos sillones. Los beneficios se extienden incluso fuera del terreno laboral: en muchos países se ha comprobado que la mayoría de los accidentes de tráfico se produce entre las dos y las cinco de la tarde.

Aunque cueste creerlo, hasta en Japón se pueden observar varias compañías que han institucionalizado la siesta como una práctica sagrada dentro de la jornada laboral, pues han llegado a la conclusión de que incrementa la productividad de sus trabajadores una media de un 30%. Pero lo mejor viene para determinadas profesiones -periodistas, publicitarios, creadores en general-, ya que este descanso para el cerebro estimula fuertemente la creatividad y la capacidad de resolver problemas más fácilmente.

Naturalmente, la siesta también está pegando fuerte en USA. Allí, de acuerdo a información de Baquía hay un doctor llamado James Maas que lleva más de cinco años asesorando a las empresas norteamericanas sobre los beneficios de la pausa mediterránea. Y éstas hacen caso: en las oficinas de Levi Strauss, Ben & Jerry o Mac World Magazine existen los nap lounges, salones en penumbra y con mullidos sillones donde los empleados pueden recargar las pilas en oscura complicidad con sus jefes. En fin, aunque en USA -y en no pocos lugares- la siesta aún está mal vista, estigmatizada como cosa de vagos, parece claro que sus beneficios son indudables.

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