Fernández intenta relativizar las críticas de Lavagna, mientras la CGT anuncia un encuentro con K por más aumentos

El ministro del Interior, Aníbal Fernández intentó bajar el tono a las críticas que realizó el ministro de Economía a quienes impulsan un "populismo setentista" en materia económica y aseguró que se trata de "declaraciones del ministro y en algún sentido coinciden con el pensamiento del Gobierno". "Nunca puede haber una disputa entre el ministro y el Presidente (Néstor Kirchner), porque cada vez que se lleva adelante una política económica es porque fue aprobada por Kirchner", dijo el ministro, mientras que la CGT dejaba trascender que, a la vez que el ministro de Economía desacreditaba los aumentos de sueldo en un acto por el aniversario de la DAIA, Néstor Kirchner hablaba telefónicamente con Moyano para llegar a un acuerdo salarial. El futuro de Lavagna en Economía pende de un hilo, pero parece que el ministro dará algunas batallas.

El ministro del Interior, Aníbal Fernández, aseguró que las críticas realizadas por el ministro Roberto Lavagna "en algún sentido coinciden con el pensamiento del Gobierno".

El titular de Economía había cuestionado a quienes impulsan medidas similares a las que hubo en los años setenta. Por ello, en un intento de relativizar la disputa, Fernández salió al cruce.

"Nunca puede haber una disputa entre el ministro y el Presidente (Néstor Kirchner), porque cada vez que se lleva adelante una política económica es porque fue aprobada por Kirchner".

Con sus declaraciones, Lavagna defendió la aplicación de una política fiscal ortodoxa, de control estricto del gasto público.

Acercándose a la postura del titular de la cartera económica, Fernández afirmó que "no se pueden repartir beneficios sin riquezas. Kirchner evalúa los casos, es una análisis de Lavagna, y no es para ofenderse". Y agregó: "El Presidente no está estancado en una década y tiene mucho para hacer".

Sin embargo, la CGT dejó trascender que el presidente Kirchner podría convocar en los próximos días al Consejo del Salario para discutir aumentos.

Resulta que fuentes gremiales revelaron que, mientras el ministro de Economía desacreditaba los aumentos de sueldo en un acto por el aniversario de la DAIA, Kirchner hablaba telefónicamente con Moyano para llegar a un acuerdo salarial.

El Presidente, según los mismos portavoces, le habría informado al secretario general de la CGT que en una semana se anunciará si el Gobierno convocará o no al Consejo del Empleo, el Salario y la Productividad.

Por otra parte, los llamados "Gordos" de la CGT se reunían en el Sindicato de la Sanidad para llevar una postura única frente a un posible encuentro con Moyano, según se informó hoy en el diario La Nación.

Si bien la convocatoria al Consejo del Salario Mínimo no implica un aumento inmediato, sería una señal clara del Gobierno de impulsar aumentos en los ingresos.

Los gremios piden un piso salarial de $630 de mínimo y un incremento en las asignaciones familiares.

Según trascendió en la misma comunicación, Moyano se habría quejado ante el Presidente por la negativa del Gobierno a un próximo aumento, en alusión a la postura de Lavagna, pero las fuentes sindicales enfatizaron que el mandatario interrumpió: "Las decisiones políticas las tomo yo".

* Las declaraciones de Lavagna

En un contexto de temor por el futuro de las finanzas públicas, ciertas dudas sobre su continuidad y crecientes protestas sindicales, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, advirtió ayer que deben desecharse las presiones populistas para subir el gasto.

"Está lo que uno puede llamar populismo setentista, cuyo razonamiento es ´bueno, ahora viene el momento del crédito fácil, del subsidio, de la expansión del gasto público, del aumento de las remuneraciones, ahora viene el momento de dar más y más rápido a todo el mundo´", se quejó el ministro en un discurso que pronunció en el acto por el 70° aniversario de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), en el hotel Alvear Palace.

Según dijo, los riesgos son claros: "Posibilidades de una aceleración inflacionaria, de querer repartir lo que no se produjo y lo que no se tiene".

Según los medios, el mensaje tendría dos destinatarios: hacia dentro del Gobierno, donde algunos sectores impulsan un aumento generalizado de salarios y jubilaciones por decreto, y hacia afuera, por las fuertes presiones gremiales de los sindicatos para incrementar las remuneraciones.

El ministro se siente parcialmente aliviado porque se destrabó el canje -que se concretará entre mañana y el viernes- y la postergación de vencimientos por más de US$1000 millones que el Fondo Monetario Internacional (FMI) votará mañana.

Sin embargo, existe temor por el fallo de la Corte Suprema (que hoy convalidaría el reajuste de jubilaciones por una suma cercana a $10.000 millones) y un fuerte enojo por las operaciones internas en su contra, que en los últimos días lo llevaron a analizar su continuidad en el cargo.

Además, en Hacienda consideran que es necesario un mayor apoyo político para acordar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que el principal escollo en la negociación gira en torno de la renegociación de los contratos de los servicios públicos privatizados. "Este ministerio impulsó dos veces decretos que impulsaban aumentos de tarifas, pero hasta ahora no hay ningún resultado", se quejó una calificada fuente de la cartera económica.

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